En estos días, como todos los años, he disfrutado escuchando el murmullo en las calles de los chiquillos, la mayoría ilusionados, contentos de volver a las clases, los amigos…
Sirva esa conmemoración de la derrota para reflexionar sobre nuestro presente y nuestro futuro, porque si bien no hay, que se sepa, cien mil hijos de San Luis dispuestos a invadirnos por la fuerza de los cañones
Hoy se va a votar y, por cierto, ya que en muchos colegios electorales han puesto aire acondicionado podrían, ya puestos, hacer el esfuerzo para la climatización de esos espacios educativos
Da igual que la economía vaya bien, más empleo que nunca, que hayan subido los salarios, que las pensiones suban como es debido, da igual todo eso porque no se vota por el interés, se votan emociones
La inmensa mayoría silenciosa, esa aplastante superioridad intelectual callada e ignorada, lo es precisamente por la minoría gritona, faltona y que busca en lo superficial su triunfo
Esa incapacidad para ponernos en el lugar del otro y verbalizar nuestras emociones es un déficit que con el devenir de nuestros días se puede transformar en algo patológico