Hace un par de semanas, en estas mismas páginas, comenté la noticia sobre el desbloqueo de los terrenos en los que se producirá la construcción del futuro hospital de Cádiz. Ya sé que está feo eso de autocitarse, pero no me queda más remedio que hacerlo porque, en ese artículo, cometí un error en la previsión que hice sobre los plazos que restaban hasta que dicho equipamiento pudiera ser inaugurado y puesto al servicio de la ciudadanía. Hablé de que los pesimistas esperaban unos diez años para que todo eso sucediera. Me equivoqué, o se equivocaron los pesimistas, la propia Junta de Andalucía ha cifrado en doce años el tiempo que resta. Doce años a los que si les añadimos los veinte que llevamos de anuncio y que una vez dicho por la Junta el que queden doce más suena a cálculo realizado a “ojo de buen cubero”, me da a mí, y esto sería un nuevo pronóstico, que se demorará más aún que esos doce años. De momento se ha comenzado con una polémica estúpida sobre si los suelos al final son gratis o no. Digo que es estúpida por que si hasta hace unas semanas costaban, iban a costarle a la Junta o al Ayuntamiento, unos doce millones de euros y ahora no les va a costar nada, cualquiera persona, aunque no esté muy familiarizada con la lógica condicional, podría descubrir que: si antes costaba doce millones y lo pagaba la Junta o el Ayuntamiento, y ahora no les va a cobrar nada por esos suelos, la conclusión es que es gratis. De cajón de madera.
Me malicio yo que la falsa polémica viene determinada porque no se esperaban esta situación y ahora se ven forzados a ponerse manos a la obra, nunca mejor dicho, aunque sea a regañadientes. Antonio Sanz, el todocampista del Partido Popular en la provincia de Cádiz, de la que es el auténtico líder, dice que el hospital es “imparable”, pero, por otra parte, la consejera del ramo no concreta medidas presupuestarias para el año que viene. Todo bien orquestado para seguir dilatando la cuestión. Eso es lo importante, no lo de las plusvalías sobre los terrenos del actual recinto hospitalario en plana avenida de la ciudad. Pues esos aprovechamientos tendrán que ser para los propietarios, o para los que sea, pero desde luego, mal comienza la Junta de Andalucía en poner excusas para dilatar el proceso que culminaría en algo que, visto lo visto, no tiene la consideración de prioritario para ellos.
Y es que en Cádiz, no sé si en otras provincias, cuesta mucho que salgan proyectos de calado –recuerden lo que tardó el segundo puente, por ejemplo–. Incluso las cuestiones que son de perogrullo, como pueda ser la adscripción de Valcárcel a la Universidad para situar en ese lugar una facultad en condiciones, parece que se ha ido al traste dada la escasa diligencia del actual Rector, al cual da la impresión que le importa poco hacer el ridículo anunciando a bombo y platillo que el edifico tendrá, como uso una facultad de farmacia para unos sesenta alumnos, mientras tenemos en Puerto Real unas instalaciones de Ciencias de la Educación, con varias carreras en su seno, que es un auténtico desastre, una porquería. En este caso a la Junta, al Partido Popular no sé qué les pasa con este tema que no quiere ni oír hablar de él. Dos proyectos buenos para la ciudad, necesarios, justos y largamente deseados, se duermen, se obvian... ¿Por qué? ¿Cuál es el motivo? No argumenten el económico dada la comparación con otros equipamientos equivalentes en otras provincias… No sé, sinceramente pudiera ser solo por llevar la contraria, amen de que, y creo que por ahí van las cosas, que siendo dos equipamientos públicos no están en consonancia con la llamada hoja de ruta de los intereses ¿bastardos? de estos políticos: Por una parte, tienen que salvar sus políticas de privatización de la sanidad, ¿para qué un hospital nuevo en Cádiz si lo que queremos es potenciar a los centros privados? Y, con lo de Valcárcel, son demasiados los rumores que apuntan a la instalación en breve tiempo de una Universidad Privada en nuestra provincia ¿Para qué tener buenos centros universitarios públicos si lo que queremos es privatizar y, por tanto, restringir la formación a los más pudientes y de camino hacer negocio entre colegas?
Es eso. De lo contrario, podría pensar que se han vuelto locos. Parece que, como muchas veces pienso, que Cádiz está condenada a ser un parque temático para que lo disfruten otros, que los que vivimos aquí somos los rehenes de esa idea.