–¡Ha sido el Nazareno!
–¡Milagro, milagro!
–¡Gracias, alcalde perpetuo!
Esos han sido los comentarios de muchos gaditanos –los gaditanos católicos más cafeteros–, cuando esta semana se produjo el advenimiento de la Ministra de Hacienda para anunciar, “urbi et orbi”, la buena nueva: El Gobierno de la Nación ha decidido que se ceda, de manera gratuita, el solar donde se encontraban las instalaciones de la empresa CASA para la construcción por la Junta de Andalucía del deseado nuevo hospital de Cádiz. Todo un milagro que no puede ser sino obra del Altísimo, habida cuenta que hasta hace unos días los terrenos propiedad de la Zona Franca eran de imposible enajenación y por los que se solicitaban doce millones de euros. La cuestión era que no se podía “regalar” patrimonio, es algo que no admiten las leyes, pero ¿quién se puede oponer a la intervención divina?
Muchos se preguntan cómo se produjo esa actuación del “greñúo” de Santa María. Fácil: La semana pasada, además de que a la figura mítica de la Semana Santa gaditana le dieran unos paseos por distintos barrios de Cádiz, se conoce que, como a todo quisqui, al Nazareno le tocó visita a la Residencia –se desconoce si ha esperado mucho tiempo en la lista de espera por que últimamente la cosa esta disparatada: un año para un TAC y así todo...– y, por lo que decían algunos vecinos allí apostados y pedirle que obrara el milagro y le agilizaran la consulta con el de dermatología, o un TAC, o que durara menos de un día una visita a urgencia, el Nazareno vio la situación de caos del centro hospitalario y, en un alarde de omnipotencia, se le apareció a la Ministra para que esta cediese el terreno y así Juanmaloharía no tenga más excusas para no construir el complejo sanitario –que ya les digo yo que si por él fuera no lo levantaría–.
¡Ha tenido que ir de visita a Residencia el Nazareno para que se arregle el entuerto!
Ahora queda por hacer efectiva la cesión –ya veremos sus clausulas, quién se lleva las plusvalías del centro actual, cuáles son las contrapartidas a Zona Franca, al Estado, ya que, efectivamente, gratis, lo que se dice gratis, no es posible. Ya veremos–. Después vendrán más pasos administrativos, burocráticos… y lo más importante, que la Junta de Andalucía presupueste sin dilación ni tacañería los dineros, unos 500 millones de euros, para que se pueda construir y poner en funcionamiento en condiciones óptimas un hospital que debe ser de absoluta referencia en todos los sentidos. Ya veremos. Los más optimistas hablan de cinco años para que todo esto suceda; los más pesimistas –o realistas– dicen que diez; incluso hay quienes piensan que se pondrán pretextos de todo tipo para no hacerlo o hacer un hospital que no cumpla las expectativas que tantas veces nos vendieron –menos mal que los cofrades volverán a pedirle el milagro al Nazareno y este lo impedirá–.
Ya no hay excusas, si Juanmaloharía no se da por aludido y de manera rápida –presupuestos 2026– no tendremos más remedio que afearlo en votos en las próximas elecciones andaluzas, aunque mientras sí, mientras no, tendría todo el sentido que el actual hospital, la Residencia, esté al 100% y no, como ahora, con plantas enteras cerradas, con citas para pruebas diagnósticas que tardan toda una enfermedad, con enfermeras contratadas casi por días, con un Hospital San Carlos en San Fernando que a base de ir cerrando plantas y servicios, eliminar profesionales y obviar la potencialidad del centro, lo han ido convirtiendo casi en una “Casa de Socorro”.
Sabemos que el modelo de Juanmaloharía es otro, el de hacer inviable la sanidad pública –nos lo anunció en una entrevista– y, por tanto, apostar, tal y como lo está haciendo por la sanidad privada, con el falso, lamentable e interesado argumento de que a la gente le da igual si es público o privado, lo que quiere es que lo atiendan –entonces ¿por qué desmantela la pública?, ¿por qué la hace ineficaz e ineficiente?
Bueno, ya llegará el momento, hoy solo quería hacer mención al supuesto milagro del Nazareno. Esperemos que haya y el nuevo hospital pueda ser visto y, cuando sea necesario, utilizado por la mayoría de los gaditanos. Entonces podremos decir: Juanmalohizo, Monteroloposibilitó y el Nazareno les obligó.


