Como os podéis imaginar, con el título de esta columna no estoy haciendo un llamamiento al desahogo sexual, ni mucho menos, aunque bien pensado, no hay nada mejor para un domingo como el de hoy, un 23 de julio de 2023, que darle gusto al cuerpo, un día que puede ser muy intenso al final de la jornada y ¡quién sabe! igual mañana o ni tenemos ganas por falta de un estímulo positivo adecuado o, más al contrario, de tanta excitación encontrada por otros medios, ni nos lo planteamos. Por tanto, ni que decir tiene, no estoy utilizando un imperativo que ordene ningún acto ya sea compartido en cópula o más relacionado con las prácticas de Onán; si así lo fuera hubiera utilizado el más normativo “Córranse”. Evidentemente, esto es muy viejo, y en el título me estoy refiriendo a la empresa pública de Correos que, sorpresivamente, por mor de su necesaria participación en cualquier proceso electoral y porque los partidos reaccionarios la han utilizado al más puro estilo Trump o Bolsonarista, se ha convertido en la estrella inesperada de estas elecciones generales.
Como consigna, en el manual de la extrema derecha desde hace varios años, varios son los elementos que desarrollan en sus campañas electorales: deslegitimación/deshumanización del contrario, no desgranar sus programas más allá de unas cuantas ideas generales, lanzar bulos alucinantes o mentiras que, aunque fácilmente comprobables, surten efectos en el electorado más propenso a dar por buena cualquier simpleza, precisamente por eso: por lo simple y por lo burdo. Pero ¿y si falla todo eso y no consiguen sus objetivos? Fácil, ya lo sabemos, preparar el terreno en la propia campaña o antes, poniendo sobre la mesa un supuesto fraude electoral, un pucherazo. Lógicamente no sobre hechos ciertos, se trata de una medida preventiva. Lo hizo Trump, lo hizo Bolsonaro, lo hizo Meloni, y si lo hacen todos estos ¿porqué no se iba a hacer en España? No es la primera vez, aunque en esta ocasión se ha hecho de la manera más indecorosa.
Decir que el gobierno estaba preparando un fraude electoral a través de la imposibilidad del ejercicio del derecho al sufragio a través de supuestas órdenes de los directivos de Correos a sus trabajadores, es simplemente una vomitiva estrategia de campaña, una bofetada a la democracia, un bulo con tan mala intención que descalifica a los promotores y divulgadores del mismo. Como era de esperar la cosa ha ido con la normalidad de siempre y se ha votado más que nunca por este procedimiento, cosa lógica por ser periodo de vacaciones. Desde el mismo día en que disolvieron las Cortes, se anunció la contratación de más de 30.000 personas como refuerzo necesario para tan enorme tarea y todos han estado haciendo su trabajo con mucho esfuerzo, dedicación y eficacia.
Ha sido curioso como la institución se ha tenido que ir defendiendo diariamente del bulo ofreciendo datos de número de votos entregados, repartidos en domicilio…y cada dato, evidentemente, era un buen puñetazo en la cara de esos malvados propagadores de insidias. En definitiva, hoy es un buen día para felicitar a todos los empleados de Correos por el trabajo bien hecho. Hoy se va a votar y, por cierto, ya que en muchos colegios electorales han puesto aire acondicionado podrían, ya puestos, hacer el esfuerzo para la climatización de esos espacios educativos que de esta manera estarían siempre calentitos en invierno y fresquitos en verano que, aunque los pequeños no votan, también pasan frío y calor.
Por lo demás, espero que la jornada sea tranquila que se llenen las urnas como nunca y que aquellos que quieren basar nuestra vida en el odio, la mentira, el resentimiento y el atraso, mañana no tengan ganas de eso que decía al principio de esta columna, pero del disgusto que se lleven.
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