Dos artículos, un peligro

Creo que podríamos concluir entre todos que la capacidad de ser capilares en la difusión es su principal característica, el empleo de internet y más específicamente de las redes sociales, de las más conocidas y de las que no son tan conocidas

Imagen de las protestas en Ferraz.
Imagen de las protestas en Ferraz.

En estos días me han llamado la atención un par de reportajes que han publicado los dos grandes medios de comunicación escrita en España. En uno, publicado en El Mundo, nos informan del estudio realizado por el historiador Peter Turchin, en el cual nos hace, como es habitual en el autor del libro “Final de partida. Élites, contraélites y el camino a la desintegración política”, una especie de profecía, que él trata de justificar a través de una teoría científica sobre la historia según la cual el estudio de los hechos históricos combinados con una buena dosis de estadística -una estadística bien administrada nos vale para casi todo-, nos da una fotografía del futuro; esa profecía que, envuelta en ese manto de autenticidad, nos avisa de una inminente guerra civil en los Estados Unidos y, quizás por eso sale en El Mundo, posteriormente una guerra civil en España.

Los motivos para cada conflagración son expuestos por el historiador poniendo en nuestro país como causa principal, adivinen: el separatismo. Su tesis, o, mejor dicho, la tesis editorial del periódico que publica estas predicciones, es que las pulsiones independentistas en Cataluña y País Vasco van a ir en aumento en su conflicto con el Estado al punto de que originará un enfrentamiento armado con tintes guerracivilistas. Bueno, el conocimiento que tiene el señor Turchin de nuestro país no lo dudo, seguramente será alto, tanto como para conocer que, efectivamente, en distintas zonas geográficas del Estado, hay amplios sectores de la población que aspiran a independizarse de España. Pero, desde mi punto de vista, eso no es noticia, ni es novedad.

En Europa, la pluralidad de pueblos e identidades es algo connatural a la propia existencia del continente: Córcega, Escocia, el norte de Italia, Irlanda del Norte…por no comentar los procesos que en los últimos treinta años han conseguido, con éxito, sus objetivos secesionistas: La antigua Yugoslavia, Chequia y Eslovaquia, todas las repúblicas exsoviéticas… La novedad es que el autor eleva su apuesta a que ese será motivo de una confrontación en nuestro país, precisamente al modo yugoslavo. Sin embargo, el problema bélico que pronostica para los Estados Unidos tiene más que ver con la intolerancia racial, la inmigración y, en general, un pulso llevado al límite entre eso que se llama el hombre blanco, heterosexual, cristiano, ultraconservador, y por otro la américa multicultural, feminista, queer y liberal.

El otro reportaje que quiero destacar es el aparecido en El País firmado por Nacho Carretero y Arturo Lezcano, en el que nos alerta de la nueva ola de la ultraderecha en Europa que defiende pasar del activismo político, o mejor, combinar la participación política en la democracia que pretenden derribar, con la acción terrorista.

Nos exponen como desde hace años existe esa corriente que, aunque en el artículo señala como su fecha de epifanía la del atentado del ultra Breivik que en 2011 asesinó a 77 personas, la mayor parte de ella en un campamento de las juventudes socialistas noruegas, creo que si analizásemos, por ejemplo, la historia de Italia en las décadas de los 80 y 90, convendríamos que el instinto asesino de la ultraderecha viene de antes, pero ¿qué es lo que ha cambiado para que ahora ese peligro latente y real sea objeto de estudio y de una preocupación más que evidente de los estados y de los cuerpos de seguridad de los mismos? Creo que podríamos concluir entre todos que la capacidad de ser capilares en la difusión es su principal característica, el empleo de internet y más específicamente de las redes sociales, de las más conocidas y de las que no son tan conocidas, pero utilizadas con eficacia por estos grupos o individuos, los cuales se adoctrinan de las mismas formas y con las mismas herramientas que los yihadistas, las mismas.

El panorama en España ha sido objeto de amplia literatura en los últimos años. Destaco dos publicaciones que nos muestran, con bastante detalle e información, cual y como está el mundo del radicalismo ultra en España; uno es el escrito por Miguel Ramos “De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el estado español”, y el segundo “VOX S.A. El negocio del patriotismo español”, cuyo autor es Miguel González.

No soy Turchin, ni pretendo serlo, poco más que un analista de pueblo, pero sin que me pueda apoyar en datos, sí que percibo en el ambiente un cierto interés de demasiada gente en este país en, apoyando a los del segundo artículo, que se justifique con los del primero, una situación complicada para nuestro país. Espero que el señor Turchin se equivoque, como todo buen visionario, y que no se tengan que escribir artículos como el de Carretero, fundamentalmente porque no sea necesario.

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