Leyendo la opinión de Carlos Piedras en este mismo medio, no puedo sino soltar una leve carcajada. Carlos tiene toda la razón y estoy seguro de que las cifras dadas por la alcaldesa en Fitur no sólo son peligrosas para cualquier visitante que quiera disfrutar de Jerez respetando los límites de velocidad y el criterio de la DGT, sino que, broma aparte, ponen de manifiesto la torpeza —quiero pensar que inocente— de no promocionar a Jerez como destino por sí mismo.
Pero la circunstancia no es nueva. Recordemos que la anterior edición de Fitur, Jerez ya torpeó promocionándose en un folleto turístico vinculando la oferta ecuestre con la imagen de una playa de la provincia. Si bien es interesante que se ofrezca una oferta turística en paralelo a la propia visita de nuestra ciudad, enriqueciéndose con la oferta de nuestro entorno, este no debe ser el móvil por el cual debe pasar la promoción turística de Jerez.
El Ayuntamiento tiene que abogar de una vez por todas por la promoción de Jerez en todas sus facetas y no solo en la “tríada jerezanísima” del vino, el flamenco y el caballo —que también, pero en este caso con innovación y originalidad, no basta con repetirlo como coletilla al uso—. Jerez tiene que abrir horizontes, explorar oportunidades y poner en valor un potencial que tiene abandonado y cuyo interés sigue dando titulares más cercanos a la ficción que a la propia realidad. Hablo del patrimonio histórico-artístico de la ciudad, de la revitalización de su casco histórico y de la redinamización de este, que sólo puede pasar por su rehabilitación y su repoblación progresiva bajo unos parámetros urbanísticos y turísticos adecuados a su singular entorno.
Por eso, es más importante que nunca que el gobierno local asuma con responsabilidad su tarea de dar respuestas a la necesidad que tiene el casco histórico de ser el principal atractivo turístico de Jerez. Potenciar nuestra ciudad como destino turístico cultural —sumando a la ya existente, una oferta nueva y fresca, de actividades lúdicas y artísticas cuya baza sea la originalidad— y fundamentalmente como destino sostenible frente a la masificación turística que en los últimos años han sufrido hasta los principales destinos turísticos de nuestra tierra.
En ese papel —y ahí me permito la licencia de barrer para casa—, encajaría de perlas el proyecto que desde IU presentamos hace ya casi dos años: Tierras de Sidueña. Un parque cultural metropolitano cuya pretensión es unir Jerez con El Puerto —muy acorde con la actual campaña de Jerez-El Puerto en 10 minutos de ambos consistorios— mediante un interland alrededor de la Sierra de San Cristóbal, entre el Pago de Sidueña y el Rancho de la Bola, que aúne la educación ambiental con la conservación de nuestro patrimonio y la creación de empleo derivado que su existencia conllevaría en el marco de revitalización de toda la zona ribereña de nuestro río Guadalete.
Es por eso mismo que desde IU llevaremos al pleno municipal y al pleno de la Diputación de Cádiz el apoyo a esta iniciativa de la que se han hecho eco numerosos colectivos y personas a título particular. Soñar es gratis. Hacer los sueños realidad, no tanto. Afortunadamente, en el marco de los fondos de la ITI, la iniciativa no solo es posible sino que es más que viable en un Jerez que se sitúa a la cabeza en las cifras de desempleo y que está más necesitado que nunca de proyectos para volvernos a situar en el mapa.
Para que Jerez no sea un lugar de paso, sino un lugar donde pasear, contemplando nuestro pasado a través de nuestro patrimonio, con la tarea pendiente de ponerlo en valor, y caminando hacia el futuro. ¡Fíte túr! ¿Acaso pedimos tanto? ¡Pongamos a Jerez de una vez por todas en el centro del tablero! En esa tarea, el Ayuntamiento tiene que apostar por intramuros y por su entorno rural como factores de dinamización de su oferta turística. Aprovechemos lugares como Fitur para dar prueba de ello.
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