Criar gorriones

Probablemente el pájaro urbano más abundante, está decayendo estrepitosamente en sus poblaciones, debido a la exclusión de nuestro día a día

07 de mayo de 2025 a las 13:30h
Un gorrión en una imagen de la Junta de Andalucía.
Un gorrión en una imagen de la Junta de Andalucía.

Un gurriato, sin apenas plumón, con más boca que cabeza, en una fría y gris acera espera a su madre que le alimente, a un viandante con sensibilidad lo recoja, lo reponga de su nido caído o lo crie a palillo con papilla y sin leche, o a un gato doméstico callejero o de escape matinal, para complemento proteico de su dieta bajo su instinto natural.

Una vez criado, tras volar adaptándose a la libertad, buscar pareja para nidificar en algún recoveco o grieta en fachada de edificio, salida de combustión de termos de gas natural, extractores de cocinas, chimeneas o bajo aparatos de aire acondicionado, ha sido el día a día en nuestro decalustro pasado urbano.

En la actualidad ante la sensibilidad social, se emiten nuevas normas urbanísticas y de jardinería, de obligado cumplimiento, para fomento de la Biodiversidad Urbana, donde se instalan nidos artificiales mediante torres de biodiversidad, tejas levantadas, ladrillos grandes huecos registrables con orificios, pequeñas cestas prefabricadas de cemento bajo voladizos, y cajas de madera y corcho colgadas de ramas, que permiten mejorar la calidad ambiental mediante la cría de estos animales de compañía al aíre libre, que además de dar buena cuenta de las migajas de los desayunos en terrazas, luchan biológicamente contra cucarachas, polillas y moscas que tanto molestan en el hogar.

Probablemente el pájaro urbano más abundante, está decayendo estrepitosamente en sus poblaciones, debido a la exclusión de nuestro día a día. Ruidos, contaminación, podas y fumigación de arbolado en época de cría, especies exóticas e invasoras donde incluyo los gatos siameses - originarios de Siam, Tailandia -, además de las nuevas construcciones de fachadas de cristal y lisas paredes, sin balcones, imposibilitan su correcta reproducción y alimentación.

A nuestros hijos pequeños alguna vez nos hemos dirigido nombrándoles como a las crías o adultos de los gorriones, por la gran cercanía con ellos. Si queremos velar por nuestras generaciones futuras, también incluyamos a los pardales, que nos hacen de guía y de anuncio de lo que nos puede suceder. Antaño el canario en la mina y ahora el gorrión en las calles, pruebas de vida.

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