El problema es cuando cuestiones puntuales, cosas que pueden pasar, se van convirtiendo, poco a poco, en algo cotidiano. Es entonces cuando deberían saltar todas las alarmas, cuando hay tanta saturación que algo que no es normal empieza a ser considerado como tal a base de que ocurre un día sí y otro también.
Estamos hablando de la A-4. Ha sido llegar los días ‘grandes’ de turismo para la provincia de Cádiz y volver a colapsarse, sobre todo en la dirección Sevilla-Cádiz, con trayectos de dos horas de duración hasta Jerez cuando, en condiciones normales, no debería llegarse a una. En realidad, es lo que hay y es lo que se vive entre Cádiz y Sevilla, una zona muy poblada que incide en la Bahía y Jerez y también en los pueblos del sur de Sevilla capital, de Lebrija hasta Dos Hermanas, cada vez que ‘pasa algo’: un accidente, unas obras o, simplemente, la sobrecarga del tráfico por festivo o por inicio período vacacional.
Con todo, no es el único problema de comunicaciones y transporte que sufre la provincia de Cádiz. Sin ir más lejos, este viernes uno de los Alvia procedentes de Madrid llegó de nuevo con más de una hora de retraso o la pérdida de distintas conexiones por parte del aeropuerto de Jerez, cada vez más atrapado, ciertamente, entre Sevilla, Málaga… y en el futuro, Gibraltar. No vamos a decir que Cádiz está incomunicada, pero es un hecho que lleva varios años con problemas de todo tipo sin que nadie haga nada al respecto. Es verdad que la alcaldesa de Jerez y el alcalde de Algeciras (por la A7… otro tema que trae cola) han alzado la voz al respecto muy recientemente, pero se echa en falta una respuesta firme y unánime ante una situación que no debería prolongarse ni un día más en el tiempo.
Tal vez la Diputación debería ser el órgano que canalizase estas reivindicaciones, al fin y al cabo es la corporación provincial, pero, en este momento de polarización extrema en la política nacional, se antoja imposible que los dos grandes municipios gobernados por el PSOE, San Fernando y Chiclana, se sumen a una protesta común, por mucho que sus habitantes –y sus empresas–, como los del resto de la provincia y hasta cierto punto Sevilla, sufran, sobre todo en verano, día sí y día también, este problema…