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Cuando se es joven, uno no sabe nunca dónde acabará en un futuro relativamente lejano. Se nace, se vive la niñez y luego nos metemos en la vorágine de la vida. Cuando aún somos niños, nos creemos inmortales, vivimos en una pequeña burbuja, protegidos, principalmente, por nuestros padres. Entonces solamente pensamos en jugar y nuestro mayor problema es cómo hacer para no ir a la escuela -al menos en mi caso-. Poco a poco, casi sin darnos cuenta, llegamos a la adolescencia. Esa época de la vida en que sufrimos bastantes cambios muy significativos. Luego, ya sabéis, nos subimos a ese tren llamado vida, rutina, trabajo, hipoteca, fiesta, música, amor, lamentos, defunciones y mil cosas más.

Nadie nos advirtió que vivir era tan complicado. La vida no venía con libro de instrucciones y  tenemos que ir improvisando para salir del paso. Algo así pensará el personaje del que les voy hablar seguidamente.

Por motivos personales, suelo ir cada semana, desde hace varios años, a la residencia Lago de Arcos. Allí viven un buen número de personas mayores que son atendidas por magníficos profesionales. Una tarde que me encontraba de visita, me encontré con un tipo muy curioso que atendía al nombre de ‘Kid Betún’. Me contó varias historias de su vida, como suelen hacer muchos abuelos -ellos necesitan que los escuchen-.

Me llamó la atención todo lo que ‘Kid Betún’ -King Betún en ocasiones- me contó, e investigué un poco sobre él. Resulta que tenemos en Arcos de la frontera a una persona que ha tenido una vida de película. El gaditano José Luis Ramos tuvo una infancia muy dura, pero llegó a ser boxeador, compitiendo en los pesos Gallo, Ligero y Pluma. Todo un sueño hecho realidad. Participó en cientos de combates por toda Andalucía. También fue Legionario, vendedor de chucherías, betunero, extra de cine…, y además, se declara admirador de Teófila Martínez -esto último no se lo tendremos en cuenta-.

En el 2004, una chirigota de Cádiz tomó su nombre como homenaje y en el 2006 Raúl Mancilla dirigió un documental sobre su vida.

Quién le iba a decir al gran ‘Kid Betún’, cuando en el cuadrilátero repartía ganchos, crochet y directos a la mandíbula, que iba a estar hoy paseando por los pasillos y jardines de un asilo, con muy buen trato y con unas vistas maravillosas de Arcos, pero asilo al fin y al cabo.

En fin, he aquí mi pequeño homenaje a José Luis Ramos, ‘Kid Betún’. El último artista-limpiabotas de Cádiz.

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