Creando un buen ambiente familiar

Además de un lugar en el que vivir, también nos corresponde a los padres construir un "hogar", en el que nuestros hijos puedan crecer con salud física y mental.

Mercedes Organvides

Docente especializada en Educación Familiar

Una familia contempla las vistas.
Una familia contempla las vistas. MAURI BUHIGAS

Es función de los padres procurar una vivienda digna y adecuada para su familia, en la medida de lo posible. Pero, además de un lugar en el que vivir, también nos corresponde a los padres construir un "hogar", en el que nuestros hijos puedan crecer con salud física y mental. Y destaco la palabra hogar porque no se trata de un espacio, sino de una manera de estar en familia, de convivir, de relacionarnos y, en definitiva, de evolucionar como personas. Es lo que llamamos un buen ambiente familiar. Y la pregunta es: ¿Qué nos puede ayudar  para conseguirlo?

1.- En primer lugar, es evidente que necesitamos tener los medios suficientes para cubrir las necesidades básicas de nuestra familia. Pero no necesitamos tener lujos, ni atiborrar a nuestros hijos con muchas cosas que no los hacen más felices, sino todo lo contrario. Hay padres y madres que trabajan muchas  horas para que sus hijos puedan tener todo lo que piden, olvidando que el mejor regalo que podemos hacerles, es pasar más tiempo de relación con ellos. Y es que los humanos enfocamos nuestra vida en función de nuestro sistema de valores. Y, para crear un buen ambiente familiar, tenemos que priorizar aquellos que son más importantes para que nuestros hijos puedan desarrollarse como personas, de la mejor manera posible. Y para que no acaben buscando fuera lo que no encuentran en casa.

2.- Otra cuestión muy importante es nuestra forma de relacionarnos como pareja, pues tiene mucha influencia en el ambiente  que se vive en casa. En este sentido, la palabra clave es comunicación, ya que los conflictos en la convivencia son inevitables. Pero la diferencia está en cómo los resolvemos o si, por el contrario, dejamos que se enquisten. Y es que hacer de padres nos  permite disfrutar de experiencias preciosas con nuestros hijos.Pero también puede llegar a ser muy  estresante. Por eso tenemos que buscar algún momento del día para estar solos; algún rato de la semana para hacer una actividad agradable juntos. Y , si es posible, un día o un fin de semana de vez en cuando, para relajarnos y  disfrutar. Estas paradas son necesarias para no olvidar que, además de padres, seguimos siendo pareja. Y nos ayudarán a retomar la crianza de nuestros hijos con más serenidad. Y a  evitar que acabemos mezclando cuestiones de  nuestra relación con las que implican el ejercicio de  la paternidad/ maternidad.

3.- Mi madre, que también fue docente durante algunos años, solía decir que los niños tienen tanta energía “porque están nuevos”  y necesitan soltarla de alguna manera. No podemos pretender que estén todo el rato, quietos y en silencio, viendo   la televisión o jugando con las pantallas, porque les perjudica tanto física como psíquicamente. Por eso es importante que realicen actividades físicas en  espacios al aire libre, según  su edad, que pueden ser deportivas o juegos con otros niños. De esta forma, descargaran tensiones y descansaran mejor por las noches, algo fundamental para su crecimiento y para la convivencia familiar.

4.- Otro aspecto a tener en cuenta es la distribución y ocupación de los espacios comunes o individuales. Así como respetar los tiempos en los que necesitamos estar solos o tener algo de intimidad, tanto los padres como los hijos. Muchos conflictos  cotidianos se resuelven mejor cuando tenemos tiempo para relajarnos y reflexionar a solas.

5.-Apagar la televisión y los móviles, cuando estamos  almorzando o cenando, favorece que haya más comunicación entre todos los miembros de la familia.Y a los padres nos permite observar cómo están nuestros hijos en el día a día. Es un buen momento para compartir lo positivo que nos ha ocurrido en el colegio, en el trabajo o a lo largo de la jornada. Los aspectos negativos  es mejor tratarlos  en otro momento distinto, ya que si nos habituamos a discutir en la mesa, todos intentaremos estar en ella el menor tiempo posible.

6.-La familia es un equipo y, para que funcione, papá y  mamá tienen que promover experiencias cotidianas en las que poder compartir tareas domésticas y  ratos de juego o diversión; Las “asambleas familiares” son un buen instrumento  para organizarse, hacer propuestas o informar de las novedades.

7.-Por último, es importante recordar que las familias perfectas no existen, ni los padres perfectos tampoco. Los hijos no vienen con libro  de instrucciones  ni nadie nos prepara para hacer de padres, aunque sea la tarea más difícil del mundo.Pero,hoy en día, tenemos muchas opciones para estar mínimamente informados sobre lo que  puede ayudarles  a crecer sanos. Así podremos darnos cuenta de lo que no está funcionando  o tener la tranquilidad de que vamos por buen camino.Y,sobre todo, aceptar con naturalidad  que no pasa nada por pedir ayuda cuando lo necesitemos.

 

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