'Caso Juan Holgado', un asesinato y dos vidas rotas

Se cumplen 28 años de aquella fatídica madrugada. A la muerte impune de un joven le siguió una familia deshecha por el dolor y por la inoperancia de una sociedad que no supo hacer justicia

Carlos Piedras, nuevo jefe de Edición y Opinión de lavozdelsur.es, en un retrato en la redacción del periódico.

Nací en Madrid, en 1965, aunque llevo exactamente media vida viviendo en Jerez. Soy licenciado en CC de la Información (Periodismo) por la Universidad Complutense. He sido jefe de la sección local del Diario de Jerez y también he trabajado en Información Jerez y el Diario Ya (época de Antena 3). He colaborado con El Mundo, Economía y Empresas, Notodo… Soy socio fundador y colaborador habitual de lavozdelsur.es. Últimamente he publicado el libro ‘Sherry & Brandy 2.0’ y he redactado el guion del documental sobre el vino de Jerez ‘Sherryland’. Todo esto ha hecho que me vaya haciendo una idea aproximada de las cosas… 

El recuerdo a Juan Holgado en Martín Ferrador.
El recuerdo a Juan Holgado en Martín Ferrador. CANDELA NÚÑEZ

Conocí a Juan Holgado. A ver... charlé con él un momento tres o cuatro de las veces que fui a la gasolinera de Martín Ferrador porque yo trabajaba al lado, en la calle Córdoba, donde estaba antiguamente Información Jerez. Incluso, unos meses antes de su muerte, me fui a vivir cerca, por las Torres de Córdoba. No tenía coche, pero le conocía de pasarme alguna vez por allí a comprar algo a la tienda de la estación de servicio, seguramente a deshoras. Los horarios de los periódicos, los horarios de alguien joven que vive solo. Juan era un chaval correcto... no recuerdo haber hablado con él de nada en especial, nada más allá del "qué frío hace hoy" o similar. Ninguna broma, ninguna anécdota... Buenas, buenas, hasta luego, hasta luego.

Veintiocho años ya de aquello. Qué pena decir "aquello", en todos los aspectos. Me enteré del asesinato por la mañana, en la redacción. "No caigo". "Sí, hombre, sí, el chico ese de la gasolinera, más bien fuerte, veintitantos". Sí. Ese. Luego conocí a Paco, a su padre. En realidad lo trataban los compañeros que hacían sucesos, como Manolo Moure u Óskar Martín, o Pepe Padilla y Pedro Ingelmo, de otros medios, pero cuando nos veíamos por la calle nos saludábamos. Con el tiempo fuimos dejando de hacerlo, aunque durante años me seguí cruzando con él y, muchas veces, su bicicleta. Él ya era Padre Coraje, se lo puso José Contreras en un reportaje, pedazo de titular en El Mundo y vuelta del tema a primera línea. Del periplo de Paco por los bajos fondos nunca supe nada que no sea de dominio público. La broma de "la preguntita" en los bares después de la serie... el paripé de reabrir el caso ya pasados los veinte años para 'adjudicarle' el marrón a alguien fallecido. Una tras otra.

Nunca crucé una palabra con Antonia, la madre de Juan. También la veía de vez en cuando por el centro, siempre enlutada, una presencia lorquiana. En realidad, miento, como tanta gente en este tema. Hablé con Antonia una vez en el médico, en el especialista. Le di las buenas tardes y le pregunté que cómo estaba. Qué preguntas... 

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