Una caseta en una edición de la Feria del Caballo anterior a la pandemia.
Una caseta en una edición de la Feria del Caballo anterior a la pandemia.

Hace tres días se inició el plazo para presentar las solicitudes de instalación de casetas en el recinto de la Feria del Caballo 2020. Los interesados tienen un mes para cumplir con este requisito.

Lo habitual es que las casetas queden ubicadas en el mismo lugar que la edición anterior salvo casos puntuales de cambios de lugar por desistimientos y por nuevas solicitudes. Hace algunos años atrás también se producían cambios a mejores lugares por premiar a las casetas que cumplían con exquisitez la ordenanza municipal reguladora de esta celebración, y también se castigaban e incluso se expulsaban a casetas que incumplían dicha ordenanza, aplicándoles el régimen sancionador que contiene la propia norma local.

Una vez presentada la documentación por los interesados, la Delegación Municipal de Fiestas tiene al menos un par de meses para estudiar todas las solicitudes y proceder a presentar una propuesta a la junta de gobierno local de adjudicación y ubicación de las casetas acompañado de un informe técnico de valoración.

Lo que viene después ya es de todos conocidos y empezamos por los incumplimientos más graves:

  1. Deficiencias graves en la presentación de las propuestas de diseño de la caseta, no incluyendo fachada, alzados, interior, porche y planta de distribución. En el caso de que la caseta esté ubicada en una esquina deberán adjuntarse los proyectos decorativos de ambas fachadas. (Se presentan muchos croquis a mano calamitosos).
  2. La gran mayoría no cumplen el mínimo con respecto al ornato, armonía, uniformidad y cuidado del diseño de la parte frontal del cerramiento de la caseta en su línea de fachada, utilizándose para ello materiales y elementos arquitectónicos con una tipología basada en construcciones tradicionales de la zona en la que predomine el hueco sobre el macizo.
  3. La ambientación musical ha pasado de las bulerías, sevillanas, rumbas y de nuevas tendencias aflamencadas a una pura discoteca amenizada por Dj (disc-jockey) con potentes equipos de sonido.

Me paro aquí porque si no esta columna sería un templo y en conclusión estamos viendo como una esplendorosa Feria del Caballo ya se ha convertido en una verbena popular con precios desorbitados. Y todo, porque la gente ha visto en esta fiesta una fuente de ingresos a costa de no gastar ni un euro en la mejora de la casetas, las que antes daban un caché y protagonismo a nuestra perdida Feria.

Basta solo un ejemplo. Salvo excepciones, todo el Paseo de Las Palmeras es un páramo de casetas bajas llenas de chapas de madera fina en forma de triángulos, rectángulos y muchas cortinas. De los demás paseos ni hablemos: hay casetas que “aparecen” en 5 horas cuando antes la que menos tardaba en montarse llevaba mínimo dos días de trabajo.

En definitiva, señor concejal de Fiestas, don Rubén Pérez, siga usted leyendo mis consejos y sea el delegado que invierta la caída al vacío de nuestra Verbena de Mayo actual y que empiece a subir la curva hacia nuestra Feria del Caballo de hace dos lustros.

Esta vez mi moneda se queda suspendida en el aire a la espera de la segunda y tercera parte de este relato el próximo jueves 26 de diciembre y 2 de enero.

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