Andalucismo en el radar electoral: viabilidad y desafíos en las urnas

La estocada final de Adelante Andalucía, permitiéndome la analogía taurina, llegó con las elecciones generales al Congreso, Senado y Gobierno de España

Mitin reciente de la fuerza del andalucismo de la tercera ola, Adelante Andalucía.
Mitin reciente de la fuerza del andalucismo de la tercera ola, Adelante Andalucía. MANU GARCÍA

Los éxitos electorales de la llamada tercera ola andalucista son escasos. A pesar de que los diputados obtenidos por la formación Adelante Andalucía (AA) en las elecciones al Parlamento Andaluz parecieron vislumbrar un emergente resurgir del voto andalucista, elecciones posteriores relegaron a la coalición de la corriente del sector anticapitalista de Podemos y a los andalucistas de izquierda a una posición de irrelevancia en la formación de gobiernos municipales en los Ayuntamientos Andaluces.

En la formación de Andalucía por Sí (AxSÍ), ya sea en cualquiera de sus coaliciones con partidos locales o con partidos estatales como Más País, ya sea bajo la denominación de "Andaluces Levantaos" o bien en las elecciones municipales más recientes bajo la simple denominación de "Andalucistas", los resultados, salvo honrosas excepciones (provincia de Sevilla), han sido discretos. Han llegado incluso a perder la Alcaldía de varios ayuntamientos y posiciones de poder en el reparto de sillones en las Diputaciones.

La estocada final, permitiéndome la analogía taurina, llegó con las elecciones generales al Congreso, Senado y Gobierno de España. El andalucismo de la nueva tercera ola de AA optó por presentar su candidatura exclusivamente en la circunscripción de Cádiz, a pesar de que ciertas encuestas, que más que encuestas me atrevería a llamar "publi_encuestas" debido a su falta de rigor metodológico y transparencia, en los días previos a las votaciones sugerían que la ex Secretaria General del Partido Andalucista y ex Senadora por designación autonómica del Grupo Parlamentario Podemos podría asegurar un escaño en Cortés, lo que, sin duda, habría insuflado aliento al movimiento político andalucista, al menos en términos de visibilidad. Sin embargo, estas expectativas positivas no se materializaron y los resultados resultaron más que discretos, decepcionantes.

Dentro del ámbito de la socialdemocracia andalucista de AxSí, tras una agotadora contienda contra las circunstancias en las elecciones autonómicas, en las que el candidato Modesto González no logró conquistar un asiento para la formación o coalición (a estas alturas, las denominaciones del partido ya han generado cierta confusión), los paupérrimos resultados inexorablemente propiciaron un profundo análisis organizativo.

Este proceso de reflexión llevó al partido a dirigir sus esfuerzos hacia el ámbito municipal, convirtiendo la dimensión localista en el pilar central de su estrategia política. Esta táctica, por ende, requiere un enfoque táctico  que resuene e identifique la organización con los votantes locales, quienes difieren tanto en lo político como en lo cultural del habitante urbano de la gran ciudad. Además, para esta orientación organizativa resulta esencial una asignación estratégica de los recursos encaminándolos al objetivo claramente definido de asegurar la representación institucional en los Pueblos Andaluces.

En este escenario, la fracción andalucista que se autodenomina "moderada", según las voces de sus portavoces, ha tomado la decisión de mantenerse al margen de las elecciones generales, optando por no presentar  candidatura andalucista. Esta situación marca un contraste con las elecciones generales pasadas, como por ejemplo en los comicios al Congreso y al Senado en 2019, cuando AxSí participó en ambas instancias de manera consecutiva, incluso con recursos limitados, o mejor dicho, con un presupuesto de cero euros.

Tras este breve repaso de las organizaciones andalucistas y después de intentar asimilar los acontecimientos, el eco de la ausencia de la voz política andaluza en las Cortes de España, parafraseándolo en términos populares, la omisión de Andalucía en "el reparto", desencadenó un acalorado debate ‘Andalûh’ en el dominio público preferido de esta tercera ola andalucista: Twitter.

 Más allá de los confines de los usuarios de Twitter, o de la "X", como guste, señor Musk, donde perfiles que exponen su rostro, "para que se lo partan", conviven con perfiles ficticios y tuiteros andalucistas más o menos ingeniosos y entretenidos, la indignación y el debate, en esta ocasión, no cruzó siquiera los límites de la taberna, y dado que estamos en plena época estival, tampoco llegó a las reuniones familiares navideñas, donde el "cuñadismo" político suele consensuar el acalorado debate de la reunión ante el portal de Belén de Judea en la típica frase que en cada familia tiene diferentes acepciones: "Andalucía debería tener un partido como los vascos y catalanes, pero nadie lo vota, por eso tenemos lo que nos merecemos".

Llegados a este punto, surge la pregunta clave de este artículo: ¿es viable el andalucismo y qué desafíos enfrentan las organizaciones andalucistas en términos electorales para el próximo ciclo?

La teoría política plantea que las disfuncionalidades surgen cuando colisionan la legitimidad como agente del partido y como mandatario público. En este recoveco de la teoría política, se alza un dilema: cuando la legitimidad del partido choca con la del mandatario público, las disfunciones emergen en primer plano.

En estas contiendas, prevalece el ardid de aferrarse al cargo en lugar de nutrir el crecimiento organizativo. En este escenario, Teresa Rodríguez, natural de Rota y capitana de AA, junto a su compañero, el Alcalde de Cádiz José María González, más conocido como Kichi, han sabido interpretar el mensaje y han elevado el desarrollo organizativo por encima de su propia cúspide de liderazgo. Sin embargo, desde la óptica electoral, esta jugada no ha tocado la melodía del éxito.

Merece la pena rememorar tanto el debate televisivo en el que Teresa Rodríguez deslumbró días antes de celebrarse las elecciones autonómicas, como la resolución de AA de imprimir la imagen de la líder anticapitalista (con raíces paternas en el PSA) en la papeleta, ¿Resultado: dos parlamentarias? A partir de esta encrucijada, se erige una pregunta relevante para quien suscribe que lanzamos al viento: ¿es necesario el liderazgo en una organización andalucista actual para lograr éxito electoral?

Si ya hemos sido capaces de identificar la primera de las claves, el liderazgo, vayamos con la segunda parte de la ecuación teórica que se estudia en los manuales de (tercero) Ciencias Políticas, el desarrollo organizativo.

Sin duda alguna, quien estampa su firma en estas líneas, confiesa total ignorancia en las tácticas de los movimientos sociales de carácter libertario, y válgame Dios, “no seré yo” quien las cuestione y ponga en tela de juicio. En este sentido, el triunfo electoral de una alternativa andalucista que rompa las barreras de los pueblos y abrace a la Humanidad debe adoptar sin falta los rasgos simbólicos de los partidos "catch all", esos que en la jerga anglosajona son conocidos como los partidos “atrapalotodo”. Desde mi modesta perspectiva, aferrarse a los confines de los ejes que enmarcan el andalucismo, ya sea en su dimensión de derecha/izquierda o en la del soberanismo/regionalismo, irremediablemente abre una brecha electoral que en los compases actuales apenas puede ayudar a inspirar a un siempre indeciso votante con una variada selección de opciones en el imperfecto bipartidismo que actualmente gobierna el panorama electoral.

Conclusiones: liderazgo y estructura organizativa, y sobre todo, la habilidad de saber convencer y difundir el por qué y para qué de un Partido Andalucista en las altas esferas del Gobierno de España, o mejor dicho, en el "reparto". Hace tres años, en estas mismas páginas digitales que acogen mis pensamientos con generosidad, se pintaban tres posibles panoramas para la tercera ola andalucista. No obstante, paradójicamente, aún nos encontramos anclados en el territorio de Twitter, o más adecuadamente dicho, en ese misterioso "X".

Ahora que ya ha transcurrido casi un par de semanas desde el encuentro anual en el kilómetro 4 donde mi padre me decía de niño, camino del campo, ahí mataron a Blas Infante, como andaluz de conciencia (y ciencia; sociales) y eterno optimista,  sigo sintiendo la necesidad de andalucismo para el nuevo curso que comienza en septiembre. El corazón que me sangra verde (el que tenga oídos para oír, que oiga) sigue palpitando y, como bien señalaba el poeta, cuando una necesidad está presente, nos corresponde construir una herramienta y ejercer política andalucista, porque si no lo hacemos, y a la historia me remito, Moreno Bonilla, lo hará en nuestro nombre. VAL

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