Mediante esta misiva respondo al señor Ragel

Investigador sobre la historia del fútbol en Jerez y Licenciado en Psicopedagogía.

Afición del Xerez CD, en una imagen reciente.
Afición del Xerez CD, en una imagen reciente.

Mediante este texto respondo a la misiva del señor Jesús Caballero Ragel, con la que en este medio respondió a un artículo mío en el que yo respondía a su vez a su artículo suyo titulado Xerecismo, unificación y rencor, que era así mismo una réplica a mi artículo La división del fútbol en Jerez: la interesada confusión entre Xerez CD y Xerez DFC, aparecido en la revista Cuadernos de Fútbol en su número de diciembre de 2023. 

Insiste el señor Ragel en que hay datos anteriores a la fundación del Jerez FC en 1911, pero no es correcto. No encontrará ninguna en la prensa de esos años porque todos son varias décadas posteriores y basados en recuerdos, con el riesgo que eso conlleva de distorsiones y olvidos. La mencionada noticia de El Guadalete del 22 de marzo de 1911 no deja lugar a la duda cuando afirma que “varios distinguidos jóvenes tienen el proyecto de fundar una sociedad de foot-ball…”, es decir, que su creación todavía no se ha producido. Y, así mismo, resulta una contradicción que su club lleve en el escudo la fecha de 1911 según sus propias palabras “como homenaje a la fecha de creación del Jerez FC” pero que sostenga a la vez que el club nació con anterioridad.

Prosigue el señor Ragel quejándose del tono de mi escrito, que no es más —en su opinión— que una muestra del odio que los xerecistas sentimos por el Xerez DFC. Me gustaría preguntarle en este sentido: ¿quién es el que odia?, ¿el que solo lucha por su supervivencia o aquel que maniobra para perjudicar y tratar de provocar la desaparición del otro?, ¿quién ha estado focalizado en hacer daño a su adversario, en negarle siquiera el derecho a existir? Esa sí que es la pura definición del odio y de eso saben ustedes mucho. Porque por muchas medallas que se pongan, por mucho que presuman, tratar de destruir al Xerez CD les invalida como xerecistas.

Señor Ragel, ya reconoce que la situación de 1946 y la de 2013 no eran idénticas aunque sí similares, es un paso. Pero mientras no entienda que Ricardo García no era el Xerez y que el Xerez no era solo Ricardo García será imposible llegar a consensos. El hecho de que Ricardo abandonase el club y que el mismo esté ahora en manos de jerezanos es la prueba irrefutable de que había otras salidas más allá de la espantada, que todavía existían esperanzas de salvarlo y razones para convertir la indignación que sentíamos en lucha, no en rendición y desapego. Y también es la muestra de que apoyar al Xerez CD no era apoyar a García, puesto que poco negocio podía hacer este infausto personaje donde nada había. Las personas pasan, el club permanece. No se trataba de “seguir apoyando al Xerez CD para beneficio del nuevo dueño”, se trataba de seguir apoyando al Xerez CD por sí mismo, porque era nuestro club, por encima de quien circunstancialmente mandase en ese momento. Si para ustedes, el club se reducía solo a su presidente, entonces poco o nada lo querían.

La directiva del Xerez FC no estaba interesada en su disolución, simplemente no le quedó más remedio ante la gravedad de la situación. Porque antes de ello intentó por todos los medios conseguir la continuidad del club, mediante diversas reuniones de aficionados, suscripciones económicas y solicitando ayuda a la Federación Regional Sur. Pero no pudo ser. Y claro que hay diferencia entre ambos momentos, porque en 1946 la decisión fue unánime, directiva y afición coincidían en que no había solución posible, pero en 2013 había diferentes sensibilidades entre la masa social, y una de ellas sostenía que el club tenía que seguir existiendo. 

A las asambleas que usted cita acudieron unos 800 aficionados y/o socios de los aproximadamente 10.000 con que contaba el club, por lo que no representaban a la mayoría social de la entidad. ¿Por qué las decisiones de esa minoría debían representar a todos los xerecistas? Y, sobre todo, ¿por qué se mintió a la afición prometiendo y garantizando, entre otros por el directivo que usted cita, que nunca se saldría a competir mientras el Xerez CD estuviese en activo y se incumplió tal compromiso? Su club, a pesar de ir subiendo categorías, cuenta cada vez con menos abonados y seguidores en sus partidos; y es que una idea que en principio era buena -disponer de una bala en la recámara por si ocurriese la desgraciada desaparición del Xerez CD- fue tergiversada, retorcida y distorsionada para justificar la bochornosa afrenta de renegar y traicionar a un histórico club que no merecía el desprecio de una parte de sus aficionados. Y cada vez más gente es consciente de esto.

No le agrada al señor Ragel el clima de tensión, pero su club denuncia ante Ayuntamiento y Federación al Xerez CD para que se le prohíba jugar en la ciudad y se le expulse de las competiciones federadas respectivamente. ¿Qué esperaba recoger después del odio y la crispación que han sembrado y abonado con sus acciones? Si anhela una distensión del ambiente balompédico local mire primero a su club y no piense que solo los otros son los responsables.

Usted ha decidido libre y respetablemente, por supuesto, restringir sus intervenciones; a mí, por el contrario, me encontrarán allá donde se ataque el honor y el nombre del club que me enseñó a ser xerecista. 

Y desea también buscar puntos de encuentro de cara a una futura unificación que todo indica que para ustedes significa seguidismo, es decir, disolución del Xerez CD y trasvase de aficionados al Xerez DFC, pues creen que el suyo es el único camino, lo que por supuesto es inaceptable. Para mi forma de entenderlo, que es absolutamente personal, pues yo solo hablo y me represento a mí mismo, mientras el Xerez CD esté vivo, todos los esfuerzos deben ir encaminados a tratar de revertir su situación y dar pasos encaminados a su normalización deportiva y societaria. Un club con 76 años de historia no puede tirarse a la basura así como así, merece un trato digno por quienes dijeron que siempre lo defenderían. Única y exclusivamente si los acontecimientos hicieran que el club fuese objetivamente inviable y una sentencia judicial estableciese su liquidación, sería partidario de la creación de un nuevo club, en cuyos estatutos debería reflejarse su vinculación sentimental con el histórico Xerez CD, fijándose entre sus finalidades la de honrar su memoria reconociéndolo como la razón de ser del xerecismo. Pero solo en ese caso, pues mientras siga con vida: Xerez, Xerez y Xerez. 

Me gustaría despedirme del señor Ragel recordándole que fue él quien ladró primero.

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