Alimentos estratégicos de secano

Los cultivos de secano representan el 76% de la superficie agrícola, muchas variedades locales y sabores únicos, muy nutritivos

Iván Casero

Ingeniero de Montes.

Tierras de secano.
Tierras de secano. ALBERTO GARCÍA FERNÁNDEZ

El pan, pastas, mucho aceite virgen extra, vino, cerveza, los frutos secos, el aceite de girasol o las legumbres son elementos básicos de nuestra alimentación mediterránea, procedentes de agricultura de secano, cultivos sin agua adicionada de riego, tan sólo exclusivamente la de lluvia. 

Aceites esenciales, plantas aromáticas, algarrobas, bellotas, piñones y miel proceden en gran parte de terrenos forestales, también sin regadíos. Valoremos en su justa medida lo que es un bien escaso y limitado como es el agua.

La gran variedad de pescados y mariscos propias de nuestro litoral, tan sabrosos y que complementan sin igual nuestra dieta mediterránea, sin embargo son poco valorados socialmente, pues cuesta defender los caudales ecológicos de ríos que permiten su reproducción en estuarios como el del Guadalquivir, Guadalete, Barbate o Guadiana.

El aprovechamiento de rastrojos de secanos, dehesas y pastos estacionales in situ por parte de nuestra ganadería extensiva, nos proporciona una magnífica carne certificada ecológica CAAE, local y que necesitamos para mantener nuestro territorio y paisaje, con ayuda de la escasa lluvia directa. 

Sostenible, sufridora y callada, es una gran despensa que nos proporciona un pilar insustituible de nuestra dieta, y con agricultores rurales viviendo en nuestros pueblos. Son de secano, mirando al cielo y al parte meteorológico diariamente, con la muletilla “cuando hay precio, no hay kilos, y cuando hay cosecha, no valen según el mercado”.

Los cultivos de secano representan el 76% de la superficie agrícola, muchas variedades locales y sabores únicos, muy nutritivos, adaptados a cada tipo de suelo y climatología –gran tesoro genético ante lo que se nos avecina—, nos han dado de comer siempre, siendo muchas las familias que lo hacen posible, con modestia y pocos derechos.

Es de justicia un reconocimiento social a todos ellos, más apoyo en estos tiempos de sequía, pues sin requerir de grandes inversiones públicas en infraestructuras asociadas, con cultura agrícola heredada de padres a hijos y modernizada por el Ifapa, nos alimentan todos los días del año, componiendo toda o la mayoría de nuestros desayunos, comidas y cenas.

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