Una moción para censurar a los censuradores

¡Dejaros de tanta retahíla y actuad, que ya está bien de tanto circo! La pelota está en vuestro tejado, de hecho lleva "embarcada" allí nada más y nada menos que dos añitos y medio.

Sebastián Chilla.

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

Pedro Sánchez, en un acto reciente.
Pedro Sánchez, en un acto reciente.

Que exista un abismo entre la realidad en la que viven instalados algunos políticos y la realidad a la que esos políticos deben responder se pone de manifiesto continuamente. Pasan los años y al menos en este país de pandereta parece que no solo envejecemos físicamente sino también "socialmente". A dos años de las últimas elecciones generales ya nadie recuerda que pese a una aparente mayoría parlamentaria, aquellos que a sí mismos se hacían llamar progresistas permitieron que el españolismo rancio y casposo, con sobres incluido, se perpetuara en el poder. Un número y una bandera como gran pacto nacional ha provocado que durante meses y meses la cuestión social no esté en la agenda política.

Mientras tanto, este pasado fin de semana hemos vuelto a ver cómo se le aplica la Ley Mordaza a uno de las figuras musicales más distinguidas del punk de nuestro país, el que fuera fundador de La Polla Records y hoy vocalista de Gatillazo, el gallego Evaristo Páramos. La Guardia Civil ha aclarado que el incidente acaecido en el Primavera Trompetera Festival de Jerez por el cual se procedía a retener, multar y aplicar la Ley Mordaza a Evaristo no ha sido por el contenido de sus letras, tal y como se ha venido denunciando durante el otro día, sino por decir "policía, sois unos hijos de puta". Desde que me he enterado me he quedado mucho más tranquilo. ¡Será por el bien de la seguridad ciudadana, claro!

A estas alturas uno no puede uno sino preguntarse, ¿dónde están los de la moción de censura, los que reprueban con su verborrea leyes como la Ley de Seguridad Ciudadana y luego dejaron gobernar a una panda de sinvergüenzas que utilizan las administraciones públicas para enriquecerse y para devolvernos a un estado de libertades no visto desde el franquismo? ¿Cómo puede ser la palabra motivo de censura? O mejor dicho, ¿en boca de quién es la palabra motivo de censura? Basta leer o escuchar a algunos tertulianos de la extrema derecha que pululan a sus anchas por las emisoras y periódicos de este país para comprobar que la aplicación de la seguridad ciudadana no se mide ni siquiera por el objeto o el impacto de tus declaraciones sino por quien seas.

Sin embargo, para los garantes de la progresía ni siquiera la censura ha sido motivo suficiente para censurar a los censurados. Y aunque ahora vuelvan a hacer sonar las campanas, lo más probable es que sea para espantar a las propias izquierdas. No podemos olvidar que estamos en el Reino de España, un país en el que la censura sólo es noticia si tiene forma de moción, cuerpo invisible e interés electoralista. La visible, la real, la de verdad, no abre telediarios. El rojo para algunos solo es un color de corbata. Para todo lo demás, la rojigualda, la Marca España. ¡Dejaros de tanta retahíla y actuad, que ya está bien de tanto circo! La pelota está en vuestro tejado, de hecho lleva "embarcada" allí nada más y nada menos que dos añitos y medio. La moción llega tarde y mal. Pero a estas alturas, permitidme que dude de vosotros... ¿llegará? ¡Venga, que ya nos conocemos! Ojalá me equivoque.

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