El futuro pertenece a los patriotas. Chica en la playa, en una imagen de Ángel López Glez.
El futuro pertenece a los patriotas. Chica en la playa, en una imagen de Ángel López Glez.

Eso es lo que ha declarado un sujeto de Vox. No quiero saber ni como se llama. De un plumazo, este individuo me ha excluido de mi propio país, me ha expulsado de mi entorno humano y geográfico. Me ha exiliado emocionalmente de mis vecinos… porque estoy convencido de que este sujeto, y los de su calaña, no tienen, ni remotamente, el mismo concepto de Patria que tiene servidor. 

Para este sujeto el patriotismo se expone en pulseritas, en llaveros, en la visera de las gorras, en el elástico de los calzoncillos, en el filo del cuello de las prendas, hasta en el collar del perro (qué culpa tendrá el pobre perro). Es un patriotismo de cabo de la Guardia Civil presidiendo la tarde de toros, de capitán de infantería desfilando en procesiones medievales con imágenes convertidas en ídolos populares, como si fueran becerros de oro en el Sinaí. El patriotismo de este sujeto de Vox es de fanfarrias, himnos y banderolas al viento con cientos de soldados desfilando como autómatas. Este tipo de patriotismo pasa por la emoción que despiertan soldaditos haciendo piruetas de circo, capitaneados por una cabra, revoleando el fusil y levantando al cielo otro ídolo mientras cantan su himno necrófago… y, a todo esto, la gente llorando de emoción porque, eso sí, esas cosas tocan la fibra emocional como ninguna otra. Saben tocar lo más primario, lo más atávico, lo más animal del ser humano, como han hecho y hacen todos los fascismos que surgen en la historia.

El patriotismo de este sujeto y los de su calaña es un patriotismo de Capitán Trueno cuando exclamaba: ¡Santiago y cierra España! Porque ellos consideran que sus creencias son el alma única y verdadera de ese entramado de pueblos que somos. Pero España es un país inconcluso, una cosa sin rematar históricamente. Lo sigue siendo a principios del siglo XXI aunque esta gente lo entiende como un todo indiviso. Para ellos España es UNA, como lo era para don Francisco, el infame y criminal dictador… y no conciben que los mismos sentimientos que ellos tienen para y por España lo tengan muchos o pocos catalanes para y por Catalunya, o vascos para y por su país. España no es UNA y, además, con estos patriotas nunca será ni grande ni libre… 

Sí, el patriotismo de este sujeto de Vox, y los de su calaña, es un patriotismo de banderita. Pero las banderitas expuestas son una buena forma de enfrentar a las personas. Las banderitas inciden en las diferencias, no en los solapamientos de ideas y emociones. Define a las personas, las identifica, las cataloga, las dota de objetivos y las ubica en una tribu que ─en este caso─ es especialmente beligerante con los extraños… aunque los extraños sean vecinos con otras sensibilidades. Doña Isabel Díaz Ayuso, durante la pandemia, repetía en sus discursos un mantra que decía: Socialismo o libertad. Era un producto de marketing político muy bueno (todo mantra filofascista es así de simple). Pero lo necesario y urgente es anteponer democracia al fascismo. Pero hay que oponer al fascismo una democracia real, no esta cosa de votar cada cuatro años, con una sociedad manipulada con mentiras dispersadas a través de medios de comunicación masivos (salvo honorables excepciones) en manos de un poder financiero vinculado a la derecha más arcaica.

El voto no puede ser libre ni fiable cuando se lanzan mentiras irreconocibles. Existe la sospecha insidiosa de que los representantes no nos representen a nosotros sino a las grandes empresas que pagan las campañas de manipulación mediática. Ahora, hoy, en el día de hoy, nunca podemos estar seguros de que los elegidos con nuestros votos nos representen. Yo tengo la sensación de que tenemos una democracia secuestrada por los poderes mediáticos, que hay muy pocas personas honorables en los escaños. Que los políticos juegan sucio, que se corrompen las instituciones y que los partidos políticos son sectas de obediencia debida a cambio de un puestecito de confianza. Con una democracia tan alterada es consecuente lo que se nos viene encima. Un fascismo rampante que arrambla con los restos de derechos y libertades medio conquistadas precisamente al fascismo de don Francisco…

El de estos sujetos es un patriotismo excluyente, criminaliza a los que vienen huyendo de la miseria, de la injusticia de nacer en un sitio devastado, de la barbarie, de la muerte… porque son pobres, bajitos y morenos (aunque los de ojos azules tienen otra cosa). Los patriotas de hojalata (como denominó Zapatero a Rajoy en su día) no quieren recordar que miles de españoles tuvieron que huir de la miseria, de la injusticia y de una muerte segura en 1939. No quieren recordar que miles de españoles huyeron del fascismo que es lo que ellos representan en el siglo XXI… admiran ese régimen criminal, ya lo dijo el caudillo de Vox, que el gobierno del señor Sánchez era el peor de los últimos 80 años. La madre que lo parió (…seguro que fue una santa, por supuesto

No, no estamos seguros de la veracidad democrática… y ese es el tremendo fiasco de nuestra generación. Y porque existe ese fiasco viene ahora este sujeto de Vox hablando de su patriotismo excluyente. Aunque nos duela, hemos trabajado duro para que este horror llegue otra vez. Nos lo tenemos merecido. Pues claro que está llegando lo que tiene que llegar. Si es que los jóvenes no tienen ni puta idea de lo que fue el fascismo patrio, no saben quién fue Franco, no saben que aquí, este criminal, desplegó una represión feroz precisamente contra los que no eran patriotas en su particular concepto, que las cunetas y fosas comunes siguen llenas de españoles asesinados por esa bandería de fascistas, ultracatólicos arcaicos y militares autoritarios. Los jóvenes españoles no tienen ni puta idea de nada de eso… pero saben muy bien ─jóvenes y no tan jóvenes─ que esta democracia no solventa sus problemas. Por eso viene ese sujeto de Vox diciendo que el futuro es de los patriotas, y los jóvenes quieren tener futuro, quieren ser patriotas, quieren tener esperanza. Blanco y en botella. Nueva oleada de fascismo, como mandan los eternos cánones históricos. La madre que nos parió. ¡Coño! 

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