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Desmentir ciertas creencias populares que sobre el vino se escuchan, y que a veces nos complican demasiado o incluso estropean el momento de tomarlo...

En cada cata, en cada entrevista, en cada taller… siempre digo lo mismo: “No hace falta ser un entendido para disfrutar del vino”, y lo digo mucho porque es así, creo firmemente en eso. Pero también es cierto que es bueno saber algunas cosas para que podamos elegir mejor los vinos que compramos, y  los disfrutemos mucho más. Es por esto que poco a poco intentaremos desmentir ciertas creencias populares que sobre el vino se escuchan, y que a veces nos complican demasiado o incluso estropean el momento de tomarlo.

1. El corcho nos desvela ese gran vino que encierra

Cuántas veces hemos visto a ese amigo o familiar abrir una botella de vino, oler el corcho y decir… "qué gran vino, espectacular, ya veréis qué bueno". ¿Pues sabéis qué? Podemos decirle que nos diga el próximo número de la lotería porque si con sólo oler el corcho sabe que el vino es o está bueno, y es espectacular, seguro que con la lotería no falla.

El corcho, nos da mucha información, sobre el vino, pero no esa; lo que hace es darnos información de si puede tener algún defecto, que ya es mucho.

Cuando retiramos la cápsula, el tapón debe estar limpio por fuera, y la cápsula también. Después, al retirar el corcho, este debe estar sólo mojado por la cara de abajo, la que está en contacto con el vino, pero no mucho más. Si estuviera manchada la capsula y el corcho sería una mala noticia, querrá decir que ha podido salir vino de la botella, con lo que habrá entrado aire. Así que posiblemente el vino tengo algún problema.

Cuando abrimos una botella, después de observar el corcho, hay que olerlo. Esto va a parecer algo simple… pero es así; si huele simplemente a corcho y a vino… perfecto; si oliera muy fuerte y desagradable, o a humedad significaría que el vino podría no estar en buenas condiciones.

2. Guarda ese crianza un tiempo… y verás que reserva encontrarás.

Muchas personas compran vino y lo guardan en su botellero hasta que llegue una ocasión especial que nunca llega, pero... ¿todo vino puede guardarse indefinidamente?

Pues no, y menos un crianza. Un vino es crianza, reserva o gran reserva por los meses que durante su elaboración ha permanecido en una barrica, en contacto con su madera. Por eso, y centrándonos en el ejemplo del crianza, hay que tener claro que después de ser embotellado, sólo por el simple hecho de guárdalo y esperar no se convertirá en un reserva. Sí es cierto, que hay vinos que una vez embotellados, para llegar a su estado óptimo, necesitan pasar un tiempo en la botella, para afinar, pero es por un motivo diferente.

3. El vino blanco si es demasiado amarillo... mal vamos.

Mucha gente piensa que los vinos blancos deben ser muy, muy pálidos, y que si vemos que es de un amarillo muy dorado e intenso es que el vino no está bien, y nada más lejos de la realidad.

Actualmente la gran variedad de uvas con las que se elaboran vinos y los diferentes procedimientos dentro de dicha elaboración hacen que no todos los vinos sean pálidos. Por ejemplo, el hecho de que algunos vinos no se filtren, hacen que en el caso de los blancos, puedan tener un color amarillo dorado intenso. Así que para ver si el color es un defecto o no, tendremos también que olerlo y probarlo, y de esa forma obtendremos más información para decidir.

Estos son sólo tres de los muchos mitos que existen; pronto veremos más.

 

Bebe la vida, vive el vino

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