Queridos e ilustrísimos señores, sin ánimo de ofender, Andalucía es una nacionalidad histórica.
Cansados estamos todos, especialmente los historiadores y constitucionalistas que llevan años demostrando y defendiendo que Andalucía, nosotros, somos una nación histórica. Esta realidad se demuestra fácilmente, como prueba irrefutable contra aquellos políticos vascos y dirigentes de la izquierda española que “suma” que ignoran a un Pueblo milenario, que a su vez sigue enterrado en la desesperación por las mejoras sociales y de la calidad de vida de sus habitantes.
Andalucía no se merece esto. Señores, sin ánimo de ofender, somos un pueblo. Nuestra gente, nuestro territorio, está forjado por siglos de historia que no deben olvidarse. Andalucía está forjada con fuego y sangre. Aquel 4 de diciembre de 1977 lo demostramos. Andalucía como la que más. Que miles de andaluces recorrieran las calles de sus municipios en defensa de la nacionalidad histórica para Andalucía no es una mera casualidad. El patrimonio constitucional conseguido con esta lucha y victoria histórica para el pueblo andaluz, es ejemplo vivo de la resurrección que en aquellos años nos merecíamos.
Hoy, 40 años después, los andaluces nos vemos en la obligación ética de volver a tener que demostrar lo mismo. Creíamos que este debate ya estaba superado, pero no. Los señores que se alinean con Urkullu no hacen más que seguir despertando a un lince dormido. Aquellos 28 de febrero del 80 y 81 los andaluces volvimos a demostrar que éramos lo que éramos, lo que somos ahora, la misma realidad histórica, social y territorial, que se conjugan para constituirnos, en base a la naturaleza constitucional del Estado, en una Nacionalidad Histórica reflejada en nuestro Estatuto y refrendado por los ciudadanos en diversas ocasiones.
Ya basta, queridos e ilustrísimos, de seguir ninguneando a más de ocho millones de personas, de que nos sigan tratando como españoles de segunda y de tercera, de que sigan sin reconocer nuestra lucha y patrimonio constitucional. Gracias a nosotros, Andalucía, España es lo que es. Fue nuestra riqueza política la que consiguió el actual sistema autonómico. Fue la reivindicación del pueblo andaluz quienes, cantando la verde y blanca de Carlos Cano, la que configuró el sistema constitucional, en base al andalucismo histórico heredado y los gritos lanzados contra la desigualdad territorial, para que vascos, gallegos y catalanes no valieran más que los andaluces, para que todos fuéramos iguales.
Lástima que se olvide tanto recorrido histórico, jurídico y constitucional cuando se pone encima de la mesa una nueva reforma territorial.
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