Una mujer se protege de una ola de calor del verano por las altas temperaturas.
Una mujer se protege de una ola de calor del verano por las altas temperaturas. MAURI BUHIGAS

2023: Un policía para un concierto porque la cantante enseña los pechos. Agresiones homófobas  físicas y verbales. Retiradas de símbolos feministas y LGTB. Negacionismo científico y teorías de la conspiracion en prime time. Altavoces para Iker Jiménez, Miguel Bosé y Frank Cuesta mientras se silencia a los referentes científicos. Vírgenes y Cristos que salen de paseo pare acabar con la sequía… ¡No puedo más! Que el mundo se pare que yo me bajo.

Y así hemos llegado al verano, ¡joder qué calor! Decido sentarme en la plaza a tomarme un café con hielo. Son las doce y media. Unas mujeres charlan en la mesa de al lado.

—Tonterías, comenta una, lo de la Ley del solo sí es sí es una tontería.

Tranquilo, Pituffo, coge aire, recuerda que ya es verano y tienes que estar contento, como nos enseñaron Phineas y Ferb.  Acabo mi café, voy a la frutería. Nada más entrar un hombre comenta en voz alta: —Ahora hay que aguantar las pamplinas del cambio climático, calor ha hecho siempre de toda la vida de Dios. Otro tipo de unos 30 años le da la razón. Me salgo del local sin comprar los plátanos a por los que iba; esto es insoportable. ¿Por qué coño no me pondré los cascos y voy escuchando música? Mejor será que vaya a refrescarme un rato. Bajo con mi hija a la piscina de mi comunidad, respiro tranquilo, prácticamente no hay nadie. Me siento a leer un libro que me transporta a otro mundo, soy feliz.

–Yo creo que este país no levanta cabeza desde que sacaron a Franco del Valle de los Caídos.

¿Pero qué coñ…?. Miro a mi alrededor para ver quién me ha traído de vuelta del Londres de Abajo que tan bien recrea Neil Gaiman. ¡No puede ser! La mujer de Pablo, el facha, un vecino del que ya hablé en otro artículo, me saluda con la mano mientras habla por el móvil. ¡Ahhhh, no puedo más!

—Claudia, voy para arriba, le digo a mi hija, acostumbrada ya a los desvaríos de su padre.

Llego a casa y empiezo a escribir este artículo. Algún día, pienso, mis amigos de lavozdelsur.es se cansarán de mí y de mis continuas quejas sobre los fachitas de turno. Pero, mientras agoto su paciencia, al menos gruño y me desahogo. Lo que más me agobia es pensar que no hay escapatoria. En la dictadura, España fue un reducto fascista insólito dentro de una Europa que avanzaba. Al menos te podías exiliar, pero hoy, vayas donde vayas, la mitad del mundo “civilizado” piensa así. Ni siquiera hay dos bloques con ideologías distintas, ya no hay capitalismo vs. comunismo, todo son políticas neoliberales más o menos disfrazadas.

Trump, Putin, y las derechas europeas comparten la gran mayoría de su ideario: capitalismo salvaje, religión y dinero por encima de emergencias climáticas y desigualdad social. Las historias de 1984, Fahrenheit 451 o V de Vendetta se van a quedar cortas. Necesito respirar, tomar aire. Pienso para mí: A ver si los que estamos jodidos y preocupados por el ascenso de estos tipejos, nos unimos de una vez y dejamos de mirar hacia otro lado. Si ellos hacen gala de su estupidez y la sacan a relucir sin tapujos, ¿por qué los demás no hacemos lo mismo? Si no, esto va a quedar en que cada uno se salve como pueda. Si tenéis calor ahora, más grados tendremos en septiembre cuando Feijóo y Abascal se unan y estemos todos y todas cara al sol. Hay que parar esto. Hay que votar y no callar.

Nos vemos en septiembre.

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