Bárbara Tixe, reflejos del amor y el olvido

Estamos prácticamente a un siglo de su fallecimiento y, como otras escritoras, sin noticias de la recopilación y edición de su obra, dispersa en prensa o en libros inencontrables, ni siquiera alguna atención y reconocimiento por parte de su ciudad

Sevilla a principios del siglo XX.
Sevilla a principios del siglo XX.

María Bárbara Tixe y Vega (Sevilla, 1846-1929) pasó los últimos años de su vida casi ciega y en el olvido. Estamos prácticamente a un siglo de su fallecimiento y, como otras escritoras, sin noticias de la recopilación y edición de su obra, dispersa en prensa o en libros inencontrables, ni siquiera alguna atención y reconocimiento por parte de su ciudad a esta figura, donde es una rotunda desconocida para sus paisanos, pese a que fue muy activa en sus creaciones desde finales del siglo XIX hasta unos años antes de su adiós definitvo en 1929 a los 83 años.

Adscrita tímidamente en su día a un cierto romanticismo tardío, alejada de cualquier impulso experimental, para Santiago Montoto sus versos estaban trazados con mano maestra y valentía. Porque valentía había que tener en aquella sociedad siendo mujer para consagrase a la escritura, nunca mejor dicho consagrarse, pues fue esa su actitud vital y literaria. No se puede excluir la historia cultural femenina de un país, quiero decir de todas aquellas voces que aportaron con sus variantes y nos legaron ejemplos y obras valiosas y que han sido sistemáticamente ignoradas. Urge sin demora su recuperación.

En 1917, Amantina Cobos —otra autora tan merecedora de atención, una mujer ilustrada en variadas perspectivas, muy notable y renovadora en aquella Sevilla sonora—, nos dejó el recuerdo en su estimable Mujeres célebres sevillanas.

Hay en la mayoría de las composiciones de Bárbara Tixe, por encima de cualquier otra exigencia, las garantías apasionadas de la visión y el goce divino, de una vasta cultura religiosa sin retórica acartonada, los estados íntimos de la conciencia. La lectura de lo central de su obra es de unos contornos marcados por la experiencia del enigma cristiano, el elemento narrativo y la historia están muy presentes en muchas de sus mejores piezas poéticas y de forma notable. Las mujeres se volcaron durante nuestra historia en la literatura religiosa, algo que se muestra hoy más revolucionario que muchas vanguardias esclerotizadas, quizás su único espacio de libertad y liberación, Bárbara Tixe transitó por dos siglos con una fuerza digna de mejor destino y atención.

Obra:

Prensa: El Correo de Andalucía. Diario de Córdoba.

Libros: Lágrimas de una madre (Sevilla; 1898 Imprenta de E. Rasso). Poemario Romancero del Beato Fr. Diego José de Cádiz,1898. Pensamientos marchitos, Sevilla 1903. La transfiguración del hombre por la Gracia o El ser humano divinizado (Sevilla 1907). Reflejos del amor divino (Sevilla; Francisco de P. Díaz, 1910). La Pasionaria (Sevilla; Francisco de P. Díaz, 1913). La leyenda en verso La Santa Misa (Sevilla; TIpografía de M. Carmona, 1914).

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