Rodrigo Rato, brindando con Bankia en una fotografía de archivo.
Rodrigo Rato, brindando con Bankia en una fotografía de archivo.

Los disfraces ya no sirven. Ni los de verdad ni los lingüísticos ¿a qué viene tanto inglés, si ni esto es England ni es England quien envuelve y engaña con subterfugios para crear el monopolio bancario? Pero ¿La Unión Europea es imbécil? Seguro que no. Es demasiado lista. Pero está convencida que el reino de España, sí está superpoblado de tontos. Se nos quiere convencer de las bondades de la concentración bancaria, cuestión innecesaria porque la tenemos a la vista. Las bondades para los pocos bancos que van dejando, tales como: supresión de oficinas, de personal y de servicios, con todo lo que ello supone de ahorro para las entidades. Hemos pasado de percibir un pequeño aliciente por mantener una cuenta abierta a pagar por ello. De la comodidad al costo de domiciliar recibos. Y todo, parece que sin darnos cuenta. Por eso siguen apretando. Están seguros que no vamos a reventar, demasiado seguros.

Demasiado, porque saben de la necesidad de reventar, como también saben que cuando eso ocurra no habrá remedio. Cuando quede un solo banco la única solución posible será que los alemanes, holandeses y franceses ocupen los espacios dejados vacíos por los “gallardos y orgullosos” hispánicos. Todavía hay quien se lo cree. Lo de orgullosos y bizarros, mientras nos dejamos quitar ingresos.

Bankia recibió 46.000 millones de euros, más algunas “ayuditas” anteriores. Banco de Valencia recibió 20.000 millones. Banco Mare Nostrum otros diez mil. Total, muy cerca de los 80.000 millones, si no lo supera. Caixabank recibió el Banco de Valencia, dónde ahora está su sede central, de forma totalmente gratis. Un “regalo” del Fondo de Garantía de Depósitos. Bankia recibió, igual de gratis, BMN, sin desembolsar ni un euro, lo mismo que sus “colegas”. Ahora pretenden, están dispuestos a colocarlo todo en la entidad que, de ser la mayor caja de ahorros de España, quiere pasar a ser el mayor banco de Europa. Pero con dinero ajeno, que es lo más inadmisible.

Si la fusión de cajas abría el camino a las cajas de otras comunidades, por ahí se coló La Caixa para ganar en tamaño, la superfusión de bancos ¿qué persigue? ¿Van a seguir contándonos el cuento de la necesidad de dimensionar las entidades? Habrá que enseñarles lingüística. Y ética. Para que no sigan malogrando el idioma al utilizarlo a su antojo. Que nos expliquen como es que en Alemania hay 600 bancos locales y comarcales y 400 cajas de ahorros, mientras aquí se ha segado todo el sistema bancario para entregarlo a una, máximo dos entidades.

La Caixa era más que rentable antes de alcanzar la dimensión actual, ganaba dinero con el doble de oficinas y el triple de empleados y ahora necesita crecer. ¿Para qué? Porque la ya casi segura fusión sólo va a traer más cierres y más paro. Más gente a vivir de la Seguridad Social, para que después puedan protestar del “enorme gasto…” y exijan seguros privados. ¿Inocentes o ciegos de ambición? Si continúan creando paro, ampliando pobreza, imponiendo miseria ¿Quién podrá mantener sus grandiosas entidades? ¿Quién podrá pagar sus pólizas de seguros? ¿Cuál es el plan? ¿Se atreverán a descubrirlo alguna vez?

¿Y el gobierno? Mejor no hablar. De este, pretendidamente progresista, menos que de ninguno. Por eso, por progresista. Por progresista debería haber parado los pies ya a las entidades codiciosas, para quienes su único objetivo es crecer, no mediante mejora de sus servicios, eso podía tener sentido cuando habían doscientas entidades entre cajas y bancos. Ahora que quedan seis, la única salida (para ellos) es continuar con, agrandar la concentración. Absorber a los pequeños, ganar numerario con la suma de activos y aprovechando las cuantiosas ayudas entregadas por el gobierno a costa de empeorar los servicios mínimos a la ciudadanía. Los bancos nunca fueron amigos de la gente. Ahora se han convertido en sus peores enemigos. No hay más que visitar cualquier oficina. Su crecimiento, innecesario, porque es falso que el tamaño incida en la rentabilidad, está consolidándose como un grave peligro para el usuario. Que ya exijan petición de cita para poder resolver cualquier cuestión, cualquier problema, da idea de la carrera de superioridad que ha supuesto la supresión de entidades. Pero no es lo único. Ahora, con el dinero sustraído (más bien “susllevado”) de los andaluces, la que puede ser primera entidad de España creará más paro y peores condiciones, en línea con su política actual de vaciar cuentas con televisores y electrodomésticos.

Y el gobierno, tan “progresista” como quien ve pasar un autobús, ellos, que los llevan en coche de alta gama.

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