Usado y cagado, hecho evidente que el usuario era un niño, si bien el culpable de su abandono, en el alcorque de un árbol, no es razonable imputar a un no menor de edad.
Encajaría parcialmente dentro de la primera definición de la RAE de pañal, "tira desechable de celulosa o material semejante que se coloca entre las piernas de un bebé, o de un adulto con incontinencia, para absorber y retener la orina o los excrementos". La segunda, "pieza cuadrada de tela con que se envuelve a un bebé".
Las toallitas tan poco degradables han desbancado al natural lavado con agua y atascado los grandes colectores convirtiéndose en un gran monstruo sin alma. Tirar de la cadena antes, o pulsar el actual botón de la cisterna, es el principio de lo que acaba en ríos y mares, si no actuamos con corrección ambiental.
Tenemos las manos de trapo, pues no es posible entender en la calle tanto residuo libre sin destino. Papeleras, contenedores y barrenderos no faltan y sin embargo lo que menos se ven son hojas secas tras filtrar los rayos solares cada vez más incisivos y darnos sombra natural, la más preciada.
Una jornada voluntaria recogiendo basura en tu barrio, campo, naturaleza o playa, sólo, en familia, acompañados de vecinos, con tu clase o compañeros de empresa, te hace reflexionar que el tirar se va a acabar. Y una visita a una depuradora de aguas residuales urbanas, triste realidad de ojos que no ven, corazón que no siente, visualizando tipología y cantidades de residuos que allí llegan. “A una EDAR llega lo que cabe por las dimensiones del colector”.
No olvidemos lo elemental, invertir en educación desde pequeños para ser limpios, por dentro y por fuera, en nuestro medio es la única manera y a los mayores, sanciones ejemplarizantes ante la multitud de cacas de perros ahora embolsadas, de latas de bebidas energéticas y algunos pañales olvidados, aún sin querer, que con tristeza en cualquier paseo se pueden ver.
Elevar la conciencia ciudadana es algo más que una necesidad para salvar lo que más hermoso tenemos.
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