Ilustración de tropas musulmanas y cristianas.
Ilustración de tropas musulmanas y cristianas.

De la memoria colectiva, esa que se guarda en un rincón del cerebro, los hechos depositados en el inconsciente colectivo, como nebulosa que son, solo se retrotrae lo genérico, el genio, el carácter, la idiosincrasia. En una palabra, la cultura. La identidad. La memoria colectiva es incapaz de recordar cada hecho concreto. Si pudiera recordarlos, tendría consciencia plena de su pasado. Comprendería la importancia en la historia de Andalucía del 18 de julio. El 18 y el 19, los dos días en que el coraje de los andaluces consiguió alejar de la frontera de Andalucía el riesgo de una invasión que solo se pudo producir diecisiete años más tarde, cuando pudo armarse una conjunción de poderes, cuando se pudo provocar la coincidencia de intereses para que de todos los reinos “cristianos” peninsulares y desde toda Europa, se formara el mayor ejército pensable en aquel momento alentado por la bula papal que perdonaba todos los pecados, a cambio de “luchar contra el infiel”. La primera cruzada no fue a Jerusalén, no pretendía “recobrar” (sabia palabra aplicada para falsear la historia junto con “reconquista”, dónde no podía existir nada que “recobrar” ni que “reconquistar”) tierra santa, sino apropiarse la tierra de Andalucía y los seres que la poblaban.

El 15 de julio de 1212 se abrió el camino para la invasión de Andalucía, para la ocupación y la privatización de los campos andaluces, repartidos en inmensos lotes, en extensos predios entre la nobleza, las órdenes religiosas y la Iglesia católica, participantes en su invasión y conquista. Ocupación, conquista y expulsión de los campesinos, condenados a sufrir los campos abandonados o a pagar alquiler por pequeñas parcelas de lo que había sido su sustento, a los conquistadores propietarios desde aquel momento de una tierra que había sido de todos, por lo que había sido aprovechada en beneficio de la Comunidad, sin concesiones a la especulación. La conquista de al Ándalus supuso el principio de la propiedad privada de la tierra y la pobreza subsiguiente, con la reducción de cultivos y regadíos, con la pérdida por aterramiento por abandono de las acequias, con la conversión de miles de hectáreas cultivadas hasta entonces, en cotos de caza para la diversión de sus nuevos propietarios y para el desarrollo de sus influencias, inquietudes e intrigas políticas.

Los habitantes de las ricas tierras del sur peninsular, siempre deseadas por los reinos del norte, para eso se fueron unificando y por eso hasta se inventaron un nombre, un “palabro” con que justificar sus ansias expansivas: “reconquista”, desde aquel momento conocieron el hambre. Hablar de reconquista es hablar de pobreza, de marginación, de paro, de dependencia que hoy todavía subsisten como subsisten quienes les gusta continuar hablando de “reconquista”, porque siguen festejando aquella barbarie.

Para poder invadir Andalucía se programó aquel lunes de las Navas, con bula papal incluida. Invasión retrasada tan solo por los más de cien mil cuerpos en estado de descomposición que hicieron imposible el cruce de Despeñaperros durante varios años. Esa acción bárbara con la consigna “quien traiga un prisionero muere con él” dictada por Alfonso VIII, capitán general de las multinacionales huestes cristianas, vino después de diecisiete años de la victoria andaluza sobre los ejércitos cristiano-peninsulares en los llanos de Alarcos. Pero el 18 y 19 de julio de 1195, los andalusíes vencedores dejaron escapar a los vencidos sin represalias. Misma época, pero distinto comportamiento. Distintos grados de cultura y de respeto a la vida humana.

Después de ochocientos años, ¿ha florecido la industria? No. Se ha asfixiado a la aquí creada. ¿Hemos mejorado técnicas de cultivo? No. Solo estamos a punto de agotar los acuíferos. ¿Tenemos los andaluces acceso a nuestra verdadera cultura y dominio de ella? ¿Existe igualdad los territorios que, por voluntad o forzados, han llegado a formar parte del reino de España? ¿En realidad ha cambiado algo?

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Comentarios (1)

Jesús José Hace 9 meses
Sorprendido y muy contento por leer un enfoque real de nuestra Historia, con el que estoy de acuerdo.
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