Isaquías pasó por toda clase de dificultades durante su infancia y adolescencia, incluyendo quemaduras, secuestro y pérdida de un riñón como consecuencia de una fatal caída y de unos precarios servicios de salud.
Isaquias Queiroz es un joven brasileño nacido en la pequeña ciudad de Ubaitaba, en el estado de Bahía. Salido de un proyecto social, este atleta empieza a ser conocido ahora por el gran público gracias a la medalla de plata obtenida en canotaje de velocidad C1 1000m. Isaquías pasó por toda clase de dificultades durante su infancia y adolescencia, incluyendo quemaduras, secuestro y pérdida de un riñón como consecuencia de una fatal caída y de unos precarios servicios de salud. Negro, con cinco hermanos biológicos y cuatro adoptados, todos fueron sacados adelante por su madre, Dona Dilma, sirviente en una estación de autobuses.
En una reciente entrevista en el diario porto-alegrense Zero Hora, donde se le pregunta por sus humildes orígenes, Isaquías prefiere hablar en presente: “Esta medalla tiene mucho significado para mí, por haber comenzado en un proyecto social, pero sobre todo me da tristeza el hecho de que tales proyectos ya no existen hoy en Brasil”, en alusión al fin de las políticas sociales en el actual contexto de crisis gubernamental y económica en el país.
Y enseguida añade algo que también nos suena mucho a los españoles: “Los políticos deberían mirar más para el país en vez de pelear tanto entre ellos”.
Cansado de que la prensa internacional ponga el foco en sus miserias y no en sus capacidades, este joven canoísta representa a Brasil no sólo en esta modalidad de deporte, sino sobre todo en su actitud. No es lo que hizo para llegar hasta aquí lo que importa, sino lo que aún desea hacer. Isaquías ve en los juegos olímpicos una oportunidad de luchar por tres medallas. Competirá en las pruebas de C1 200m y de C2 1000m, ésta última en aparcería con Erlon de Souza. ¡Sigámosle el rastro (o mejor dicho, la estela)!
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