Marta Sánchez, número 1 por Córdoba de Adelante el 19J, y algunos de los tweets injuriosos que ha recibido.
Marta Sánchez, número 1 por Córdoba de Adelante el 19J, y algunos de los tweets injuriosos que ha recibido.

A veces, lo nuevo produce rechazo, y da miedo, o simplemente no se le da la confianza necesaria para construir una alternativa. Se rechaza lo extraño, o mejor dicho, lo inhabitual, lo pasado de moldes o la extravagante llamada de atención por la exaltación de un mundo más justo y social. 

Suele ser lo habitual en el mercado laboral. Los jóvenes, en especial los andaluces, estamos acostumbrados a los obsoletos y deprimentes anuncios de empleo: “Se busca trabajador con experiencia”. Pero un joven, ¿cómo puede alcanzar experiencia si nunca se le deja tenerla? ¿De qué está hecha la experiencia?

A nivel político estamos en la misma situación, señores con corbata, lejanamente distantes de la realidad de las andaluzas y andaluces, se hacen llamar representantes de un Pueblo que lo ve con ojos de extrañeza. Tampoco se permite la regeneración política con requisitos ambiguos como la experiencia, reflejados en los chiringuitos de ciertos sujetos vividores de la defensa de la democracia.

Se puede llegar a comprender que se intenta proteger, bunkerizando, a los profesionales, también a los profesionales de la política, encargados durante toda su vida de realizar un trabajo mecánico y monótono sin entusiasmo, y que oye, ¡que no por tener tanta experiencia significa que sean los mejores y estén realizando un buen trabajo!, pero lo que nunca entenderemos es cómo se obstaculiza el futuro de cualquier joven, uniéndose a esto un mercado laboral obsoleto, antiguo e ineficiente, repleto de óxidos contenidos como la precariedad, la brecha de género o las altas tasas de desempleos de lugares y paraísos tan abandonados como Andalucía.

La juventud sufre los estigmas de la mal llamada experiencia, los baches e impedimentos para alcanzar la plenitud y ejercicio del Derecho al Trabajo, a la Democracia y a la defensa de la propia dignidad humana de los jóvenes.

Alberto, un amigo mío, recién titulado con una FP de Gastronomía, lo sufre en primera persona. Ningún restaurante quiere contratarlo, porque no tiene experiencia, o eso le dicen, a pesar de haber obtenido sus estudios con la mayor calificación de la promoción.

Y también lo sufre Marta, una chavala joven, estudiante de Estudios Ingleses, de 24 años, sí con experiencia laboral, savia nueva y ganas de cambiar el mundo y construir, segurísimo, una Andalucía más abierta, plural y con futuro. Así es estaa cordobesa, nacida en la capital de la sabiduría andalusí, que pretende ser el espejo en el que la juventud verse reflejada para defender sus intereses en la misma sede de la democracia de todas y todos los andaluces, el Hospital de las Cinco Llagas, residencia del Parlamento de Andalucía.

Pero señores, si los políticos tienen que ser representantes públicos de todas y todos los ciudadanos, ¡un señor de 60 tacos no puede representar a la juventud menor de 30 años, que representan el 30% de la población andaluza! Porque no hay mejor representante público que alguien como tú, que conoce tus preocupaciones y está al tanto de tus problemas y situaciones, porque vive como tú, en las mismas circunstancias que tú. ¡Porque somos de la misma generación! Y ninguno de los dos tiene experiencia, ¿y por eso no pueden participar en la sociedad? ¿y por eso los infravaloran?

Quizás, y tal vez, en el oculto secreto de los quizás, la verdad se encuentra en que hay miedo a la savia nueva.

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