Hay tanta sangre derramada por los criminales ante un año que apenas ha comenzado, que es completamente inútil tratar de comprenderlo. El crimen ya es un horror, su normalización, un atentado a la convivencia
Se terminó el julepe, el despilfarro y darle a la barra libre y a la pandereta. Hasta el dinero, que esta Navidad no ha hecho frío, pero se han quedado las cuentas tiritando
Se acaba un año que no sé si ha sido bueno o malo. Cada uno contará la feria según le haya ido. Un servidor les desee salud y felicidad. Y si no felicidad, al menos calma, que es lo más se le parece.
Esta noche, seguro, querrá moderarse (o no), pero lo más normal es que se coma hasta el calendario que trae la caja de polvorones. Y el 25 por la mañana se quejará de que ha pasado mala noche.
Hay un espécimen que cobra protagonismo en estos días navideños, pero también en despedidas, bodas, cumpleaños y comidas campestres o domingueras: el cuñado
Hay un rico léxico de palabrejas deformadas por el tiempo, que se han convertido, gracias a ese encuentro casual entre antiguas vecinas o compadres de bar y partida de dominó, en patrimonio de la calle.
La Zambomba, llamada por los foráneos como "Zambombá", les juro que es escuchar eso y tener que tomarme un Almax, un Aerored y un Gelocatil como una empanada gallega
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