Pezones

El revuelo causado por los pezones de la ministra Ione Belarra no deja de ser un claro signo de que seguimos deteniéndonos en gilipolleces varias

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Con más de 150 premios literarios nacionales e internacionales (Premio Iberoamericano de Novela, Verbum, 2019, finalista del Premio Juan Rulfo de novela en París, y ganador del Premio Internacional de Novela Bachiller Alonso López) es uno de los autores españoles más premiados de los últimos años. Ha dirigido programas en Onda Jerez Radio y colaborado con las emisiones locales de la Cadena SER. Del 2000 al 2004 escribió para Jerez Información. Desde 2003 hasta 2013, y de 2015 a 2019 fue colaborador y crítico teatral de Diario de Jerez.  

La ministra Ione Belarra.
La ministra Ione Belarra.

Pues sí. Aunque parezca mentira, que a la señora ministra, Ione Belarra, se le marquen los pezones bajo la camisa es motivo de debate. No que se le marquen a la señora Belarra, sino que se le marquen a una política de cierta relevancia, quiero decir. Debate que ha abierto Vox, por cierto, a falta de cosas más interesantes que la vestimenta de sus señorías —por más que algunos vayan al Congreso o al Senado, eso es cierto, como si vinieran de una barbacoa—.

Yo vi la foto y me llamó la atención. Pero que me llamó la atención, heterosexual y todo como soy, lo mismo que me la hubiese llamado si a alguno de nuestros eminentes representantes políticos se le marcara el juanelo, la porra, el cayetano o similar, debajo del pantalón. Vamos, que me parece una soberana estulticia —ojo al manejo de mi rico vocabulario— caer en estas cosas, hacer un tema de conversación que a una mujer, sea ministra o pescadera, por poner un ejemplo, se le marquen los pezones. Es más: da la sensación, con estos comentarios, de que todo lo avanzando en pos de una igualdad real no es que se pierda, es que se desintegra. Porque, a ver: ¿Alguien me explica a mí si de verdad es relevante el temita? ¿En serio? Yo creo que si a la señora que sea se le ponen los pezones... ¿cómo era la palabra? Si, hombre, el que marcó el gol en el Mundial de Sudáfrica... Eso, inhiestos, no debe importarle a nadie. En todo caso a la supuesta "afectada", si es que se puede considerar así, porque quizá sea a la primera que no le guste que se le marquen. O sí. En todo caso, será problema de ella, no del resto. 

Otra cosa es que alguna parte de su cuerpo, o del cuerpo de algún ministro, quedara al aire. Es decir, que hubiera momento carne fresca, pero no es el caso. No, no se me solivianten, que internet está lleno de fotos con ese tipo de descuidos. Que si a fulanita se le ha escapado una teta como si fuera El Lute, o si a tal futbolista se le transparenta el calzón y se le adivina, cual radiografía, el gordo y las dos aproximaciones. 

No son pocos los famosetes a los que este tipo de, vamos a llamar polémicas, les gusta. Es más: les encanta que se hable de ello. Y más si se han operado las tetas, el culo, o en el caso de los hombres, también el culo caído (Newton y sus cosas, ya saben) y a saber si también el casquito de Darth Vader.

En fin, yo y mis divagaciones. Que viva la teta libre. Y que cada uno haga lo que salga de la mismísima bisectriz. Vivir y dejar vivir. Es muy sencillo. 

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