No hay ideología en la guerra

Las similitudes entre lo que está haciendo Putin y lo que hizo Hitler en su momento son claras

Ucrania en llamas.
Ucrania en llamas. Twitter: Pablo Williams

Hace no mucho estuve reflexionando sobre que ambas partes en el conflicto de Ucrania acusan a sus contrarios de ser nazis. El contraste de estas declaraciones propagandísticas resulta paradójico a primera vista y hace pensar justamente que se trata solo de propaganda. Sin embargo, no son declaraciones en falso.

Las similitudes entre lo que está haciendo Putin y lo que hizo Hitler en su momento son claras. Respecto a los ucranianos, parece ser cierto que cuentan con algunas milicias formadas por neonazis. Los secesionistas del Donbass ya decían en 2014 que estaban combatiendo contra milicias de este tipo, lo que les dio pie a afirmar que su lucha era antifascista y a utilizar ocasionalmente la simbología de las brigadas internacionales. En un principio, no sería lógico ver a ultraderechistas contra más nazis. ¿Qué hay detrás de esta contradicción?

Hace años, durante un congreso internacional en el que pasé bastante tiempo con los rusos, me di cuenta de un pequeño detalle. Tenían la Segunda Guerra Mundial todavía muy enquistada, infinitamente mucho más que nosotros la Guerra Civil. Es comprensible, dado que sufrieron alrededor de nueve millones de bajas militares y un número similar de bajas civiles.

Todo lo que tiene que ver con Hitler y los nazis está tan mal visto que los ultraderechistas de allí utilizan la hoz y el martillo y participan en el Partido Nacional Bolchevique, el monstruo político que demuestra que los extremos se tocan. Al final, debemos remontarnos a la guerra más destructiva de la historia para seguir hilando.

La propaganda ideológica fue ampliamente utilizada por todos los participes de la Segunda Guerra Mundial. Tal ha sido así, que para la historia parece haber quedado la sensación de que el capitalismo y el comunismo derrotaron al fascismo. Sin embargo, no es así ni mucho menos. Una serie de superpotencias derrotaron por la fuerza de las armas y el sacrificio de muchas vidas a otra coalición de potencias fascistas, pero en ningún momento una ideología desarmó a otra más allá de mostrar las atrocidades que cometieron sus respectivos regímenes.

En realidad, la Segunda Guerra Mundial fue mayormente una cuestión nacionalista. No es casual que desde el principio de la guerra los soviéticos se refirieran a ella como la Gran Guerra Patriótica. En contraposición, cualquier cosa nazi es antipatriótica para los rusos.

Al final todo gira en torno al mismo mal que nos persigue desde el siglo XIX: el nacionalismo, principal causa de guerra. Puede enmascararse con ideologías o venderse como la defensa de la democracia y la libertad, hasta ahora siempre ha funcionado. Solo basta que la soberanía de un territorio esté en disputa o que se vea amenazada una hipotética área de seguridad para que el nacionalismo arrastre a dos países a la guerra.

A veces puede ser solo para medirse, ver quién es más fuerte en una cuestión de egos o simplemente soberbia y testosterona. Da igual la ideología cuando en la balanza entre lo que nos une y nos separa gana lo segundo. El resto es solo un pretexto. Putin dijo que los ucranianos eran nazis y drogadictos, y la verdad es que con ese argumento por una cosa u otra podrían atacar a casi toda Europa.

 

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