La Orden de los Capuchinos ha cerrado un acuerdo que pone fin a la incertidumbre sobre el futuro del convento de Jerez, actualmente sin vida monacal. Según confirman fuentes de la propia Orden y de la operación a lavozdelsur.es, la venta afecta a todo el inmueble excepto a la iglesia y la sacristía, donde se mantendrá la actividad religiosa y el culto al Cristo de la Defensión.
En estos momentos, el convento cuenta únicamente con un fraile encargado de custodiar las dependencias, tras años sin comunidad residente. La operación de venta pone así fin a un largo proceso de búsqueda de soluciones para un espacio que había quedado prácticamente en desuso.
Una venta parcial que garantiza el culto
La venta no afecta al templo ni a su sacristía, que seguirán bajo propiedad y gestión de la Orden Capuchina, con el objetivo de asegurar la continuidad de los cultos. “El Cristo tiene una devoción consolidada de siglos y forma parte de la historia de Jerez”, señalan fuentes de la Orden, que confirman que la imagen no será trasladada, mientras que las misas seguirán siendo atendidas desde la fraternidad capuchina de Sanlúcar de Barrameda.
El acuerdo garantiza así que los actos religiosos vinculados a la Hermandad de la Defensión, que se seguirán celebrando. Desde la Orden subrayan que “no existe intención alguna de mover al Crucificado”, en un gesto de tranquilidad hacia los cofrades, devotos y la ciudadanía jerezana.
El inmueble afectado por la venta está situado en una zona con uso terciario según el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Jerez, lo que impide su conversión en viviendas. Cualquier cambio de uso requerirá la modificación del PGOU en pleno municipal, un trámite que no es precisamente corto en el tiempo.
Una operación que rondaría 1,5 millones de euros
La finca, según los datos del catastro, cuenta con una superficie de 1.600 metros cuadrados, de los cuales 950 han sido objeto de venta. En esa zona se ubicaban dependencias utilizadas por distintos colectivos, como la Hermandad de la Defensión y la organización Manos Unidas, que deberán abandonar el espacio a comienzos del próximo año.
El mercado inmobiliario estima que las propiedades de uso terciario en el entorno rondan los 1.300 euros por metro cuadrado, por lo que el valor de la operación se situaría en torno a 1,5 millones de euros.
No es la primera vez que se intenta enajenar el convento. En su día, el Hospital San Juan Grande, mostró interés en su compra o alquiler con la intención de instalar allí sus consultas externas, aunque las negociaciones se rompieron por desacuerdos económicos.
La situación actual obliga a los colectivos residentes a buscar alternativas. En el caso de la Hermandad de la Defensión, que ya han mantenido reuniones con el provincial de la Orden para garantizar el culto en la iglesia, algo se ha confirmado. Próximamente, la hermandad tiene previsto reunirse con el Ayuntamiento de Jerez para resolver la falta de espacio donde guardar los enseres y el ajuar de la Virgen de la O, que incluye piezas bordadas que deben conservarse extendidas y en condiciones específicas.
El problema del espacio y la conservación del patrimonio
Las dependencias que la hermandad tiene actualmente en la calle Sevilla no reúnen las condiciones adecuadas para conservar bordados y elementos delicados del patrimonio. De cara a la Semana Santa se estudia utilizar instalaciones del Consejo Regulador de Jerez para preparar la salida procesional, dado que el templo no permite montar el cortejo en su interior.
Por su parte, la Hermandad de la Mortaja no se ve afectada por la venta, ya que guarda su patrimonio en su sede social de la calle Paúl, mientras que Manos Unidas deberá abandonar las dependencias que ocupaba dentro del conjunto conventual.
Tres siglos y medio de historia capuchina en Jerez
La presencia de los Capuchinos en Jerez se remonta a 1661, cuando la Orden abrió su convento en la ciudad. En 1970 se levantó el nuevo convento e iglesia, bendecidos en 1973. Desde hace años, los frailes de Sanlúcar de Barrameda son los encargados de atender el culto en el templo jerezano.
Su gran joya devocional es el Santísimo Cristo de la Defensión, una talla de José Esteve Bonet, escultor valenciano y artista de la corte de Carlos IV. La imagen llegó a Jerez en 1795 al monasterio de la Cartuja. Según crónicas de la época, la obra del crucificado fue encargada junto a la imagen de Santa María de la Defensión: “Un Jesús Crucificado de tamaño natural, de gran belleza y unción espiritual”.
La historia de su llegada a la ciudad forma parte del patrimonio religioso local. En enero de 1795, el crucificado y una imagen de la Virgen de la Defensión fueron embarcados en el Puerto del Grao (Valencia) rumbo a Cádiz. Tras una tormenta en el mar, la nave consiguió llegar al Guadalete y fondeó junto a los Hornos de la Cartuja.
El 5 de marzo de 1795, se celebró una solemne misa en honor del Cristo, con sermón de fray Buenaventura de Cádiz, y la imagen fue trasladada en procesión hasta Jerez. Desde entonces, el Cristo de la Defensión se convirtió en una referencia devocional y artística, venerado por generaciones de jerezanos. “No hay crónica de época más detallada de la llegada de una imagen a Jerez que la del Cristo de la Defensión”, defiende el veterano cofrade, fundador de la hermandad y académico Francisco Fernández García-Figueras.