Jornadas de trabajo que superaban las 80 horas semanales por un salario ínfimo, sin respeto de los periodos de descanso, en talleres bajo llave y con letreros visibles de "cerrado por traspaso", sin ventilación adecuada y sin las medidas básicas de seguridad. Esas eran las condiciones de los dos talleres clandestinos que han sido objeto de dos operaciones de la Policía Nacional en Algeciras, en las que se ha liberado a cuatro víctimas.
Dos empresarios han sido detenidos por estos hechos, como presuntos autores de un delito de explotación laboral e inmigración clandestina.
Los responsables de los talleres se aprovechaban de la situación de miedo y vulnerabilidad de las víctimas, a las que incluso prometían ayuda para regularizar su situación laboral, una ayuda que por supuesto nunca llegaba.
A causa de las precarias condiciones en las que se encontraban los lugares de trabajo, varias personas sufrieron accidentes laborales. Ante esto, se les advirtió de que no debían avisar a los servicios sanitarios y se les amenazó con dejar de percibir su salario, teniendo que volver a su puesto aun en periodo de convalecencia.
Las víctimas, que señalaron a las autoridades que las condiciones eran peores que en sus países de origen, aceptaban estas condiciones abusivas por la falta de otras opciones de empleo.
Como señala la Policía Nacional en un comunicado, situaciones como esta son habituales en sectores como la construcción, el sector servicios o la automoción.
En ellos, es frecuente que personas en situación irregular y de vulnerabilidad terminen aceptando condiciones infrahumanas que imponen algunos empresarios, aprovechando el miedo y la vulnerabilidad inherentes a la situación en la que se encuentran.
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