La casa del guarda propiedad de la antigua Renfe de San José Obrero han comenzado hoy su derribo después de que la sociedad decidiera culminar con una demanda mayoritaria entre los vecinos de la zona Norte de Jerez. Ahora, el inmueble pasará a manos municipales pero quedará a la espera de encontrar un nuevo propietario cuando salga a la venta, y tiene el potencial -administrativamente hablando- de convertirse en una promoción de viviendas en la zona. Es el crecimiento tranquilo que se ha planteado Urbanismo, el rellenar huecos en núcleo urbano sin ampliar los horizontes de Jerez.
Pero pudo ser otra cosa. El tiempo ha jugado en contra de cuatro colectivos que plantearon que fuera su sede, y algo más. En concreto, como ya recogía Diario de Jerez en diciembre, fueron los colectivos vecinales de San José Obrero 1ª, 2ª y 3ª Fase, Entrevías, Palos Blancos, y la asociación cultural religiosa La Aceptación las que plantearon que se rehabilitara el espacio para darle un uso público. En concreto, la formación Ganemos les había dado a conocer una nueva línea de inversiones por parte de ADIF que hasta ahora no había estado sobre la mesa. Corría septiembre e implicaba un convenio con el Ayuntamiento antes de que la sociedad ferroviaria le cediera los terrenos, implicándose en su limpieza y puesta a punto. Las asociaciones pretendían que tuviera espacios diáfanos en el interior, y que incluyera una especie de centro de interpretación de la antigua vía Almargen Jerez. Es donde comenzaba la famosa Vía Verde que recorre la Sierra, y que, según cuenta la historia del siglo XX jerezano, empezaba en San José Obrero, o así se pensaba explicar en el espacio.
El problema es que no ha habido tiempo para ponerlo en marcha. El reloj ha corrido en contra y otros precedentes de rehabilitaciones de ADIF implicaban alargar el derribo durante años, algo que muchos vecinos no entenderían. Porque primero fueron okupas y por último, grupos que vandalizaban el entorno y hasta habían provocado dos incendios en el lugar lleno de escombros. También ha corrido en contra que la estructura contenía uralita, y de hecho los encargados del derribo este viernes han trabajado protegidos, actuando más allá de la hora de salida del cercano colegio de San José Obrero para evitar cualquier tipo de riesgo de este peligroso material, que cuando está hecho polvo y es aspirable puede ser muy dañino para la salud.
De hecho, había cierta ilusión por convertir este espacio en público, cultural y vecinal, y se llegó a presentar un dossier, pero la falta de fondos a corto plazo, y el riesgo de que se enconara de nuevo este enclave y entrara en trámites burocráticos eternos, han propiciado que poco después de que el pleno del Ayuntamiento de Jerez se mostrara favorable a estudiar el tema se acabara desechando con la llegada de las máquinas de ADIF para proceder al derribo. Una historia del pudo ser pero no fue de libro. Ahora, según el PGOU, adquiere un potencial de convertirse en una promoción de viviendas, del que inlcuso habría algún interesado ya, pero que aún no se habría materializado en puesta en marcha. Comienza un nuevo tiempo para un terreno de la casa del guarda que llevaba décadas de abandono. Se va también, eso sí, un trocito de historia del siglo XX de Jerez.
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