Los hermanos mayores aplauden la decisión del Ayuntamiento de asumir su montaje a coste cero y afirman que el acuerdo firmado con el PP ni ahorró gastos ni ayudó a las cofradías.
En febrero de 2012, María José García-Pelayo, por entonces alcaldesa de Jerez, firmaba junto a Pedro Pérez, presidente de la Unión de Hermandades, el convenio por el cual éste último ente se encargaría del montaje de los palcos de la Carrera Oficial. En una nota de prensa, el Ayuntamiento informaba por entonces que con esta medida “la Unión de Hermandades asumirá a su costa y en su totalidad el montaje y desmontaje de los palcos y sillas de Semana Santa que conforman la Carrera Oficial para la Semana Santa del año 2012 -se prolongaría posteriormente hasta la de 2015-, destacando la importancia que, para la ciudad ha tenido esta decisión contribuyendo de esta forma a paliar dentro de sus posibilidades la difícil situación que atraviesa la misma”.
En éste comunicado, sin embargo, no se informaba de algo que luego se conocería, que el Ayuntamiento, como contraprestación, destinaría a las hermandades 105.000 euros para restauración de patrimonio y obra social, algo que las propias hermandades siempre han destacado que han hecho a lo largo de la historia sin necesidad de convenio alguno. La cuestión es que lo que se afirmaba que se ahorraba de un lado se gastaba en otro, algo que en su día criticaron partidos como el PSOE.
Lo cierto es que ahora, con los socialistas en el gobierno, se vuelve a hablar de municipalizar la instalación de los palcos buscando una solución que no le cueste un céntimo a las arcas del Consistorio, algo que los propios hermanos mayores no sólo ven con buenos ojos, sino que algunos reconocen incluso que el convenio firmado en 2012 fue “enmascarar la verdad”.
Son palabras del hermano mayor de la Oración en el Huerto, Jesús Vidal, recogidas por Diario de Jerez al ser preguntado por su opinión acerca de esta medida que ahora plantean tanto Ayuntamiento como Unión de Hermandades y que desde luego deja en evidencia a García-Pelayo, quien vendió junto a su gobierno las bondades de una iniciativa que siempre defendió para ahorrar gastos.
Vidal considera que "el convenio con las hermandades lo dejaría. Ha sido enmascarar la verdad. Fue para compensar el coste del montaje y no debió camuflarse esa ayuda en conceptos como caridad y patrimonio, cosas que ya hacemos sin que nos den ayuda alguna".
Manuel Muñoz Natera, hermano mayor de la Cena y alguien que siempre se ha caracterizado por hablar sin pelos en la lengua, define claramente el convenio como “engaño”. "Si hubo un año que se pidió el sacrificio a las hermandades, al año siguiente debió de retomarlo el Ayuntamiento. Las hermandades no debieron acceder a cambio del convenio, que ha sido un engaño".
Ángel Heredia, de La Clemencia, define incluso el convenio de “escabroso” y Miguel González, de La Amargura, reconoce que fue “la peor de las soluciones” ya que “nos dejaba más un problema que una solución y nos ha cargado de trabajo debido a la extensa documentación para justificar”. González, además, piensa que "lo que primero hicimos al asumir el montaje fue un gesto de colaboración por parte de las hermandades, después se convirtió en un problema". Manuel Serrano, hermano mayor de la Borriquita, también se muestra crítico aunque más políticamente correcto al señalar que el convenio “no fue una medida muy acertada”.
En cuanto al traslado de la Unión de Hermandades de su sede en Curtidores al palacio del Mamelón, los hermanos mayores tampoco parece que lo ven claro. El hermano mayor de La Clemencia piensa que hay que “re formular y plantear si es conveniente cambiar o no”. Muñoz Natera afirma incluso que “son ya muchos hermanos mayores los que no desean la mudanza porque no se ha cumplido lo que se firmó. No necesitamos para nada un palacio y menos si hay que compartirlo. Tenemos ya una buena sede y no se necesita cambiar".
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