Es la segunda vez que Agustin G. Lázaro planta un árbol en un parque de Jerez y se lo roban. Es tradición para él y su familia cuidar de un árbol durante unos años, hasta que se ponen fuertes y alcanzan una cierta altura, y después, por el cumpleaños de sus nietas, ir a plantarlo. "Esta vez eran dos pinos piñoneros de más de un metro de altura que, desde hace cuatro años habíamos "criado y cuidado" en casa, hasta que tuvieran el porte adecuado para plantarlos", explica Agustín.
Según cuenta Agústín, aunque cada vez pasa menos, sigue siendo frecuente este tipo de robos: "Muchas comunidades de vecinos ponían maceteros o jardineros y luego denunciaban su desaparición", relata. Sobre el robo, el vecino afectado opina que genera un daño emocional, más allá de la pérdida física de los ejemplares: "Es gente desalmada que arranca algo más que un árbol".
Además, Agustín explica que debe ser un vecino habitual de la zona, de los muchos paseantes que salen por esos parques, ya que había en la tierra rastros de los cepellones arrastrados hasta el coche. "Quién los ha robado se ha llevado también el cariño que todos nosotros y nuestras pequeñas ponemos cada año en cuidarlos y plantarlos".
Comentarios