Un momento del homenaje a María Luisa Cobo organizado por la CNT.La infancia de la que muchos consideran que es la pionera del feminismo en Jerez se desarrolló en el número 3 de la calle San Luis. Empezó a trabajar desde muy joven, primero sirviendo casas y luego en el mercado, y fue ahí cuando contactó con las ideas anarquistas, hasta que con 22 años se afilió a la CNT, de la que fue una de sus militantes más activas. “El resurgir sindical fue acompañado por una creciente actividad femenina. Otras jerezanas que participaron activamente en la vida social y sindical de esos años fueron Antonia Cantalejos, Avelina y Carmen Díaz de la Isla, Consuelo Labrador, Ana del Valle o las hermanas Leal. Todas ellas acompañaron a Cobo en la creación del sindicato Emancipación Femenina”, recoge el artículo Anarquismo, represión y memoria histórica: el caso de María Luisa Cobo Peña, del historiador José Luis Gutiérrez Molina, publicado por Todos los nombres.La jerezana, hacia 1934, ya era conocida con el apodo de La comunista, y era seguida muy de cerca por las autoridades policiales, hasta el punto de que fue detenida durante la huelga general de septiembre de ese año y el gobernador civil decidió desterrarla a Cádiz, donde estuvo hasta 1936. A su vuelta gestionó la creación de un sindicato que aglutinara a los oficios ejercidos mayoritariamente por mujeres —confección y servicio doméstico— para luego dar forma al Sindicato de Emancipación Femenina. “Su aparición no fue un fenómeno exclusivo de Jerez. En otras poblaciones, como Cádiz, Ubrique o la sevillana de Morón, nacieron sindicatos parecidos. Se recogía la cosecha sembrada por la propaganda realizada, mediante artículos, panfletos y mítines. Sólo la sublevación militar, con la ocupación de la ciudad y la vuelta al antiguo estado de cosas, desarticuló al sindicato y significó la huida, el asesinato o encarcelamiento de muchas de ellas”, explica Gutiérrez Molina en el citado artículo.María Luisa escapó y logró llegar hasta Ronda, donde fundó una sección de Mujeres Libres, un sindicato de costureras denominado Emancipación Femenina y organizó un taller que fabricó ropa para los miembros de las columnas milicianas que operaban en la zona, lo que sirvió a las autoridades franquistas para procesarla en 1944 por “auxilio a la rebelión”. Primero cruzó la frontera francesa, pero decidió volver a España, junto a su marido Juan Pedro González, para instalarse en Barcelona y poder trabajar como sirvienta, hasta que su patrono la delató y, tras pasar por Madrid, fue devuelta a Jerez, donde ingresó en la cárcel de mujeres. “María Luisa Cobo tuvo que ser maltratada durante sus detenciones. Al menos así lo indica la intervención de su defensor ante el consejo de guerra en el que, tras pedir clemencia para su defendida por ser persona de poca cultura y medios, objetó que el informe fiscal se basaba en las primeras declaraciones que efectuó en Barcelona a las que no se le podía dar crédito por las condiciones del momento”, indica el historiador Gutiérrez Molina.
Artículo publicado en la revista Mujeres Libres sobre el nacimiento del Sindicato de Emancipación Femenina.La jerezana fue condenada a seis años de prisión por el delito de auxilio a la rebelión por su militancia anarquista, “por haber pertenecido a una organización legal antes de la sublevación, tener ideas anarquistas, como si el pensamiento delinquiera, y crear un taller de costura que proporcionó ropas al ejército enemigo”, esgrime Gutiérrez Molina, quien matiza: “María Luisa Cobo tenía suerte. Otros, por lo mismo o, incluso, por menos, habían pagado con su vida. Aunque por delante le quedaban, además, de los años de cárcel una existencia como exiliada interior. La peor de las condenas a las que se sometió a una población que soñó con un mundo mejor y se opuso a una rebelión militar”.“Mi tía tenía valores de solidaridad, quería ayudar a demás, no sólo para darles de comer, también para enseñarles a pescar”, cuenta Francisco Reinoso, sobrino de María Luisa Cobo, quien recuerda que tanto ella como su marido “habían tomado conciencia de lo que era un sindicato” y “querían la emancipación de las mujeres”. El homenaje que se le rinde, 45 años después de su muerte, acaba con la interpretación de varias canciones por parte del grupo El Domador de Medusas, que interpreta el Himno de Mujeres Libres:Puño en alto mujeres de Iberiahacia horizontes preñados de luzpor rutas ardientes,los pies en la tierrala frente en lo azul.
Afirmando promesas de vidadesafiamos la tradiciónmodelemos la arcilla calientede un mundo que nace del dolor.
¡Qué el pasado se hunda en la nada!¡qué nos importa el ayer!Queremos escribir de nuevola palabra MUJER.
Puño en alto mujeres del mundohacia horizontes preñados de luz,por rutas ardientes,adelante, adelante,de cara a la luz.



