Por un momento, en medio del tumulto, de los vítores, las palmas, las banderas ondeantes, los abrazos, los selfies y la sintonía épica de un partido con 140 años de historia, parecía que iba a hacer un aparte, a lo Kevin Spacey en House of cards, y decirnos mirando a cámara: “¿Veis a esa mujer de ahí…? Hace unos años quiso quitarme de en medio. Muerto el perro, se acabó la rabia, llegó a decir de mí cuando pensaba que era hombre muerto, que mi vida política estaba finiquitada. Pero aquí sigo. Ahora como presidente del Gobierno y favorito a la reelección en todas las encuestas. Sean bienvenidos…”. Otra vez la música a toda mecha, los abrazos, las manos estrechadas, la nube de gráficos, los aplausos atronadores... Planazo de sábado tarde. Como ver una serie de intrigas políticas, pero en vivo y en directo.
Pedro Sánchez ha cerrado un círculo en Jerez. Podía haber sido en Cuenca o en Vitoria, pero ha sido aquí. En mayo de 2017 compareció en el Club Nazaret, este abril de 2019 ha sido en las bodegas Real Tesoro. Hace dos años aspiraba a recuperar la secretaría general de su partido tras el golpe de estado interno que le desalojó meses antes del corazón de Ferraz. Lo hacía como outsider de su organización, como obrero al que avalaba esa militancia huérfana y desilusionada frente al austericidio de la derecha, la inoperancia para fraguar un discurso alternativo ante el auge de los movimientos emanados del 15M y ese establishment de una socialdemocracia en declive y entregada a los poderes fácticos. En aquellas primarias, su adversaria, la sevillana Susana Díaz, iba a por todas cruzando Despeñaperros en primera clase del AVE con el apoyo de los viejos dinosaurios del partido.
Dos años después, Díaz comparece como gran perdedora: no ganó el todos (los de arriba) contra Sánchez en las primarias y también perdió la Junta de Andalucía, en manos del PSOE durante 36 años ininterrumpidos. Ganó las elecciones, de acuerdo, pero la suma de votos no le llegó para retener el poder. Dicen que perdió todo debido a su prepotencia y a esa distensión que le imputan en los pasados comicios autonómicos —no pisó Jerez en campaña, por ejemplo, pese a haber sido la cuarta ciudad donde obtuvo más votos en 2015—. Dicen que la primera toma de contacto en el primer mitin en Cádiz en la antesala de la nueva campaña electoral para las generales ha sido fría, “se cortaba la tensión con un cuchillo”, pese a que a mediodía calcaron el acto en Sevilla y se les presuponía ya cierto deshielo por la tarde.
Vista general del acto celebrado en las bodegas jerezanas. FOTO: MANU GARCÍA
Ella ha aplaudido, ha llamado a la movilización e incluso ha pedido ayuda para volver a ser presidenta de la Junta de Andalucía. “Si nos ayudáis, yo volveré a ser la presidenta de Andalucía cuanto antes porque Andalucía no va a pararla la derecha. El día 28 de abril, a votar en el Gobierno de España; el 26 de mayo, a votar en los ayuntamientos; y pronto, volveremos en Andalucía. Os dejo con Pedro Sánchez, presidente y secretario general de los socialistas”. “¡Presidente, presidente…!”, vociferaba la mayoría de los alrededor de 800 asistentes concentrados entorno al encuentro político celebrado en la bodega jerezana. “Y la trianera tragó saliva”, susurró una conocida militante socialista nada más subir su líder federal al estrado. Una cosa es saber lo que hay en juego en estas elecciones y otra cosa es olvidar que los amigos son los peores enemigos.
Cádiz es la octava provincia con más representantes en el Congreso de los Diputados en juego (9) el próximo 28 de abril. Pedro Sánchez lo sabe
Cádiz es la octava provincia con más representantes en el Congreso de los Diputados en juego (9) el próximo 28 de abril. Hay casi 998.000 personas que volverán a ser llamadas a las urnas en los 45 municipios que suman una población de más de un millón doscientos mil habitantes, muchos más que la suma de muchas provincias españolas juntas. En Cádiz, el PSOE ha ganado en diez de las trece convocatorias de elecciones generales que se han producido desde la restauración democrática en 1977 y solo perdió con claridad ante el PP en noviembre de 2011, cuando le sacó casi 100.000 votos de diferencia en la abrumadora victoria con la que Mariano Rajoy logró una mayoría histórica en la Cámara Baja.
Hace treinta años, en 1989, Manuel Chaves, Ramón Vargas Machuca y Carmen Romero —esposa del entonces presidente Felipe González— eran los tres primeros nombres que aparecían como candidatos en la lista que los socialistas presentaron al Congreso por Cádiz. Barrieron. El PSOE obtuvo el 51,88% de los sufragios en la provincia frente al 16,34% de los populares. Más de 166.000 votos de diferencia les separaron en aquellos comicios solo en Cádiz.
Pedro Sánchez, que ha convertido su paso por la política en un auténtico ejercicio de funambulismo y resistencia, en una partida de ajedrez fríamente calculada, es consciente de la clave electoral que representa el granero socialista gaditano. Por eso ha acudido en apenas un mes a las dos principales ciudades de la provincia, Cádiz —capital administrativa— y Jerez —ciudad más poblada— bajo su doble condición de presidente del Gobierno en funciones y secretario general de su partido. Que las elecciones te pillen gobernando, habrá debido pensar. Y por eso, independientemente de su origen, ha situado a un hombre mediático y de peso como Fernando Grande Marlaska, un magistrado vizcaíno cuya relación con Cádiz hasta ser ministro de Interior era recibir el año en la casa de su hermana en Rota, al frente de la candidatura gaditana. Visto lo visto, no se ha equivocado.
Pedro Sánchez conversa con la alcaldesa de Jerez, en presencia de Susana Díaz. FOTO: MANU GARCÍA
“Estáis conociendo a Fernando, ¿no?”, interpeló a su audiencia nada más subir al entarimado el candidato Sánchez. Y se explayó en detalles: “Yo tuve la fortuna de conocerle hace más de un año, en una cafetería cerca de la sede del PSOE, en Ferraz, y charlamos un rato sobre España y los desafíos de nuestra sociedad en los próximos años. Siempre vi en él, desde el primer minuto, y antes en los medios, a una persona con luz, carismática; y el carisma tiene mucho, lógicamente, de hacerse a sí mismo, de tener convicciones, ser determinado, y materializar esas convicciones. Si a Fernando se le puede identificar con algo es con la conquista de derechos y libertades, con el ejercicio de esos derechos y libertades, y con la enorme generosidad de su compromiso con la sociedad y su país”.
Pedro Sánchez, durante su alocución. FOTO: MANU GARCÍA
Pedro Sánchez no dudó, en cierto modo, en hacer de telonero durante un buen rato de uno de sus candidatos estrella porque sabe lo que representa Cádiz en clave electoral y en su clave orgánica. También es consciente Pablo Casado, pero no por ello lograr domar a los que se suponen que deberían ser los suyosen la provincia. Y prosiguió Sánchez su encendido elogio a Marlaska, reuniendo en un puñado de frases los ejes de su programa: memoria, progresismo, diversidad, integración y futuro.
Sánchez, a su llegada al acto político en Jerez. FOTO: MANU GARCÍA
“En las épocas duras del País Vasco —dijo— Fernando defendió la memoria de las víctimas del terrorismo y es una persona que ha hecho de su vida un ejemplo en el ejercicio de una sociedad que tiene que ser diversa, plural, que no puede excluir, que tiene que integrar, y eso es precisamente lo que queremos para este país. Un país abierto y que no tiene miedo al futuro. Para nosotros, es un honor tenerte como cabeza de lista por la provincia de Cádiz”. El honor era suyo, dijo momentos antes el aludido. “Cerraremos la puerta a los no dejen morir dignamente o a los que se envuelvan en una bandera que es de todos”, sostuvo firme Grande Marlaska, que reconoció: “Han pasado diez meses, quién me iba a decir que iban a pasar tantas cosas. Las cosas pasan muy, muy deprisa”. Que se lo digan a Pedro Sánchez.
Dónde estaba hace dos años en Jerez y dónde ha estado este pasado sábado. “Tiene cara de buena gente, es pa’ comérselo”, espetó Susana Díaz. Eso iba por Grande Marlaska, claro. “Nos quedan muchos bolos juntos”, insistió Irene García, secretaria general del PSOE en una provincia clave como Cádiz. Ella, que aceptó a regañadientes la lista que impuso Ferraz para las generales, ya es una más en este espectáculo de la campaña permanente que nos envuelve diariamente. Donde cuesta mucho diferenciar la verdad de la mentira, el grano de la paja, el ganador del perdedor. O como decía Frank Underwood mirando a cámara: “La política ya no es un teatro. Es el mundo del espectáculo. Así que montemos el mejor espectáculo de la ciudad”. Lo de este nuevo PSOE de Pedro Sánchez va bien encaminado.
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