Los fieles acuden con guantes y mascarillas a la iglesia de Santo Domingo y al santuario de San Lucas, dos de las joyas patrimoniales de Jerez, hoy con asientos tachados y geles hidroalcohólicos en la entrada. La Diócesis de Asidonia-Jerez fue de las pocas que mantuvo sus templos abiertos en el pico de la curva del coronavirus.