La Fundación Savia nació en el año 2014 con alrededor de medio centenar de patronos reunidos bajo un intenso compromiso: defender lo rural y sus valores. Eso significa pensar en los pequeños pueblos, en la agricultura y la ganadería ecológicas, en el territorio. Y su impulsor fue, y sigue siendo, Paco Casero. Nacido en Marchena en 1948, con 10 años, cuenta, ya montó una primera asociación infantil. Marchó con la familia a Menorca y a Cataluña. Hizo una huelga en Hispano Olivetti, empresa de la que fue despedido. “Me sirvió mucho de experiencia”.
II Premios Voces del Sur a la Sostenibilidad: Fundación Savia
Y tanto. Porque con 24 años volvió con la familia a Marchena y allí empezaba esa trayectoria en los sectores sociales, fundando el histórico Sindicato de Obreros del Campo (SOC). Allí hizo su primera huelga de hambre, pero vendrían 40 más a lo largo de su vida. La última, en diciembre de 2023, para protestar por la falta de agua potable en el Norte de Córdoba. La hizo en los 80 para lograr pagas para jornaleros y la hizo en Washington, ni más ni menos, que para visibilizar la situación en Centroamérica. En el año 74, con Franco vivo, había realizado su primera gran protesta en Andalucía, un encierro en una iglesia de Marchena. “El sargento de la Guardia Civil estaba desquiciado porque nunca había visto una cosa igual”.
Ahora, Paco, a sus 77 años, continúa viajando por toda España al frente de Savia, con los mismos convencimientos. Hace una década decidió que tenía fuerzas para en su jubilación seguir siendo activo, centrado en lo rural y en el ecologismo. Así fue como reunió a miembros de la sociedad civil que había conocido al cabo de los años, desde la universidad hasta la empresa, para poner en marcha esta iniciativa.
La Fundación Savia hoy está presente en mesas del agua, protestas, informes, reuniones con administraciones... Y cada sábado, en la sección de ‘Savia Rural’ de este periódico, patronos escriben artículos que tanto sirven para visibilizar las batallas que merecen la pena. La Fundación Savia se ha consolidado como una de las voces más sólidas del pensamiento rural contemporáneo. Desde Andalucía, impulsa ideas globales y recuerda que sin campo no hay futuro. Porque la defensa del mundo rural es una defensa de la vida misma. “Nosotros estamos de paso. Sabemos que eso es fundamental porque hay cuestiones que no se pueden desarrollar sin tener en cuenta a los que vienen detrás”.
Por el futuro
“Lo normal es que las fundaciones tengan tres o cuatro patronos; nosotros somos 46”, añade Antonio Aguilera, secretario general de Savia. “Ponemos en el centro a las personas, a las mujeres y a los hombres de los pequeños pueblos, que son los imprescindibles”, añade. Realizando una sistematización, entre sus líneas de trabajo, la fundación destaca por su defensa de la agricultura y la ganadería ecológica, el empleo rural, el relevo generacional y la igualdad de género. “Abogamos por la producción ecológica porque cuida el territorio y genera más empleo”. Savia también se ha convertido en una voz crítica frente al actual modelo de energías renovables. “Somos firmes defensores de las renovables, pero el sistema se está convirtiendo en otro sector extractivo del campo”, denuncia Aguilera. “Estamos alicatando el campo, como solemos decir. Toda la energía que produce el territorio se la llevan tres empresas y la riqueza se va lejos”.
En materia hídrica, participa en la Mesa Social del Agua, defendiendo el reparto social del agua. “Casi el 85 % del agua que consumimos está destinada al riego”, señala Aguilera. Savia apuesta por un modelo que priorice pequeñas explotaciones y cultivos sostenibles que generen empleo y arraigo.
En el plano internacional, Savia es miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Aquí se coordina su grupo de acción climática, desde donde contribuyen a diseñar el pacto estatal de cambio climático. Su labor técnica y política ha hecho que la fundación sea considerada una referencia en la defensa de un nuevo modelo de sostenibilidad rural. Entre todas las iniciativas de Savia, una brilla con especial fuerza: la creación del Defensor de las Generaciones Futuras, una figura institucional para proteger los derechos de quienes aún no han nacido.
“La idea surgió de preguntarnos qué le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos”, explica Aguilera. “Queríamos poner sobre la mesa los derechos de los que todavía no han nacido, los que pagarán las consecuencias de lo que hacemos ahora”.
La fundación escribió a Naciones Unidas proponiendo su creación, y la respuesta fue inmediata: la ONU calificó la propuesta de “fantástica” y animó a Savia a desarrollarla. Desde entonces, la iniciativa ha sido aprobada en más de 300 ayuntamientos españoles, en las Cortes Valencianas y Baleares, y ha recibido un reconocimiento internacional de la UICN.
“Si esto sale adelante, es una idea por la que quizás se nos va a recordar”, afirma Aguilera, convencido de que el proyecto pronto se institucionalizará. “Somos los impulsores desde hace casi diez años”. Y es un principio clave para el trabajo que se realiza: “Queremos poner sobre la mesa los derechos de los que todavía no han nacido. De los que van a tener que pagar las consecuencias de lo que estamos haciendo ahora”.
"Nuestro éxito es insistir desde abajo para que se hagan las cosas"
En cualquier empeño, hay una necesidad de entenderse con todas las administraciones, con todo tipo de empresas, con todo tipo de formaciones. Una transversalidad que hace un favor de fondo a los proyectos que se ponen en marcha. “Nos manejamos con todos los partidos, porque no puede ser de otra manera”, dice Aguilera.
Su estrategia se basa en la incidencia desde la sociedad civil, presentando informes, enmiendas y propuestas que otros pueden ejecutar. “Nuestro éxito es insistir desde abajo para que se hagan las cosas”, resume el secretario general. Porque “desaparecen los ganaderos, desaparecen los que están gestionando el territorio y después aparecen problemas como los incendios forestales”.
A Paco Casero no lo define un cargo ni una época, sino una forma de estar en el mundo. Su historia personal, entrelazada con las grandes transformaciones sociales del siglo XX en España, sigue irradiando un mensaje sencillo pero poderoso: la dignidad del campo y de quienes lo habitan no es negociable.
“Ha sido duro, muy duro”, confiesa repasando su trayectoria vital. “He vivido todo el proceso sin partido”, añade, incidiendo en la independencia con la que se ha desarrollado. “Siempre he creído mucho más en la sociedad civil. Cuando los partidos controlan todo, la sociedad se apaga. Si una sociedad civil es débil, la política será débil”, repite, como un mantra que aún hoy sigue siendo urgente.
Cuando en 2014 decidió fundar Savia, Casero tenía clara una cosa: el proyecto debía servir. Y con los recursos económicos que hubiera a la mano. Ha sido su filosofía. “Aunque no tuviera medios, en mi vida me he ido desarrollando según mis convicciones, y según mis deseos y he dejado de hacer muy pocas cosas que he querido hacer”. Hoy, a su lado, un equipo de 46 patronos.
Por todo lo conseguido, y por todo lo que viene, la Fundación Savia ha sido galardonada con el Premio Voces del Sur a la Sostenibilidad. Porque ha logrado llegar a todos los rincones de Andalucía y convertirse en un impulsor intelectual de lo rural en Andalucía. Paco Casero, Antonio Aguilera y las personas que forman Savia son personas a las que llamar para saber qué implicaciones tiene cualquier cosa que esté ocurriendo en el campo andaluz. Desde reivindicaciones de ecologistas a propuestas de empresarios del sector primario y agroindustrial. Un premio merecido y coral aunque sin olvidar el protagonismo de Paco Casero.
