Joyería Fernando Marín
Los hermanos Fernando y Mercedes Marín continúan la tradición en este negocio especializado en temática religiosa y fundado por sus padres en 1969 que se adapta a los tiempos y cuida a su clientela fiel como si fuera oro. Ya han pasado 52 años desde que el cordobés Fernando Marín Rodríguez y la portuense Consuelo García Máiquez, inauguraran esta tienda de la calle Larga que vende medallas, crucifijos, relicarios o una pulsera que rinde homenaje a El Puerto.
Farmacia Viqueira
Los hermanos Florencia y José María Viqueira sacan adelante este comercio histórico ubicado en la calle Larga, esquina con Palacios, desde 1903. Un auténtico museo que revela los orígenes de esta materia y en el que se respira la esencia de las boticas. En su interior, se realizaban las fórmulas magistrales, preparados artesanales que pasaron a la historia desde que las grandes industrias empezaron a comercializarlos en cajas.
Refino 'de los Muertos'
María del Carmen Fernández, de 85 años, comenzó en esta mercería de la calle Ricardo Alcón con 12 años, cuando su tío la abrió junto a la carpintería donde hacía las cajas de los muertos. Ya han pasado 73 años de aquel 8 de diciembre de 1947 cuando se inauguró el negocio que se quedó con el nombre y donde reposan bobinas, lanas, cajas y todo tipo de objetos para la costura. Aunque en otros tiempos han vendido bisutería fina, platos, vasos y hasta colonias a granel. Su hija Carmen Carmona ha crecido en este pequeño local que se conocen al dedillo.
Roque Morales junto a su padre José Roque en la droguería del centro de El Puerto.
La última droguería que sobrevive en la ciudad lleva casi 70 años ofreciendo remedios para los problemas domésticos. 2020 ha sido un año duro para este emblema comercial por la triste pérdida de José Roque Morales, y su hijo, almas de este negocio casi extinto repleto de sprays, botes de pintura, o lejías. En este local de la calle Ganado se ideaban las fórmulas de ámbito doméstico y los famosos lavaditos.
Mercería Las Lobitas
La portuense Rosa Péculo cogió las riendas de este negocio en 1980 cuando sus tías abuelas, las hermanas Lobo González, le traspasaron el local de la calle Ganado donde empezaron en el año 1949. Al comercio se acerca “nuestra gente de barrio”, un público fiel que ya reconoce a la propietaria. Rara es la vez que no pase algún vecino saludándola. Desde el mostrador ofrece las tendencias, los avíos para la costura y desde la pandemia, muchas mascarillas. Además, es uno de los pocos puntos de recogida Wish que hay en la provincia de Cádiz.
Miguel Sánchez, último dueño de Las Novedades en la calle Larga en El Puerto.
El escaparate más antiguo de la provincia se encuentra en la calle Larga esquina con Ricardo Alcón. Allí lleva 140 años brindando ilusión a los más pequeños desde que echó a andar en 1880. Conocido popularmente como el refino de Luis o Luis Pérez Grant, ha pasado por muchas manos hasta llegar a las de Miguel Sánchez Lobato, que lo regenta junto a su mujer María del Carmen desde 1986. Su interior no pierde el encanto de una tienda antigua y conserva el mostrador de caoba de Cuba y una caja registradora de bronce de la marca National. Todavía se apartan juguetes y está especializado en muñecas y coches de capota de fabricación nacional.
Ultramarinos La Diana
José Sánchez, de 79 años, lleva 65 detrás del mostrador de este local de la calle Palacios esquina con San Bartolomé que sigue vendiendo legumbres a granel envueltas en papel de estraza junto a la casa donde residió Washington Irving en el siglo XIX. No cabe ni un alfiler en aquel rincón lleno de productos de alimentación ordenados perfectamente en las estanterías. No faltan garbanzos, habichuelas, miel pura del pinsapar, conservas, bacalao, una hilera de jamones, botellas de vino, quesos y botes con fabes.