Afeitados, cortes o perfilados de barbas. Al pasar por la calle Miguel de Cervantes de Chipiona, un local salta a la vista. Perfectamente iluminada y con un diseño innovador, Omema es una peluquería de barrio convertida en un espacio con una estética cuidada. “Hay gente que viene porque la ve de noche alumbrada”, comenta José Manuel Pérez de la Lastra Visado, de 44 años, el estilista al cargo de las tijeras en este negocio que ha logrado colarse en el Top 50 de las barberías más influyentes de España.
La revista especializada Soy Barbudo la ha seleccionado, mediante una votación entre clientes y profesionales, de entre más de 300 opciones de todo el país. Será por su diseño, por su servicio o por su actividad en redes sociales. El propio dueño intuye que esas son las razones por las que su barbería es la única de la provincia de Cádiz en entrar en el listado.
Omema, nombre con el que es conocido popularmente José Manuel desde que estaba en el colegio, arrancó en 2010. “Había estudiado automoción, administrativo, y fui mecánico, pero esto siempre lo he tenido en la cabeza, me he criado en una peluquería”, cuenta a lavozdelsur.es. entre cita y cita.
“Me he criado en una peluquería”
Tras dos años de formación para obtener la titulación, el chipionero se decantó por dar el relevo a una peluquera histórica en el municipio que comenzó su aventura hace más de 40 años en el mismo local. Por entonces, se llamaba Peluquería Lichi y las manos maestras pertenecían a Manuela Visado, madre de José Manuel. “Cuando era joven se fue a Sevilla a estudiar, mis abuelos la dejaron siendo menor de edad y se prejubiló por tener la enfermedad del peluquero, las manos hinchadas”, explica.
Cuando José Manuel se animó, montó una peluquería de caballeros muy diferente a la unisex de su madre y, tres años después de su apertura, se topó con el boom de las barberías. El renacer le vino al pelo, así que empezó a realizar cursos e “intentar profesionalizarme cada vez más”.
El negocio tomaba forma tras seguir los pasos de su madre, y de su tío -hermano de su padre- que justamente había sido barbero en la esquina de su calle. Así hasta que decidió darle nuevos aires más acordes al siglo XXI.
“Quería un lugar donde la clientela estuviese más cómoda y más a gusto”, expresa José Manuel, que confió en la mirada del profesional de interiorismo Antonio Quirós. Su propuesta le encantó y desde junio de 2020 se hizo realidad. “Aquí todo está oculto, no se ve nada, la aspiración del pelo, las toallas y capas sucias”, señala.
Además, continuó con el gesto de ofrecer refrescos, café o cerveza a sus clientes. “Ahora he montado una zona de servicio con nevera, cafetera, agua, tazas y golosinas para los niños”, añade el chipionero.
Un ambiente singular que se suma a la tendencia de arreglar no solo a las personas sino también al lugar donde lo hacen. Al diseño se une el servicio que José Manuel ofrece con una banda sonora de fondo. “Pongo jazz, Bruce Springsteen o The Police, siempre buscando la relajación y la tranquilidad”, añade.
Durante los lavados de cabeza, los afeitados o los cortes, utiliza toallas húmedas aromatizadas con aceites de romero y de jándalos. También incluye los contrastes de calor y frio y otros detalles que han atraído a generaciones de hombres.
Por las manos de José Manuel y su madre han pasado multitud de chipioneros que confían en esta familia del sector de la imagen y el cuidado personal que sigue con Omema.
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