La manipulación descarada de la historia es un hecho histórico en sí mismo, es decir, siempre los poderosos intentaron manipular la historia con fines políticos y religiosos. Esto es sencillo de comprender si, por poner un ejemplo cercano en el tiempo, recordamos cómo el franquismo estableció falsamente un nexo de unión histórico-simbólico entre los Reyes Católicos y el golpe militar de 18 de julio de 1936... el pendón de Jerez exhibido en el Desfile de la Victoria de 19 de mayo de 1939 en Madrid, para aquel que quiera entender con sencillez, no deja lugar a dudas acerca de esa repetitiva manipulación con la que la historia, o la memoria histórica, o la simbología histórica, etc.,  ha sido y es tratada por distintos sectores sociales en distintos momentos. La historia, la actividad historiográfica, como otros fenómenos culturales, ha sido objeto de manipulación siempre.

En Jerez, cuando las ideas revolucionarias se extendían entre proletarios y campesinos allá sobre 1868 en adelante, los sectores más acartonados y tradicionalistas de la ciudad, empujando al ruedo a la beligerante Iglesia Católica, reaccionaron echando mano de una mezcla de historia tradicionalista y religión ultraortodoxa, la cual mezcla vino a fraguar en la nueva Revista (semanal) de Tradiciones Jerezanas. Nacía al amparo del también nuevo Círculo Católico de Obreros Jerezanos dirigido por Tomás Fernández.... en definitiva, un intento de frenar, de construir una muralla ideológica de contención, el avance de las doctrinas socialistas y anarquistas que, desde la Gloriosa en adelante, se extendieron ampliamente por los campos y por la ciudad de Jerez.

Dicha revista agradecía así al Ayuntamiento el apoyo recibido: “Permita ya el Excmo. Ayuntamiento de Jerez que las TRADICIONES JEREZANAS le agradezcan públicamente la cooperación eficaz y necesaria que les dispensa, suscribiéndose por 40 ejemplares, añadiendo nosotros que, a nuestra Revista de glorioso nombre, solo anima el espíritu de promover, cuanto pueda, las glorias verdaderas y el bien sólido de la población de Jerez, digna como la que más entre las que formó a fuerza de heroicidades cristianas, nuestra común, incomparable y amadísima Patria la católica España”.

Cierto anticlericalismo liberal sumado al anticlericalismo que sostenían las distintas corrientes del movimiento obrero era demasiado reto para la Iglesia Católica. Recordemos pues un jugoso párrafo, tan meridianamente claro, como este, en el que se explica el ningún crédito de la iglesia católica ante las autoridades portuenses de 1868: “En la composición de la Junta Revolucionaria portuense -que sustituye al Ayuntanmiento que hasta entonces había presidido Juan de Mata Sancho Díez de Alda-Sopranis (1822-1886)- predominaban los miembros del partido Demócrata, siendo la Unión Liberal la segunda fuerza política. Además de la expulsión de los jesuitas, la Junta tomó otros acuerdos de carácter anticlerical entre el 21 de septiembre y el 12 de octubre de 1868: expulsión de los franciscanos, incautación del convento de San Juan de Dios, derribo de la iglesia y ex convento de los Descalzos y expulsión de los misioneros de Filipinas (Iglesias, 1985: 103-104). La decisión de expulsar a los jesuitas de El Puerto no se debió probablemente al anticlericalismo de la mayoría de los junteros (a pesar de que la ideología del partido Demócrata era marcadamente anticlerical y, en algunos casos, anticatólica), sino a una exigencia de sectores exaltados de la población, cuya actitud hostil hacia los jesuitas hacía presagiar graves alteraciones del orden público a los nuevos responsables del Gobierno local” [Bernardo Rguez. Caparrini: "El colegio de San Luis Gonzaga de la Compañía de Jesús de El Puerto de Santa María (Cádiz): un recorrido histórico-literario (1864-1924)"]

La acción de la Iglesia Católica para frenar ciertos efectos ideológicos y políticos del liberalismo y de los socialismos fue mucho más compleja, efectivamente. Contó con acciones muy diversas como, por citar una bien conocida en este rincón del sur, la construcción de un impresionante colegio de jesuitas (terminado en 1895) en El Puerto de Santa María. Pero en Jerez, como decíamos, nace en octubre de 1886 la revista Tradiciones Jerezanas con intenciones ideológicas clarísimas respecto a las "tradiciones históricas": divulgar la doctrina social de la Iglesia, a través de variopintas heroicidades históricas de impronta cristiana (según dicha Revista), para ayudar a impedir el desarrollo del anarquismo y el socialismo en la región del vino:

Acerca del historiador jerezano Andrés Hidalgo Ortega y de su colaboración en la revista Tradiciones Jerezanas ya el alcalde franquista Tomás García Figueras escribió unas esclarecedoras páginas (207-214) en su trabajo Un siglo de historias e historiadores de Jerez de la Frontera, 1863-1972, T. I: El siglo XIX (CEHJ, Jerez, 1974), en donde dice: "Es asimismo importante el Círculo Católico de Obreros Jerezanos, ya que en los finales del XIX y ante el desarrollo de las organizaciones proletarias de carácter marxista o anarquista, nace la atención hacia la enseñanza obrera católica, dentro del cuadro general de los movimientos sociales del siglo XIX de una preocupación primaria de la cultura del pueblo".

A. Góngora, en 1900, dice: "123. TRADICIONES JEREZANAS. Revista Semanal. Octubre de 1886. Imp. de M. García Ruis, Gravina 2. 16 p. 4. Emprendió esta publicación el Círculo de Obreros Católicos jerezanos, estando suscrito el Prospecto por el Presidente D. Tomás Fernández. Fue su administrador, durante algún tiempo, D. Francisco A. Gutiérrez. El periódico, en realidad, lo constituía la cubierta, donde generalmente se trataba de las fiestas religiosas de la localidad, de asuntos de interés, y de efemérides jerezanas. Los pliegos, que contiene, son de trabajos históricos, referentes á esta ciudad, unos inéditos y otros que, por su rareza, son de difícil adquisición. Lleva publicadas obras de Rallón, Mesa Xinete, Gutiérrez, Trillo y Morla. Sale á luz con bastantes interrupciones, habiendo perdido el carácter de revista, por carecer la cubierta de los datos indicados".

1886
La revista Tradiciones jerezanas, octubre de 1886.

Las “Tradiciones Jerezanas” (véase tb.: José Cebrián García: Desde el siglo ilustrado: periodismo y crítica en el siglo XVIII, ed. Universidad de Sevilla, Sevilla, 2003, p. 62) no ocultaban para nada que su propósito era usar la historia, ciertos episodios históricos con fines de ideologización teocrática: “…no podrá servir para que los Jerezanos plebeyos y magnates pongan delante de sus ojos documentos… imiten en lo que pudieren los hechos notabilísimos, con los cuales los Jerezanos de tantos siglos en tanta altura llegaron a poner los timbres de su cristiana gloria. Pues bien, la Revista de las Tradicoones Jerezanas, que hoy ofrece al público el Círculo Católico de Obreros de Jerez… después de haber victoriosamente resistido a la devastadora impetiuosidad de los movimientos políticos, contrarios a la política eternamente católica, y después de haber triunfado del sordo pero siempre pujantísimo poder de la corriente d elos siglos… Sí. El cielo la ayudará, y saldrá ella en sus bien intencionados y nobles propósitos felicísimamente airosa; Jerez sincerísimamente ensalzado; las almas rectas cristianamente instruidas, y la mayor honra y gloria de Dios propagada”.

Hoy algunos acusan al movimiento ciudadano de la memoria histórica y la dignidad democrática de un supuesto falseamiento de la historia reciente de España, sin caer en la cuenta de que la manipulación de la historia tiene otros precedentes en nuestra ciudad bastantes más claros e insistentemente cultivados durante mucho más tiempo.

Sobre el autor:

Cristóbal Orellana.

Cristóbal Orellana

Licenciado en Filosofía (US), Diplomado en Geografía e Historia (UNED), Máster en Archivística (US), Máster en Cultura de Paz y Conflictos (UCA), de profesión archivero, de militancia pacifista, de vocación libertario, pasajero de un mundo a la deriva.

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