Paco Camas fue el encargado de abrir la sesión: “Andalucía ha tenido siempre gran atractivo, es ese lugar donde los extranjeros han venido a soñar”. Hoy nos resulta difícil entender cómo, en épocas de escasos recursos para la mayoría, había personas que proyectaban largos y costosos viajes por el mundo: “La figura del viajero nos traslada al romanticismo. El viajero va a la búsqueda de sí mismo a través de la naturaleza, buscando cosas desconocidas…”. El libro, señaló, nos hace recordar cómo eran hace unas décadas nuestras playas.
Realizó también un esbozo biográfico del autor, escritor esencial para la vida cultural de Jerez. Ramón Clavijo es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Sevilla. En 1987 es nombrado director de la Biblioteca Municipal de Jerez y desde 1993 dirige el departamento de bibliotecas del Ayuntamiento. Es colaborador del Diario de Jerez, miembro fundador de la Asociación de Historia de Jerez (SERIS) y miembro de la Junta Directiva del Centro de Estudios Históricos Jerezanos (CEHJ). Es fundador, en 1986, de las Jornadas de Historia de Jerez y miembro del consejo de redacción de la Revista de Historia de Jerez desde su fundación en 1989. Es miembro de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios desde 1985. Desde 2001 forma parte de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras. Fue coordinador y coautor de la obra Historia general del Libro y la cultura en Jerez (2003). Ha colaborado con numerosas publicaciones periódicas de ámbito nacional como Historia y Vida o Revista de Literatura.
Para Juan Félix Bellido, de Peripecias Libros: “Un libro es un jardín que podemos llevar en el bolsillo, dice un proverbio árabe. El libro que hoy se presenta es un jardín lleno de espuma blanca de las olas, de pinares mecidos por el Levante, de pueblos y ciudades asomadas al Atlántico, y que podemos llevar en el bolsillo para deleitarnos como los viajeros del XIX y del XX, con el maravilloso entorno de nuestra bahía y de Jerez, porque también hay una escapada a nuestra ciudad”.
Dirk Bogarde con su traje de lino contemplando la bahía, o un coquinero con los pantalones remangados y el sombrero de paja… Éstas son las dos imágenes de Ramón que revolotean en la mente de José López Romero al leer La Costa. Son dos imágenes que aparecen en el libro, la del viajero aristócrata y la del marinero que trabaja en la costa y conoce todos sus rincones. El protagonista, el viajero, va acompañado por Bernardo, el patrón de La Gaviota, y su ayudante Ortega. A través del recurso literario del viaje, desde Sanlúcar a Algeciras, Ramón Clavijo nos transmite esa doble visión de nuestro litoral. “La visión que tienen esos viajeros aristócratas nos permite ponernos en el lugar del otro. Nos obligan a ver lo cotidiano de una forma totalmente distinta”, resaltó José López Romero. Esa mirada del otro nos desvela detalles que, por familiaridad o costumbre, pasan desapercibidos. “Son viajeros con cultura, por eso su mirada es muy enriquecedora”. Es un libro que te hace recordar cómo eran nuestras playas, el paisaje primitivo y agreste, el ferrobús, el seiscientos, los balnearios, las casetas pintadas de blanco y azul… Pero también es un libro de denuncia, señaló, porque el urbanismo descontrolado ha modificado aquel paisaje primitivo.
Ramón Clavijo, tras los debidos agradecimientos, nos explicó de dónde ha surgido este libro, su proceso de gestación, y qué tiene de singular. La Costa es el punto final de un largo proceso de investigación. A finales de los años ochenta se puso de moda investigar las opiniones de los viajeros ilustrados y románticos sobre nuestro país. Aparecen libros importantes como Del Támesis al Guadalquivir de Alberich o Los curiosos impertinentes de Ian Robertson. También se organizaron congresos, como el de Ronda, dedicado a la imagen de Andalucía en los viajeros románticos. Apasionado por la literatura de viajes, Ramón consideró que era un buen momento para iniciar un proyecto de investigación con tres eslabones. Uno estaría dedicado a los testimonios de viajeros extranjeros sobre la ciudad de Jerez. En 1991 publicó Jerez y los viajeros ilustrados y románticos, editado por el servicio de publicaciones del Ayuntamiento, en la colección Urbanismo y Cultura. El segundo eslabón es un libro de 1998 titulado Viajeros apasionados. Antología de viajeros por la provincia de Cádiz, que abarcaba de 1830 a 1930 y se centraba en los viajeros románticos y los postrománticos. Se trata de un libro que aporta datos interesantes para los investigadores actuales y que piensa seguir ampliando.
Y el tercer eslabón es La Costa, dedicado al litoral gaditano. Los viajeros ilustrados y románticos conocen nuestra costa. Sus testimonios, aparentemente superficiales, pueden aportar en su conjunto una información interesante a los investigadores. Se trata de muchos testimonios que no habían sido todavía traducidos. La mirada de los viajeros nos permite comparar y apreciar las transformaciones que ha sufrido nuestro litoral. En algunos casos, nos sorprende que el paisaje siga siendo el mismo, “debido más a las condiciones climatológicas y servidumbres militares que al verdadero interés de preservación”. La sensibilidad sobre el medio ambiente es muy reciente, sin embargo los testimonios de esos viajeros nos empujan a “meditar sobre lo poco que nos ha quedado virgen y cómo conservarlo en el futuro”.
La Costa es un libro de investigación, pero es además un libro de viajes. Ramón utiliza el viaje como hilo narrativo para ir sacando a la luz esos testimonios de viajeros. El protagonista, acompañado por Bernardo y Ortega en el balandro La Gaviota, lleva en su mochila varios libros. Durante el viaje por el litoral, de Bonanza a Algeciras, el protagonista lee fragmentos de esos libros a Bernardo y Ortega. Por lo tanto, el libro completa el proyecto de investigación, pero lo hace de forma literaria. El viaje, como la lectura, tiene que ver con el tiempo, con la lentitud…
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