Ana Morales, último Premio Nacional de Danza: "La gente se mete muy rápido la palabra vanguardia en la boca"

El Festival Flamenco de Nimes 2023 abre este miércoles su 33 edición con 'Peculiar', el último espectáculo de la coreógrafa y bailaora catalana afincada en Andalucía

Ana Morales considera que en el flamenco "se meten muy rápido la palabra vanguardia en la boca"
Ana Morales considera que en el flamenco "se meten muy rápido la palabra vanguardia en la boca" ROBE BLANCHEN

Si el flamenco es el mayor embajador musical que tiene la Marca España en el mundo, sin lugar a dudas uno de los principales causantes de esta expansión es su vertiente dancística. Y para muestra un botón. El Festival Flamenco de Nimes de 2023 abre con el espectáculo ‘Peculiar’ de Ana Morales (Barcelona, 1982) su trigésimo tercera edición. La bailaora catalano-sevillana, recientemente galardonada con el Premio Nacional de Danza 2022,  será la encargada de alzar el telón esta noche del Teatro Bernadette Lafont con un espectáculo que tiene el ritual como premisa y nexo de todas y cada una de las piezas que lo conforman.

Tras marcar un claro punto de inflexión en su proceso evolutivo como artista con Sin permiso (Canciones para el recuerdo) y proseguir esa búsqueda incesante de un estilo propio en En la cuerda floja, con ella y junto a ella profundizamos en esta entrevista sobre diversos aspectos no sólo de Peculiar —su último espectáculo— sino también de su parecer acerca de esas interrogantes que continuamente interpelan sobre los caminos que recorre el flamenco en la actualidad.

Ana Morales - Consejo Regulador Jerez - Foto: Esteban
Ana Morales posa para lavozdelsur.es desde el Consejo Regulador    Foto: Esteban

¿Qué le diría la Ana Morales de hoy a aquella bailaora del Ballet Flamenco de Andalucía o esa artista que empieza a volar con ‘los pasos perdidos?
Pues que ha hecho muy bien en escucharse, sobre todo, y en creer en lo que yo pensaba de esto. Creo que eso es importante. Yo me he escuchado siempre y siempre he creído en cómo yo he entendido esto, dejando fuera cosas que me influyeran. Esta ha sido mi manera de entender el flamenco y el baile, lo que me mueve. No podría moverme sobre un escenario de una manera que mi cuerpo no quisiera.

Y eso te ha llevado a ser Premio Nacional de Danza junto con tu maestro Andrés Marín
Yo no me esperaba jamás en mi vida el Premio Nacional de Danza y menos junto con Andrés Marín, mi maestro absoluto. No he crecido nunca con el pensamiento de obtener este reconocimiento y menos por los motivos que han argumentado: esa búsqueda insaciable de una personalidad absoluta, que es lo que a mí me ha movido siempre. ¿Qué quería yo y qué quería mi cuerpo? Es la pregunta que me ha hecho, en el buen sentido, perder tanto tiempo en esto. Dedicarle tanto tiempo. Lo bonito es que me ha llegado en un momento en el que lo puedo disfrutar ‘sin pajaritos’.

Ana Morales y Ana Crismán - 'Peculiar' - Foto: Alain Scherer
Ana Morales y Ana Crismán en un pasaje del espectáculo 'Peculiar' - Foto: Alain Scherer

¿Está de moda el baile?
El baile en general si. El baile flamenco no.

Ahí es donde voy.
A la gente le gusta bailar de manera intrínseca como ser humano y eso nunca va a pasar de moda, pero el flamenco no está de moda. En cambio, el flamenco sí que está de moda desde un lugar comercial, donde la gente puede disfrutarlo sin ninguna presión de entendimiento duro como es el flamenco desde el lugar tradicional. Eso sí. Es mucho más banal, es más fácil y se puede disfrutar, pero el flamenco como en otras épocas ha estado de moda escuchar a Valderrama o El Carbonerillo cantando fandangos, desde luego que no. Eso es una realidad. Un niño de 20 años, a menos que sea muy aficionado al flamenco, se pone a escuchar estas cosas. Salvo nosotros.

Yo no me esperaba jamás en mi vida el Premio Nacional de Danza y menos junto con Andrés Marín, mi maestro absoluto

¿Estamos en la era del flamenco deconstruido?
La reinterpretación de las formas más tradicionales es maravillosa, me fascina y quien lo hace bien me gusta más todavía. Sin embargo, hoy yo no me veo disfrazada con ciertos abalorios, que sería para mí una careta más que algo que representa el flamenco hoy en el presente. Que es lo que yo siempre intento. La gente se mete muy rápido la palabra vanguardia en la boca y yo lo entiendo el flamenco desde la contemporaneidad. Yo bailo y creo, a través de la música y del arte. En el lenguaje de hoy en día.

¿Y cómo entiendes hoy el flamenco?
El otro día pensaba que ‘Peculiar’ no hubiera existido si no hubiera hecho ‘Sin Permiso. Canciones para el recuero’ ni ‘Cuerda floja’. La elaboración de ‘Peculiar’ ha sido un proceso bastante natural, de conocimiento del movimiento, que es lo que a mí me llama la atención o ha sido mi búsqueda personal; la conciencia sobre mi propio movimiento y cómo evoluciono.

Y de qué manera entiendo hoy el flamenco, pues a mí el flamenco me puede dar más libertad para poder expresarme porque lo utilizo de una manera que no me oprima sino que me libere; una herramienta de sanación. A raíz de ‘Sin Permiso’, donde entendí que estaba utilizándolo para intelectualizarme, para conocerme, para desatascar mi parte personal -muy biográfico todo-, ahora lo utilizo, sobre todo, para el disfrute de todo ese trabajo hecho que, por ejemplo, en Peculiar lo concibo desde el lugar de la comunión.

Entender que puedo disfrutar a través de una herramienta que me da libertad y no me oprime permite que quienes me acompañan en este proyecto entiendan esto de la misma manera que yo. Es como una libertad dentro de la improvisación; de estar en el flamenco para poder liberar el movimiento; para liberarnos nosotros y crear un ritual.

Ana Morales, Premio Giraldillo al Baile: "Estamos en un país mediocre para la creación artística". La artista desde la Bodega San Ginés, en el Consejo Regulador.
Ana Morales, Premio Giraldillo al Baile: "Estamos en un país mediocre para la creación artística". La artista desde la Bodega San Ginés, en el Consejo Regulador. ESTEBAN

Algunos empeñados en poner cerrojos y candados y otros empeñados en hacer lo contrario. Por ejemplo, tú has pasado en poco tiempo de esa visión descriptiva a la visión más netamente conceptual.
Cuando tú necesitas encontrarte a ti, descubrirte a ti y entender por qué te dedicas a esto, necesitas un proceso interno; llegar dentro de ti y descubrir por qué te dedicas a hacer arte. Y no es de manera casual. En mi caso, había toda una trascendencia de herencia que no conocía ni sabía y de sanación absoluta hacia mi cuerpo y mi mente. Y cuando todo ese trabajo se desarrolla, aparece una búsqueda que en la que, de repente, encuentras que tú cuerpo sigue creciendo aparte de tú mente y tú lo escuchas. Ahí, por ejemplo, aparece ‘Cuerda Floja’. Un espectáculo basado en una dualidad en torno a mi intelectualidad respecto al flamenco y lo que le está pasado a mi cuerpo, que en ese momento piensa más allá que en el mero concepto tradicional de baile y sus estructuras clásicas. Empezó a moverse desde un lugar que yo no había descubierto.

¿Eso es lo que te lleva a cambiar drásticamente los elencos? En tus tres últimos espectáculos no repite nadie contigo.
Para mí, los proyectos corresponden a personas que están cerca del concepto en el que yo voy a trabajar. Por ejemplo, ‘Peculiar’ es la gente que pertenece a ese mundo y se acerca en el mundo en el que yo quiero entrar en este ritual. Yo no trabajo desde una música predeterminada, con unos músicos predeterminados, que hacen una música que se puede acercar de manera imaginaria a algo que yo quiero hacer. Quienes me acompañan en cada proyecto forman parte del concepto. No sólo su música, sino su persona.

Ana Morales y Antonio Molina 'El Choro' en un pasaje de 'Peculiar - Foto. Alain Scherer
Ana Morales y Antonio Molina 'El Choro' en un pasaje de 'Peculiar - Foto. Alain Scherer

¿Qué te lleva a hacer Peculiar?Peculiar vino por un proyecto que fue una propuesta del Teatro de La Villete, que querían una mujer y flamenco y entonces Daniela Lazary me propuso hacer algo y como yo en el cajón siempre tuve el querer hacer un proyecto diverso, con personas que se acercaban a mi manera de entender el flamenco, bastante particular o singular, personas que entendían el flamenco desde un lugar especial, si bien al principio no tuve muy claro quien o quienes eran, poco a poco durante todo ese año empezaron a venirme a la cabeza.

Hoy yo no me veo ‘disfrazada’ con ciertos abalorios, que serían para mí una careta más que algo que representa el flamenco en el presente

¿Cuánto tiene ‘Peculiar’ de ‘En la Cuerda Floja’?
Un montón. Cuando veas lo que le ha pasado a mi cuerpo entenderás de lo que estamos hablando. Entenderás que mi cuerpo está desarrollando un tipo de movimiento y creciendo hacia un lugar que en Cuerda Floja era muy racional porque es el punto de inicio. En Peculiar lo que hago es dejar espacios para que cada uno, desde su lugar más esencial, pueda interpretar de manera libre lo que sucede en ese momento. Es un espectáculo vivo porque cada vez que lo hacemos siempre es distinto. La idea y el trabajo importante de este proyecto es cómo yo puedo liberarme de los códigos coreográficos que me limitan más que darme vida. 

En Peculiar busco que cada artista sea él mismo, bajo un planteamiento y una temática que yo le hago para que salga la verdad absoluta del artista. Y bajo ese prisma, mi cuerpo viaja, quiere más y lo dejo que siga creciendo. El impacto sonoro que se produce no es igual cuando bailo con Esperanza Fernández y Miguel Ángel Cortés, con unos códigos predeterminados que me llevan a un lugar y yo me dejo llevar por ese lugar, pero si te canta por soleá Tomás de Perrate y su voz se samplea es imposible estar en ese lugar porque no hay coherencia entre música y movimiento.

El trabajo de esto es la autenticidad más absoluta: es dejar que tú cuerpo reaccione y haga lo que tenga que hacer en el momento de esa escucha. Ese trabajo corporal es muy potente e intelectual porque hay libertad de código e improvisación. Aunque todo esté pactado, no está reglado. Y para mí una de las grandes bases del flamenco es la improvisación: tú me cantas, yo te bailo; tú me tocas, yo me muevo, con las herramientas que tengo en mi cabeza.

Ana Morales en 'Peculiar' - Foto:  Oscar Romero
Ana Morales en 'Peculiar' - Foto: Oscar Romero

¿Cómo ves el flamenco de ‘laboratorio’?
Yo no me meto en ningún estudio a cambiar nada desde el cambio en si porque tenga que llamar la atención. Yo me meto en un estudio de baile con una música que a mí me aporta. Con un contenido de un trabajo sonoro que va a influir en mi cuerpo de una manera específica. Recuerdo que la soleá que me manda Ana Crismán para ‘Peculiar’ me ponía hacerlo y pasaban los días y no encajaba mi cuerpo, hasta que un día me senté, cerré los ojos y de repente me bajó una idea basada en el baile de los Derviches turcos, que es una danza ritual giroscópica, y el bucle de notas que me enviaba Ana Crismán desde su arpa, bajo ese concepto, hizo que me saliera la coreografía completa.

Una de las grandes bases del flamenco es la improvisación: tú me cantas, te bailo; tú me tocas, yo me muevo, con las herramientas que tengo en mi cabeza

¿Y esa idea llega por arte de magia o ya conocías esas estructuras dancísticas?
Cuando tú estás metido en una creación, nada ocurre por casualidad. En mi cabeza está el ‘leit motiv’ del ritual como nexo en todas las piezas de Peculiar, donde cada una es distinta. Desde el ritual de la mujer a través de una sevillana corralera de Lebrija, que aparece de manera casual en una residencia, hasta la soleá que te acabo de comentar que está basada en ese tipo de giro, además de todos los tipos de giros que yo sé hacer en clave flamenca.

El problema en el flamenco no son sus herramientas, que son maravillosas, sino cómo utilizarlas, cuándo y de qué manera. El movimiento es universal. La diferencia es cuándo lo utilizo y cómo lo utilizo. Ahí es cuando tú generas una especie de energía que genera una catarsis que da como resultado el proceso creativo de cada pieza. Eso hace que tenga sentido la interpretación y la dramaturgia del momento.

Al igual que en un cuadro ves en una primera visión lo más superficial, en la segunda su trasfondo y con la tercera su parte filosófica, pues esto es igual. En las coreografías puedes hacer lo mismo. Te puedes quedar en la primera parte, que es maravillosa, cogiendo la música y calcarla y otra cosa es coger esa música, analizarla y ver dónde te lleva. Para mí, ahí es donde entra la parte más contemporánea del flamenco y la vanguardia: cuando uno entra a analizar la profundidad de las cosas, porque dejas de entender la coreografía como una secuencia de pasos porque te van a llevar a un lugar emocional o psicológico que te va a provocar algo.

Ana Morales y Tomás de Perrate en un pasaje de 'Peculiar' - Foto: Alain Scherer
Ana Morales y Tomás de Perrate en un pasaje de 'Peculiar' - Foto: Alain Scherer

¿Y a ti que te ha provocado esta última creación? Porque todos los espectáculos se generan para algo.
Yo he descubierto y he podido aprender y trabajar a darle escucha y libertad a mi movimiento en ese momento y dejarlo que baile y se manifieste, sin límite ni condiciones. Decide el cuerpo y no mi cabeza. No sabes lo de años que me ha costado llegar hasta este momento.

Un niño de 20 años, a menos que sea muy aficionado al flamenco, se pone a escuchar estas cosas

¿Qué te aporta el elenco que llevas contigo en 'Peculiar'?
Cada uno de ellos tienen un por qué. Para mí la figura del hombre como baile masculino, desde la raíz absoluta, es lo que me ha llevado al Choro directamente porque me proporciona la autenticidad de la raza y creo que es de los que mejor está en este espectáculo. Lo he dejado ad libitum para que nos enseñe qué hay debajo de su piel y ese yo más auténtico que le viene de familia. Con Rycardo Moreno ha sido todo muy fácil, a pesar de que su toque es muy complejo y peculiar, pero escuchar una nota suya es un canto al cielo. Toca lo quiere, lo alarga lo que quiere y hace lo que quiere. Yo bailo lo que él me toca y es una fantasía.

Miguel Marín me parece uno de los personajes más interesantes. Sobrino nieto de la Niña de los Peines, lleva el flamenco metido en su energía – que ya es algo fascinante- nos aporta un espacio musical que es el que hemos ido desarrollando, además de que se mueve y baila desde lo natural porque todos hacemos de todo. Todos formamos parte del espectáculo en múltiples facetas porque en Peculiar entendemos el baile desde la naturalidad de lo que surgiera cuando nos encontráramos.

En Peculiar entiendo el flamenco de su vertiente más auténtica. Tomás de Perrate, El Choro o Rycardo Moreno, que mira de dónde vienen —o Miguel Marín— y mira lo que han sido capaces de desarrollar cada uno de ellos. Eso es lo peculiar. Pero siempre entendiendo el flamenco desde la conexión de la esencia, por eso no me desvinculo de lo que ‘a mí me pone’ del flamenco, porque es lo que me entra en la barriga.

Sobre el autor:

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David Montes

Comunicador, flamencólogo.

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