Son las ocho y media de la tarde y una familia se acerca al nuevo local de moda de la calle Caballeros, a dos pasos de la plaza del Arenal de Jerez. "Yo la quiero de carbonara", dice uno de ellos. Al otro lado del mostrador de este negocio de street food o de "food shop", como le llaman sus propietarios, se encuentra Mario Amarillo, un emprendedor jerezano que se ha pasado del mundo de las copas al de las pizzas. Mario ha abierto Marinara junto a su socio Cristóbal Gallego —ausente por vacaciones— y con la compañía de Lucas, el maestro pizzero, de origen siciliano.
"Nos ha caído del cielo, él estaba sin trabajar y nos conocimos", explica el dueño del negocio a lavozdelsur.es mientras señala hacia el fondo del pequeño local, donde se encuentra Lucas haciendo una pizza de verduras. "Nos hacía falta alguien así, imagina abrir una pizzeria sin pizzero", ríe. Mario decidió montar este comercio de comida caliente a pie de calle ya que pese a ser muy habitual en Sevilla o Cádiz, aún no había calado en Jerez. "Esto no es un restaurante, es Marinara shop, una tienda de comida caliente", aclara.
Entre la oferta del local se encuentran porciones de pizza, pizzas enteras, pizzas a domicilio e incluso la party pizza, que es una pizza gigante pensada para eventos de amigos y familias. "Imagina que vas a ver un partido de fútbol con tus colegas, te la llevas, cortada o entera y coméis todos. Ese es el concepto que estabamos buscando", dice. La estupenda acogida que está teniendo el negocio tras un mes de apertura también se debe a la innovación, con la que han diseñado varias pizzas inéditas y con sello propio.
Entre esas creaciones se encuentran las pizzas de presa ibérica, de chicharrones, de carne mechá o la burguer pizza, la estrella de Marinara: una hamburguesa de tan solo cinco euros que incluye carne de ternera black angus o de pollo, tomate, cebolla, bacon y pepperoni. "Tenéis que probarlas todas porque son un espectáculo, la de chicharrones te come. Luego a las burguer pizza le metemos queso de cabra por dentro, eso le da un sabor muy bueno", cuenta el propietario, cuya pizza favorita es la de salmón. "Me vuelve loco", dice.
Mario, que cree que la gente "tiende a los sabores naturales" y a "los de toda la vida", tiene casi siempre disponible las clásicas pizzas de jamón york y queso, la prosciutto, la carbonara, la barbacoa o la de verduras. Sin embargo, cambian la oferta cada día. "Hay gente que siempre quiere la misma pero luego hay gente que prefiere probar otras cosas", advierte. Su idea precisamente es que la pizza fuese muy de "pan", y que llenase, para que los consumidores no se quedaran con hambre. "Yo tenía una idea muy clara: aquí en Jerez lo que queremos es calidad pero también cantidad, la gente no quiere una cosita pequeña y que se pague mucho. Por eso hemos optado por la masa gorda", explica.
La pizza de Marinara no es ni de estilo italiano ni de estilo americano pero va a caballo entre ambas con Jerez como protagonista. De hecho, Mario asegura que tiene una "mezcla" y que busca dar un "sello muy nuestro" a sus productos. En esa línea, el dueño de Marinara ha colocado una estantería con productos gourmet en uno de los laterales del local, donde pronto va a vender vinos de Jerez, latas de conservas y quesos de la zona. "Aquí todo es para llevar", advierte. Lo cierto es que sus clientes se lo están llevando todo.
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