Angie es argentina pero en algunos momentos gana en jerezanía a Carmen. "¿Ella? Se sabe los nombres de las calles, conoce a toda la gente... más que yo", bromea esta última. La pareja, muy conocida en el entorno de la calle Caballeros, va camino de cumplir siete años al frente de Burger Centro. Antes de la hamburguesería, regentaban una tienda de ropa y decoración, que iniciaron en el mismo local con una etapa intermedia en la calle Algarve.
"Llevo 20 años aquí, es lo que tiene el internet de antes... conocí a una persona que me fue guiando y fue muy fácil insertarme. Ya me quedé, la pareja y esas cosas", dice Angie bajo la atenta mirada de su compañera Carmen. La idea de montar una hamburguesería surgió como necesidad ante la crisis económica, y como respuesta a la necesidad de emprender un nuevo proyecto. "Nos impactó, obtuvimos muy buena acogida y desde entonces no hemos parado de aprender. No hemos cambiado, hemos ido incorporando cosas nuevas", explica.
Sin embargo y tras más de cinco años de éxito en pleno centro de Jerez, la llegada del bicho lo paró todo. Pese al crecimiento "del 20 o 25%" anual, según dicen sus propietarias, un público fiel, local y foráneo, que incluso repite cuando vuelve a Jerez, la emergencia sanitaria provocó que los numeros cambiaran. "Nadie sabía qué iba a ocurrir, decían que era para dos semanas y luego fueron varios meses. Sigue habiendo incertidumbre pero no es lo mismo", expresa Carmen. “Fue terrible, muy duro y vino todo juntito. Nos pilló además un tema personal de salud. Esto ha generado un cambio en la vida de todos”, añade Angie.
Ante esa situación y la imposibilidad de abrir con garantías, la pareja recogió todo lo que había en el Burger Centro, lo almacenó en un trastero e hizo las maletas. En una de las épocas más lluviosas y frías del año, Angie y Carmen se fueron a los Países Bajos a probar suerte. “No tuvimos otra. En el confinamiento puro y duro no podíamos trabajar y luego estuvimos un tiempo con lo de los horarios en los que era imposible hacer negocio. Se cerraba a las seis, luego a las ocho y más tarde a las nueve y media. Pagando, pagando y pagando. El impasse era necesario, no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar en Holanda pero no todo podía ser endeudarse”, cuenta a lavozdelsur.es la emprendedora argentina.
Una de las hamburguesas del Burger Centro. MANU GARCÍATras trabajar en una empresa cárnica durante unos meses, sin posibilidad de encontrar alojamiento por las dificultades del alquiler y el duro trabajo que entrañaba el nuevo oficio, un día se despertaron y no lo dudaron: "Nos volvemos a Jerez". "Apenas vimos que la cosa empezó a ser más permisiva, volvimos y casualmente el negocio seguía vacío. Arrancamos otra vez y aquí estamos", detalla Angie. Con la ayuda inestimable de su amigo Sebas y el cariño del barrio, la reapertura está siendo un éxito. "Hemos cambiado el color y el mobiliario, ahora hay más espacio interior donde poder comer. Julio no estaba siendo prometedor pero agosto está yendo mucho mejor, se nota un cambio y ahora vendemos casi toda la carne", asegura Carmen.
No obstante, lamentan que no hayan habido más ayudas, y que hayan tenido que endeudarse aún más, al igual que otros negocios de hostelería. "Lo más rápido que tuvimos fue el préstamo ICO pero ya sabemos que es eso: endeudamiento. La segunda parte de las ayudas no vinieron. Los que tenemos un negocio lo hemos aguantado a fuerza de endeudarnos y cuando te dan la posibilidad de coger un dinero y vos no sabés cuánto va a durar la movida, lo coges", explica Angie.
Entre los clientes de la hamburguesería encontramos de todo tipo. Parejas jóvenes, familias con niños, vecinos del barrio y turistas. "Es verdad que este agosto no ha pasado, pero otros años teníamos una cola de guiris esperando a que abriéramos. Hombre por favor, esperen a que montemos esto", bromea la cocinera, que confiesa que incluso prestan un servicio familiar. "Hay gente que va a tomarse un vino a Las Banderillas y deja a los niños por aquí", ríe. Luego están los que van a "tiro hecho" y los que quieren experimentar cosas nuevas. "Si conocen la carta ya lo saben. Si no, hay que recomendarles. ¿Te gusta el pique? Una Frida Kahlo o una Consistorio. Si prefieres el queso de cabra, una Felipa”, explica con detalle junto a la pizarra Carmen.
La emprendedora y camarera jerezana del Burger Centro explica a lavozdelsur.es una de las singularidades del negocio: la existencia de hamburguesas con nombres de plazas y calles de Jerez. Entre ellas destacan hamburguesas de ternera como la Arenal o la Caballeros, o hamburguesas veganas como la San Mateo, la San Miguel, la San Dionisio o la San Pablo. Para acompañar, desde empanadillas argentinas o choripán, idea de Angie, hasta alitas o patatas fritas caseras. De salsas, algún que otro invento como la americana, con brandy, alcaparras y cebolla. "Esa está espectacular, sale mucho. La gente al principio es reacia pero luego se atreve", dice Carmen. En ese atrevimiento, la confianza y el buen hacer de las maestras hamburgueseras del Burger Centro es la clave. Las mesas altas se van llenando y aún no se ha ido el sol. Otra noche más quieren acabar con toda la carne.
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