Jerez está mejor que hace cuatro años

Es innegable que todos los indicadores que miden la calidad de vida en una ciudad han experimentado, dentro de la gravedad, mejoría en este mandato. El 26M no debería servir para dar más pasos atrás

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Periodista, licenciado en Comunicación por la Universidad de Sevilla, experto en Urbanismo en el Instituto de Práctica Empresarial (IPE). Desde 2014 soy socio fundador y director de lavozdelsur.es. Antes en Grupo Joly. Soy miembro de número de la Cátedra de Flamencología; hice la dramaturgia del espectáculo 'Soníos negros', de la Cía. María del Mar Moreno; colaboro en Guía Repsol; y coordino la comunicación de la Asociación de Festivales Flamencos. Primer premio de la XXIV edición del 'Premio de Periodismo Luis Portero', que organiza la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía. Accésit del Premio de Periodismo Social Antonio Ortega. Socio de la Asociación de la Prensa de Cádiz (APC) y de la Federación Española de Periodistas (FAPE).

Rotonda del Catavino al atardecer. FOTO: MANU GARCÍA
Rotonda del Catavino al atardecer. FOTO: MANU GARCÍA

A punto de concluir el mandato, a apenas quince días para la celebración de unas nuevas elecciones municipales donde las jerezanas y los jerezanos elegirán a sus máximos representantes locales, hay una cosa más o menos clara entre los que ya han decidido su voto y los indecisos: Jerez está mejor que hace cuatro años. Más allá de discursos partidistas, intereses espurios o gente sin memoria a corto plazo, la ciudad, mal que bien, se ha sobrepuesto a los zarpazos de la crisis y a los estragos que dejaron la gestión de la derecha, así como a la aciaga etapa anterior de los pactos de gobierno y el desaforado pelotazo inmobiliario. Hay signos que evidencian esta mejoría dentro de la gravedad. Y estos resultados, desde luego, han sido fruto más de un trabajo en común que exclusivamente del liderazgo tranquilo y antipersonalista de Mamen Sánchez, la actual regidora.

Uno de los hitos más destacados en estos años ha sido el de una cierta normalidad institucional y el de la recuperación del necesario diálogo entre un gobierno (en minoría) y un amplio frente común entre los grupos de la oposición dispuesto a construir. Gracias a este entendimiento cordial se han aprobado, entre otras cosas y con diálogo entre PSOE, Ganemos, IU y Ciudadanos, cuatro presupuestos municipales en tres años (cuando en el anterior mandato se prrorogaban por sistema, pese a la mayoría absoluta del PP), se han normalizado las inversiones públicas, o se han mejorado las condiciones laborales de un servicio esencial como es la ayuda a domicilio, que también se ha municipalizado en este mandato.

Gobierne quien gobierne, esta senda positiva, de diálogo, pactos, tolerancia y construcción en común, debería ser irrenunciable

Donde antes había rodillo, ahora hay diálogo y consenso entre fuerzas políticas. Donde antes había 33.704 desempleados (abril de 2015), ahora hay 27.332 personas inscritas en el SAE (una reducción de 6.372 parados en cuatro años). Donde antes había embargos, números rojos y sociedades públicas en extinción, ahora hay recuperación del 100% de la Participación de los Ingresos del Estado (PIE), rebaja de la deuda por debajo de los mil millones, y beneficios en todo el holding municipal tras salvar fundaciones como Villamarta o Cirjesa, que ha pasado de un agujero millonario a un resultado de explotación positivo cercano al millón de euros. Pero es que donde antes había despidos masivos de empleados públicos, hay oposiciones tres décadas después y pagos puntuales de las nóminas de los trabajadores. O donde antes había un inmenso solar infecto en pleno intramuros, ahora, mejor o peor, hay una plaza pública; o donde había chatarra circulando por la ciudad, ahora hay una renovación parcial de una flota de autobuses urbanos sostenibles y dignos.

La lista podría seguir, como también, seguro, podría rebatirse con proyectos y tareas pendientes con carácter perentorio. Es evidente que tantas carencias y necesidades no se cubren en tan poco tiempo. Pero no lo es menos que en estos cuatro años se han conseguido mejoras en la ciudad (por ordinarias que parezcan) que eran impensables hasta hace solo unos años.

Pese a que en junio de 2015 eran muchos los que veían una locura un gobierno en minoría tan minoritario (con la anomalía de que el PSOE obtuvo siete concejales, pero solo mantuvo a seis ediles en la junta de gobierno local), o unos apoyos a dicho ejecutivo procedentes de una oposición liderada por la agrupación municipalista Ganemos e IU, que prácticamente venían a desmontar Jerez con sus supuestas tesis bolivarianas, lo cierto es que con el paso de los meses la ciudad no solo no ha dejado de respirar normalidad y estabilidad, algo imprescindible para afrontar el presente, sino que ha empezado a edificar cimientos para repensar y construir su futuro. El 26 de mayo no debería servir para dar más pasos atrás. Gobierne quien gobierne, esta senda positiva, de diálogo, pactos, tolerancia y construcción en común, debería ser irrenunciable.

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