Entre astilleros y diques: 60 años enseñando a construir barcos en la Bahía de Cádiz

La Escuela de Ingeniería Naval y Oceánica creada en 1962 celebra su aniversario desde el CASEM donde cerca de 400 estudiantes se forman para trabajar en un sector que convirtió a este enclave en uno de los núcleos más importantes a nivel nacional

La Escuela de Ingeniería Naval y Oceánica de la Universidad de Cádiz cumple 60 años.
La Escuela de Ingeniería Naval y Oceánica de la Universidad de Cádiz cumple 60 años. CANDELA NÚÑEZ

Al fondo, los pórticos de Navantia anuncian que la Bahía de Cádiz entiende de industria naval. Por sus poros respira una historia cargada de emblemáticas embarcaciones construidas en grada o en dique. El submarino Isaac Peral o las corbetas Descubierta y Atrevida que participaron en la expedición científica de Malaspina nacieron en este enclave que, en el siglo XX, fue uno de los núcleos más importantes del sector a nivel nacional. Estos datos brotan de la memoria de Victoria Redondo Neble, amante de la historia naval y actual directora de la Escuela de Ingeniería Naval y Oceánica de la Universidad de Cádiz.

Desde el edificio CASEM, en el campus de Puerto Real, sentada junto a una pintura de Juan Sebastián Elcano volviendo a su base en La Carraca, se dispone a desmenuzar la historia de un centro que ha permitido a numerosos buques surcar los mares. La escuela celebra sus 60 años de vida transmitiendo conocimientos del mundo naval a aquellos que ahora ostentan cargos ejecutivos, manejan drones subacuáticos o realizan cálculos para crear estructuras flotantes de miles de toneladas.

La escuela técnica de Peritos Navales, así llamada entonces, echó a andar en 1962 y dependió de la Universidad de Sevilla hasta que no se fundó la de Cádiz en 1979. “Cuando nació había un auge tremendo en la construcción naval. 1956 había sido el año de mayor contratación de buques en el astillero de Matagorda y en 1960 se acababa de entregar el petrolero más grande de la época, el Talavera”, detalla Victoria, natural de Sevilla que desde junio de 2021 es la primera mujer en llevar el timón de esta escuela.

Victoria Redondo y Antonio Barrios durante la entrevista.
Victoria Redondo y Antonio Barrios durante la entrevista.   CANDELA NÚÑEZ

Matemática de profesión, cuando finalizó la carrera en su ciudad natal, tuvo la oportunidad de empezar a formar parte del departamento de Matemáticas de la UCA. Y así lo hizo, en 1993 llegó a la escuela de empresariales de Jerez y, un año y medio después, pisaba por primera vez el CASEM. Victoria empezó a dar clases en varias titulaciones hasta que en 2004 entró en la escuela donde fue llamada en 2016 para ocupar el cargo de subdirectora. Ahora, además de ser profesora adscrita al área de Matemática aplicada, se sienta un despacho por el que solo habían pasado hombres.

"Es la única escuela de Andalucía que oferta este grado y máster"

El casco de un velero, enmarcado en la pared, recuerda qué aprenden los jóvenes en las aulas de este centro que es el único integrado de España que alberga enseñanzas relacionadas con el mar. En el edificio suben las escaleras estudiantes de Ciencias del Mar y Ambientales, de la escuela de Marina, Náutica y Radioelectrónica, y de la escuela que está de aniversario. Esta última imparte el grado en Arquitectura Naval e Ingeniería Marítima y el Máster Universitario en Ingeniería Naval y Oceánica. Titulaciones, en sus orígenes inexistentes, que conforman una oferta completa. “Es la única escuela de Andalucía que ofrece este grado y este máster, y a nivel nacional, solo siete universidades imparten el grado, y cinco el máster”, explica la directora.

Fue en el curso 92/93 cuando la escuela se incorporó al campus donde se ubica en la actualidad tras haber permanecido durante 30 años en la calle Sacramento, en la capital gaditana. “Los navales estábamos en el último piso de la escuela técnica de peritos industriales”. Antonio Barrios recuerda aquellos días en los que empezó a formarse como perito naval. Él fue uno de los alumnos que formaron parte de la primera promoción de la escuela.

Antonio en el taller de hidrodinámica.
Antonio Barrios en el taller de hidrodinámica.    CANDELA NÚÑEZ

“Llama la atención que hasta entonces el único centro de formación de ingenieros navales estaba en Madrid, donde no había astilleros”, expresa este sanluqueño que ha vivido la evolución de estos estudios desde su creación. “Cuando yo estaba estudiando, prácticamente todos los años en Cádiz se había construido el barco más grande de España, porque había un crecimiento muy importante, y por eso se hizo la escuela”, cuenta a lavozdelsur.es.

En 1964 finalizó su formación en Cádiz y, tras un año trabajando en Bazán, San Fernando, obtuvo una beca y se trasladó a la Escuela T.S. de Ingenieros Navales de Madrid, donde cursó los cinco años de carrera. "Allí nos exigían bastante más en materias científicas pero no teníamos tanta facilidad como en Cádiz para ir con mucha frecuencia a los astilleros a ver cómo se hacían los barcos”, sostiene Antonio que, tras trabajar en Madrid durante un año, regresó al sur entrando como ingeniero en la factoría de Cádiz y, posteriormente, en la de Puerto Real. 

Frente al mar, se empapó del trabajo en los astilleros y se encargó de cálculos de flotaduras de barcos. Recuerda que el dique de Puerto Real, que estaba preparado para construir buques de hasta millón de toneladas de peso muerto, se aprovechaba para montar varios medianos al mismo tiempo que debían flotar con éxito cuando se inundaba el dique. Tras tanto tiempo adquiriendo experiencia, quién le iba a decir a Antonio que 11 años después de haber salido de la escuela iba a volver a ella.

Varios estudiantes en una clase en la Escuela de Ingeniería Naval y Oceánica.
Varios estudiantes en una clase de Julio Reyes, profesor de la Escuela de Ingeniería Naval y Oceánica.  CANDELA NÚÑEZ
Dispositivos utilizados por los estudiantes de la escuela.
Dispositivos utilizados por los estudiantes de la escuela.  CANDELA NÚÑEZ

En 1975 un antiguo profesor le llamó para que ejerciera como docente, primero en la calle donde él estudió y, desde principios de los noventa en el CASEM, donde se jubiló en 2012. Como alumno y como profesor que compaginaba su actividad en la industria con la enseñanza, Antonio forma parte de la historia de esta escuela que sigue felicitando a graduados y graduadas cada año.

"El número de mujeres que ingresan es pequeño"

Actualmente, hay cerca de 400 estudiantes matriculados entre el grado y el máster. “Como suele pasar en las ingenierías, el número de mujeres que ingresan es pequeño, no llega al 30% dependiendo del curso. La primera mujer que se incorporó a estos estudios lo hizo casi a los 20 años de su creación”, detalla Victoria. Antonio da fe de ello. El egresado asegura que no tenía ninguna compañera en su promoción de esta escuela ni en Madrid, aunque en su etapa de profesor, si dio clases a alumnas que, posteriormente, llegaron a trabajar en el mismo astillero que él.

“Llama la atención la incorporación de la mujer a esta carrera donde antes era prácticamente dominio de hombres, como muchas otras cosas en la vida”, destaca Antonio, que menciona el péndulo de Foucault que solía balancearse en el hall del edificio.

Agustín Carmona enseña las aulas donde aprende el alumnado.
Agustín Carmona enseña las aulas donde aprende el alumnado.  CANDELA NÚÑEZ
Victoria y Antonio con los pórticos de Navantia al fondo.
Victoria y Antonio con los pórticos de Navantia al fondo.   CANDELA NÚÑEZ

Victoria y Antonio comparten anécdotas y recuerdos mientras caminan por los pasillos que tantas veces han recorrido. Ambos se detienen en las distintas aulas donde el alumnado aprende las materias de la mano de profesores especializados que cuadran su jornada laboral con las asignaturas. “Enriquece muchísimo la formación y es muy valorado”, comenta la directora.

En el taller de hidrodinámica los futuros ingenieros realizan prácticas de estabilidad mientras que en el aula Schneider investigan sobre productos de la firma especialista en gestión de la energía y automatización. “Aquí tienen los sensores para practicar”, explica Agustín Carmona, técnico del personal de administración y servicio que lleva más de 26 años en la escuela. Pronto, también habrá un aula de formación con tecnología Siemens gracias a un convenio recién firmado.

Su hábitat son las salas de control de redes y las zonas de automatización donde numerosos alumnos adquieren el aprendizaje que necesitan para construir flotas, una rama con antigüedad. “La ingeniería naval es la decana de las ingenierías cuyos estudios acaban de cumplir dos siglos y medio”, apunta Victoria que explica que surgieron en el seno de la Armada para formar a oficiales del cuerpo de ingenieros de la marina, recién creado. En los años 30, pasaron a ser estudios civiles, que siguen entusiasmando a muchos.

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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