Fran Castro, Cosa.V, rapero, grafitero y tatuador: "No pintaría nada que fuera contra mis principios"

El polifacético artista jerezano pone letra y montaje de vídeo al tema 'Asta Regia', un homenaje antológico en forma de rap junto al también grupo jerezano A Bocajarro

Fran Ramírez, Cosa.V, un artista multidisciplinar.
Fran Ramírez, Cosa.V, un artista multidisciplinar. CANDELA NÚÑEZ

Mucho más que unos botes de espray

Quizá en el imaginario popular, aunque tal vez sea un pensamiento de generaciones más alejadas en el tiempo, la cultura eran la pintura, la música clásica o popular, la escultura, la poesía... Elementos que enriquecen y hacen crecer al individuo, que siguen tan vigentes como hace siglos —aunque desgraciadamente hayas quienes no entiendan que la Cultura con mayúsculas es tan necesaria como saber de tecnología o matemáticas—. Por suerte, la evolución del arte en el tiempo ha traído otras tendencias, otras corrientes artísticas que, si bien andan en pañales respecto a otras disciplinas, han llegado hace décadas y lo han hecho para quedarse. El rap, el grafiti y la moda del tatuaje como forma de expresión, han ganado tal fuerza que hoy no hay rincón, coche o trozo de piel de mucha gente que no esté de una manera o de otra presente.

Un exponente que aúna estas tres complicadas ramas del arte está en Fran Castro Ramírez (Jerez, 1986), conocido bajo la firma de Cosa.V, un trabajador incansable, un creativo feroz de mente inquieta, comprometido con su trabajo de tatuador en el estudio Pol Tattoo, que también exhibe su talento en enormes grafitis, pero que compone rap, hace labores de realización audiovisual —caso del videoclip Asta Regia, junto el grupo rapero y jerezano A Bocajarro—. Tres meses y medio espera el cliente a que Cosa.V lo tatúe. Pinta ya solo cuando quiere. Y cantar y componer, siempre. Un absoluto todoterreno. Una joya con mucho que contar, cantar y pintar. 

Grafitero, tatuador, rapero... No sé por dónde empezar con usted.

(Risas). Es complicado realmente, pero como todo lo que he hecho, desde el grafiti al rap, he tenido que autoproducirlo: desde grabarme un tema hasta hacerme el vídeo. Son muchos los palos que toco, pero realmente está todo ligado.

Pero usted empezó con el grafiti.

Así es. Pero gracias a eso ahora estoy tatuando. Desarrollé un arte, una disciplina, que después me ha derivado al tatuaje, por ejemplo.

En su vídeo La calle es mi escuela, dice: "Vivo las cosas con pasión". ¿Es su caso o solo es la letra del rap?

A estas alturas todo lo que hago, lo hago al 100%, convencido de que representa lo que yo quiero transmitir. Sin ánimo de lucro, sin esperar nada a cambio, simplemente hacerlo porque nos divierte y nos gusta.

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Cosa.V preparando el material para hacer un tatuaje.  CANDELA NÚÑEZ
Usted tiene su trabajo en Pol Tattoo que, como reconoce, le da independencia económica. Esto también le sirve para poder elegir dónde pinta y a quién le hace determinados encargos siendo dueño de sí mismo para elegir, ¿no?

Claro. Antes, por ejemplo, para autopatrocinarme o ganarme algún dinero para salir adelante, pues no había más remedio que acceder a ciertos encargos. Tenía que pintar a la carta, digamos. Hoy en día, cuando pinto, aunque ya no lo hago con tanta regularidad, trato de que sea un proyecto grande, que siempre supere el nivel, que esté al 100%, y estar contento tanto en la música como en el grafiti. El tatuaje sí es un trabajo, porque aunque es artístico y me da placer, estoy mucho más sujeto a lo que me dice el cliente. Yo puedo dar mi versión, pero siempre va a ser lo que diga el cliente. 

¿Qué diferencia hay entre un grafitero y un gamberro que hace pintadas? 

Hoy en día, cuando dicen que han pintado una pared, la gente siempre se imagina a lo que está acostumbrada: una firma, una cosa sucia, marginal. De hecho, cuando estoy pintando en la calle, vienen transeúntes que se quedan sorprendidos, diciendo: ¡Hostias! ¿Y esto lo hace por amor al arte?. Se quedan impactados porque no están acostumbrados a ver algo así.

"La gente escucha grafiti e imagina una cosa sucia, marginal"

Tres meses y medio de espera, de media, para hacer un tatuaje con usted. La demanda es brutal, ¿cómo se siente?

La verdad es que estoy muy contento con eso. La gente se queda muy satisfecha, y eso es muy buena señal, porque repiten. Además, toda la clientela que tengo es muy buena a nivel humano. Es un orgullo que vengan a buscarme, que cojan su cita. Además, es un día muy especial para ellos lo de hacerse el tatuaje. Es un privilegio vivir del tatuaje.

Si el tatuaje valiera lo que cuesta hacerlo no se podría pagar, ¿no?

Digamos que el arte está conceptuado en valorar las cosas a nivel monetario. Es complicado. Cada cual le puede dar el valor que quiera. Yo intento dar el máximo y creo que, en parte, es por eso que la gente se queda contenta, porque soy escrupuloso, me comprometo al 100% con los proyectos.

¿Qué se negaría a tatuar?

Realmente nada, mientras esté dentro de mi estilo, que es el realismo blanquinegro, y es lo que domino. También es cierto que tampoco tatuaría algo que vaya en contra de los derechos humanos. Nada que se salte mis principios morales. No pintaría nada violento ni chungo que fuera contra mis principios. 

"Nunca tatuaría algo que fuera en contra de los derechos humanos"

Ha mencionado el estilo realista blanquinegro. ¿Me puede explicar en qué consiste?

Lo que hago es con tinta negra diluida en agua; al final también se le añade el blanco para hacerle el brillo. En este caso, los brillos del tatuaje van con la piel del cliente. Hago el dibujo al contrario, empiezo a sombrear algo, pero tengo que dejar huecos en blanco que es la piel, lo que lo hace muy diferente a un dibujo normal.

Las tres patas de su mesa son el rap, el tatuaje y el grafiti. Cualquiera de esas patas que quites haría que la mesa se cayera, ¿no? No puede pasar usted sin alguna de ellas. 

Por supuesto. Pintar siempre voy a pintar, porque siempre lo he hecho, la música también me encanta, y aunque es algo de lo que nunca voy a vivir, seguiré haciéndolo, y el tatuaje, mientras no me pase nada en mi mano derecha, voy a seguir.

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Detalle de uno de los tatuajes que Cosa.V luce en el cuello.   CANDELA NÚÑEZ
¿El tatuaje sigue en auge o hay una tendencia a la baja en eso de pintarse el cuerpo?

Al contrario: va a más. Por lo que vemos, el público es más joven, hay menos prejuicios. Además, los iconos sociales también ayudan: futbolistas, actores... La gente quiere saber lo que lleva y dónde lo lleva. A mí me vienen médicos, policías, abogados, gente de todos los gremios. Las nuevas generaciones vienen pisando fuerte y siempre van a querer nuevos tatuajes. 

¿Usted tiene miedo de equivocarse cuando empieza a tatuar a alguien?

A estas alturas, no. Al principio, cuando me pasé al tatuaje, tenía un montón de respeto. Realmente era mucho cante hacerle algo a una persona. Yo soy perfeccionista y exigente. Pero claro, cuando empecé con los tatuajes iba con los pies de plomo, pero ya lo disfruto. Es mi día a día. Lo tengo normalizado.

¿Usted tatuaría en cualquier parte o hay zonas en las que se negaría?

Yo hago brazos, piernas, zonas accesibles y grandes, pero es verdad que piezas en la cara no haría, ni en los labios. Zonas pequeñas como axilas, nunca. No podría hacer algo para poder lucirme en esas zonas. Básicamente es por eso. 

Tiempo libre no tiene, por lo que veo. El estudio cierra el fin de semana, pero no puede parar o me da la sensación de que revienta si para.

El último tema que hemos sacado de Asta Regia, la grabación y la edición del vídeo han corrido de mi cuenta. El tema de la grabación es más ameno porque se hace en la calle, pero tienes que emplear días entre semana y fines de semana también. Y ya en el trabajo de la edición, pues entre la jornada semanal, que estoy a tope. Todo el tiempo libre ha sido para editar, pero lo disfruto todo siempre, haga lo que haga. 

Sobre el autor:

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Juan Manuel Sainz Peña

Con más de 150 premios literarios nacionales e internacionales (Premio Iberoamericano de Novela, Verbum, 2019, finalista del Premio Juan Rulfo de novela en París, y ganador del Premio Internacional de Novela Bachiller Alonso López) es uno de los autores españoles más premiados de los últimos años. Ha dirigido programas en Onda Jerez Radio y colaborado con las emisiones locales de la Cadena SER. Del 2000 al 2004 escribió para Jerez Información. Desde 2003 hasta 2013, y de 2015 a 2019 fue colaborador y crítico teatral de Diario de Jerez.

 

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