Todo el mundo tiene derecho a disfrutar de los servicios de la playa. La portuense Victoria García ha alzado la voz en cuanto ha visto que su hijo, de 18 años, y otros 20 compañeros con movilidad reducida no pueden utilizar la ducha interna del módulo instalado en la playa de La Muralla de El Puerto porque no hay.
Su hijo, que cognitivamente tiene meses de vida, es uno de los portuenses que disfrutan del programa de ocio de verano que organiza el Colegio de Educación Especial Mercedes Carbó durante los meses de julio y agosto.
El grupo, formado por personas de entre 8 y 21 años con “discapacidad severa”, suele pasar el día en esta playa por recomendación de la directora del centro. “Reúne todas las cualidades necesarias para la seguridad de nuestros peques”, dice la madre. Sin embargo, esta temporada se han topado con un problema. No pueden asear a los participantes al no disponer de una ducha en el interior del módulo.
“Tuve que lavarlo con el lavabo. Nos los tenemos que llevar mojaditos con los pañales y todo hasta el colegio. El otro día mi hijo traía arañado el culo de la arena y el pañal”, manifiesta Victoria que asegura que antes de la pandemia, sí contaban con el servicio sin problema.
Siempre han ido a esta playa, pero en el año que irrumpió la crisis, la ducha interna fue trasladada a La Puntilla. Victoria, que habla en nombre de todas las familias afectadas, no comprende este cambio que merma el disfrute de los jóvenes.
Además, se han percatado de que los baños instalados en Puerto Sherry no solo no cuentan con la ducha interna sino que tampoco cumplen la normativa. Según la vecina, “no tienen las medidas de seguridad necesarias, no tiene el no tiene el 1,50 de diámetro para que entre una silla de ruedas y la puerta no cierra con pestillo”.
La portuense ha removido cielo y tierra para comunicar el estado del módulo. Se ha puesto en contacto con el alcalde Germán Beardo, con el concejal de Medio Ambiente y Movilidad Sostenible Millán Alegre y con la propia empresa encargada, y ha iniciado una campaña de recogida de firmas en Change.com. Además, la directora del centro, Ana Roselló, ha enviado un documento escrito al ayuntamiento solicitando un vestuario con ducha interna que cumpla con las medidas necesarias para garantizar la movilidad de las personas dependientes.
La respuesta no ha sido la esperada. “Nos dicen que no pueden montarla en todas las playas y que han decidido hacerlo por número de usuarios, no sé cómo lo cuantifican”, cuenta la madre a lavozdelsur.es.
Les proponen que realicen esta actividad en las playas de Valdelagrana, Las Redes o La Puntilla, que sí cuentan con esta ducha. Una solución que no agrada a las familias que llevan “toda la vida” en La Muralla al considerar “peligrosas” las otras opciones.
“Nos invitan a que usemos las duchas externas, pero muchos de nuestros hijos son adultos, están desarrollados y utilizan pañales. Por favor, por su intimidad, por respeto a ellos”, comenta Victoria.
En su voz se percibe la indignación de una madre que, como cualquier otra, quiere lo mejor para su hijo. Pero también para las personas usuarias de este playa que por diversos motivos acuden en sillas de ruedas.
“Todas las personas pueden elegir a qué playa ir, ¿por qué nos tienen que elegir ellos la playa a la que tienen que ir estas personas con movilidad reducida?”, se pregunta la portuense que pide que vuelvan a instalar la ducha interna y adapten el módulo de forma adecuada. “Es un derecho”, señala.
Con esta ducha, los jóvenes podrían volver a casa aseados y “con su muda limpia”.
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