Así funciona el negocio de la marihuana en Jerez: bandas que ocupan pisos, amenazas a vecinos y negocios tapadera

Los cultivos indoor de 'maría' en Jerez han arraigado con auténticas mafias de hasta 20 ó 30 personas que reinciden, que pueden proceder de cualquier estrato social y que no lo necesitan para comer

Un agente, con un contador manipulado para un cultivo indoor.
Un agente, con un contador manipulado para un cultivo indoor.

La realidad de la marihuana en Jerez tiene muchas caras. Cada año se multiplican las actuaciones policiales. En casi toda la zona rural, tiene más protagonismo Guardia Civil; en el núcleo urbano, Policía Nacional; y Policía Local realiza investigaciones en un trabajo conjunto, además de ser el primer vigilante y receptor de las denuncias ciudadanas. Desde hace una década, hay un auténtico boom del cultivo de marihuana en la ciudad. Se da en todas las circunstancias imaginables: desde bandas bien organizadas hasta quienes buscan apuntarse con dos, tres o cuatro plantas; desde barrios más pobres a barrios más ricos; desde cultivos en viviendas hasta naves industriales. 

Dónde están los cultivos de marihuana en Jerez

Una de las ideas habituales sobre los cultivos de marihuana es que se trate de un problema en barrios deprimidos, y no es así. Los cultivos tienen varios tipos de ubicaciones. Las hay en polígonos industriales. Recientemente, en el Parque Empresarial, fueron halladas 2.700 plantas en una nave acondicionada para el cultivo ilegal.

Lo más habitual, explican el portavoz de Policía Nacional en Jerez y responsable de Participación Ciudadana, Adrián D. Bezares, es que se trate de viviendas ocupadas con el fin único del negocio de la marihuana. En estos casos, suelen ser bandas delictivas grandes o intermedias las que dan la patada en la puerta. Lo más raro, aunque no del todo improbable, es que la casa acondicionada sea la de uno de los miembros de la banda. En otros casos, en casas alquiladas en las que salvo excepción el propietario no sabe a qué se dedican sus inquilinos. En esos casos, se suma por lo general un delito de daños, porque los propietarios sufren que tiren cable de alta tensión por la vivienda arrasando incluso con muros de carga. 

La instalación de aires acondicionados industriales, extractores y lámparas obliga a que una vivienda se convierta prácticamente en una fábrica. Para que se le indemnice al propietario, tanto de la vivienda ocupada o la alquilada, se tiene que sentenciar el caso. Y eso a menudo se alarga en el tiempo, por lo que es un daño casi irreparable para quien lo sufre.

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Una centrifugadora para separar los cogollos.

Otra de las realidades es la de los barrios. Es cierto que caen cultivos en barrios más deprimidos, pero también en chalés. En esas casas, que a menudo cuentan con sótano y dos plantas, se puede cultivar tres o cuatro veces más que en un piso medio. Si en una vivienda de 70 metros cuadrados se llegan a sacar 400 plantas por casa, en el caso de los chalés llega a las 1.500.

Cómo lo hacen

Un cultivo de marihuana indoor necesita de diversos elementos. El primero, y a menudo el más difícil de solventar, es el de un buen suministro eléctrico. Realmente hay mafias que prácticamente se dedican a habilitar pisos, que hacen apaños cada vez más sofisticados para engancharse ilegalmente. Hay dos posibilidades para hacer llegar los cables de alta tensión desde cuadros de contadores hasta el interior de las viviendas: o por la fachada, que es más obvio, o por el interior de las escaleras. Para no quedar a la luz de la Policía, la presencia de este cable provoca que los dueños del cultivo acaben amenazando a menudo a los vecinos desde la primera pregunta. No hay cultivos indoor que paguen el recibo eléctrico, porque va a cargo de los beneficios.

Y es que dentro va toda una fábrica funcionando. Están las lámparas, que no solo dan luz a las plantas sino también un enorme calor. Para eso, además, hay que instalar consecuentemente aires acondicionados de tipo industrial. Luego están las máquinas centrifugadoras para sacar los cogollos, y luego las secadoras de extractores. Tanto estos elementos como las semillas no son difíciles de conseguir para quien se mueve en este negocio ilegal. Lo menos complicado es el agua de la red.

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Un sistema cada vez más profesionalizado de enchanches ilegales. 

"Ya no son cuadros artesanales de luz, son balastros magnéticos, con racs que amplían la potencia de las alógenas. Es un problema muy grave por varias razones. La primera es el tema de los incendios. Hablamos de los peores, los que más tememos, que son los de pisos. Si arde una casa con una plantación o un cuadro eléctrico a la entrada, todas las viviendas en planta superiores están en riesgo o bien por humos o bien por acumulación de calor, que puede quemar a alguien sin estar en contacto con el fuego".

Hace no mucho, en la barriada de Santo Tomás de Aquino se produjo un incendio que es un caso "evidentísimo" del riesgo que suponen. "Nos da mucho miedo que ocurra en bloques de ocho alturas del Mopu. Eso da mucho miedo. Los bomberos, cuando acuden a esos incendios, saben rápidamente qué ha ocurrido, porque es muy evidente cuando ves un cable de alta tensión en viviendas". Así, gracias a esos incendios, y por desgracia, caen plantaciones como las de un bajo que salió ardiendo en San Juan de Dios, explican también desde el CNP.

El perfil criminal

Las personas que se dedican al cultivo indoor tiene un perfil de delincuente previo. "No hacen gala de valores cívicos, digamos". Mueve dinero. Y el dinero mueve reyertas, ajustes de cuentas, asaltos y robos entre traficantes tanto de plantaciones colindantes como de otros grupos en puntos alejados de la ciudad.

"El perfil más usual es desgraciadamente el de persona de barriadas populares, pero hay grupos muy amplios de en torno a 20 ó 30 personas". Ahí hay perfiles diferentes. Hosteleros, personas que viven en buenos barrios de Jerez, o que plantan en esos barrios, como en El Altillo, Jacaranda o Pozoalbero, o una detención este mismo 2021 en la urbanización El Bosque.

Asimismo, quien se dedica al cultivo de la marihuana, debido a que es un delito con menor pena que el tráfico de cocaína o heroína, acaba reincidiendo si le condenan porque nada más salir de prisión ve viable volver al negocio. "Hemos tenido casos en todas parte de la ciudad y pocas veces vemos a personas que se dediquen a esto para comer... Poquísimas diría son personas sin nada. Son personas especialmente de barrios populares, pero que provienen del entorno delincuencial mientras otros en sus circunstancias hacen su vida de forma honrada".

Las bandas se dedican tanto a plantar como, a menudo, a darle salida. Una parte va para la venta en Jerez y alrededores, pero los grupos más grandes tienen acceso a camiones para mover la mercancía hacia el Norte de España o incluso de Europa. Si bien todo apunta a que esta actividad de la marihuana ha acabado creciendo en el Campo de Gibraltar, no hay en principio una importante huella de las mafias del Estrecho, que se dedican al tráfico de sustancias por rutas desde el Norte de África pero que no producen aquí.

Otra realidad de estos cultivos indoor es que se desarman rápidamente. A poco que se tiene constancia de lo que ocurre, cae un piso. Y luego otro. Cada caso es un mundo, obviamente. Una vez obtenido el dinero del cultivo, hay bandas cuyos máximos beneficiarios cuentan con negocios tapadera. Esta realidad es una consecuencia última negativa para la economía local, porque se produce una competencia desleal respecto a los pequeños empresarios de su alrededor. Es decir, si para lavar dinero abren una peluquería, acaban tirando precios porque no les importa ser rentables en ese negocio, sino tener dónde justificar la entrada de un capital. Eso destruye, también, algunos negocios de toda la vida.

Los vecinos de la marihuana en Jerez

Tener una plantación de marihuana indoor al lado no es una molestia, es un riesgo. Así avisan desde la Policía. Cada mes, caen dos o tres plantaciones y este 2021 se acabará cerrando, con más intervenciones que el pasado año. Y los vecinos de alrededor tienen "miedos reales". Las amenazas se producen en plantaciones de pisos y en plantaciones de chalé.

El primero de los problemas es el riesgo de los incendios. Por otro lado, causa estragos en el descanso, porque las turbinas, los aires acondicionados, los extractores de filtros de carbono... Todo eso hace ruido. "Incluso al que no le moleste ese olor acaba por no aguantarlo. Se te mete en las entrañas". Hay casos de familias con muchos problemas, especialmente en niños, donde sufren irritaciones de ojos y de todas las mucosas y dolores de cabeza.

"Hay un problema también en los vecindarios, y es que al ser una plantación, el sistema de aspersión provoca que caigan líquidos al suelo. Eso se filtra y hemos llegado a ver problemas importantes de humedades en bloques por culta de los estropicios que provocan los cultivos de marihuana". 

A toda esa pérdida de calidad de vida se suman las citadas amenazas. "En la mayoría de casos no se cortan en amenazar. Encontramos en las operaciones contra estos cultivos a personas con armas de fuego y armas blancas. Hay quienes no dudan en amenazar para que los vecinos no hablen".

Marihuana en Jerez: los jóvenes afectados

Si por algo está perseguido el tráfico de marihuana es porque su consumo, advierten las autoridades médicas, es perjudicial para el ser humano. Y de forma diferente a como actúa el tabaco. El debate es amplio sobre su legalización o no, pero está comprobado el daño que produce el llamado Síndrome Amotivacional, el que se produce por el consumo habitual, que provoca desinterés en casi cualquier actividad diaria más allá de fumar. Es una dependencia que arraiga directamente en la relación con los demás y en el desarrollo personal. Es pasividad, incapacidad para interactuar con el entorno...

"Hay quien dice que los porros no enganchan, y sí lo hacen". "Lo primero que hay que tener en cuenta es que no es la misma marihuana que en los 80 ó 90. La actual que procede de cultivo indoor es de semilla transgénica que tiene un efecto más potente, porque está diseñada para contener más THC. Sé de casos de adolescentes que se despiertan a las tres de la mañana para fumar y poder seguir durmiendo".

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El interior de un piso dedicado al cultivo de marihuana.

Además, desde el CNP explican que reciben con cierta frecuencia llamadas de institutos por toda la ciudad, porque hay grupos de chicos que desde las 8 de la mañana necesitan fumar antes de clase. "No ya es que no atiendan en clase, que no lo hacen, sino que esa pandilla genera problemas de convivencia". 

Y tiene otra pata: "Vemos muy relacionado el consumo de marihuana con el fracaso escolar y en los primeros trabajos. Además, muchos de los accidentes de tráfico que se producen en Jerez tienen que ver con positivos en marihuana o hachís. Creen que es moco de pavo, pero son los grandes banderines de enganche hacia otras drogas como la cocaína, la heroína o el extásis".

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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